El Atlético se da un homenaje ante el Celtic y sella medio billete a octavos de la Champions con un Griezmann estelar

Los de Simeone sacaron el rodillo y se llevaron por delante al conjunto escocés gracias a una exhibición de Griezmann que además marcó dos goles. Morata, con otros dos, Lino y Saúl sentenciaron. El Celtic jugó más de una hora con un jugador menos

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Morata y Griezmann celebran uno
Morata y Griezmann celebran uno de los goles del Atlético ante el Celtic (REUTERS).

Era matar o morir. Al Atlético no le valía otro resultado que no fuera ganar para espantar así los fantasmas del pasado en Champions. “Es un grupo en el que todos vamos a quitarnos puntos”, auguraba Simeone, y al Atlético ya le habían quitado demasiados. Dos se los arrebató Provedel, el meta de la Lazio que anotó sobre la bocina en la primera jornada y otros tantos el Celtic hace menos de dos semanas. Con ganar los dos encuentros restantes en Metropolitano, al Atlético le salían las cuentas para pasar a octavos de final. Superar a los de Brendan Rodgers suponía el 50% de la clasificación y los goles de Griezmann y Morata por partida doble, Lino y Saúl (6-0) les permitieron recorrer la mitad del camino y emular el la victoria que hace medio siglo obtuvieron Adelardo, Heredia, Ayala y compañía, homenajeados en la previa del encuentro, en el Vicente Calderón tras la batalla de Glasgow.

Con el hundimiento de su equipo ante Las Palmas en Gran Canaria, Simeone alineó un once de virgueros con Koke como capitán del barco, Barrios para el último pase y Griezmann retrasando su posición de la delantera al costado izquierdo para involucrarse más en la elaboración y taponar así los ataques de Palma, quien en la ida fue un dolor de muelas para los rojiblancos. El francés es pluma y espada. Capaz de atarse los machos cuando la situación lo requiere y con la habilidad suficiente para asestar golpes certero y enviar pases a la red. Nada más iniciar el partido dio muestra de lo primero.

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Griezmann es pluma y espada

Lideró la presión y forzó el error en la salida de balón escocesa. Instantes después se tiró al suelo para rebañar el balón a Bernardo y vengar a su compañero Riquelme, quien segundos antes había sido objeto de una dura entrada del portugués. Junto al canterano formó un tándem letal que rápidamente quedó reflejado sobre el pasto. Al igual que la segunda condición del francés, la de pasador a la red. Le cayó el balón rechazado de la defensa, controló y la puso al palo largo de Hart. Imposible para el meta inglés.

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Solo habían pasado seis minutos de partido y el Atlético ya mandaba. Los pupilos de Simeone estaban vacunado al Celtic con su propia medicina. La misma que hace dos semanas los escoceses les inyectaron a los rojiblancos pasando por encima suya gracias a un intenso inicio de partido, pero esta vez fueron ellos los remolcados. El Celtic es otro equipo lejos de su feudo. Se convierten en un bloque manso que lleva la contraria al sólido combinado que forman en Escocia, empujados por los suyos. Por si el inicio no empinó lo suficiente el camino a los de Brendan Rodgers, Maeda se encargó de elevar la inclinación. Entró con los tacos por delante y Kruzliak, revisión del VAR mediante, expulsó al futbolista nipón. Le habían crecido los enanos al conjunto católico.

Morata prolonga su estado de gracia

Con Griezmann repartiendo juego y Riquelme poniendo a la grada de pie con cada cabalgada por banda, Morata reclamó parte de los focos. Los mismos que llevan alumbrándole toda la temporada. Donde antes sentía frustración, ahora hay alegría. En los escenarios que antes le generaban desconfianza, ahora se muestra más seguro que nunca de sí mismo. Cuando antes se ofuscaba debido al fallo, ahora encuentra una nueva oportunidad de resarcirse. Es la metamorfosis que genera el intangible por antonomasia del fútbol, el gol, su fiel compañero este curso.

Remató de cabeza en el segundo palo un envío de Giménez, aunque medio gol hay que acreditárselo a Griezmann y su preciso cambio de orientación. Antes de que Morata se mostrase certero, le habían invalidado un gol por fuera de juego y a punto estuvo de marcarse en propia puerta. En otro orden de las cosas, el ariete español volvió a ver puerta por cuarto encuentro consecutivo y por partida doble, pues se encargó de cerrar la manita colchonera con su gol número 28 en Champions que le permite superar a ilustres futbolistas como Mané, Rivaldo, Giggs y Rivaldo. El vendaval ofensivo del Atlético no cesó.

Giménez remató al larguero y Griezmann volvió a ver puerta tras rematar de forma acrobática un balón muerto en el área. Lino, entre algodones, fue suplente, pero reclamó su cota de protagonismo nada más ingresar al terreno de juego con un potente y colocado latigazo. Saúl se sumo a la fiesta cerrando el set rojiblanco. Todo acabó como hace cincuenta años, con el Atlético empatando en Glasgow y venciendo en Madrid. Hace medio siglo el triunfo significó el pase a la final, ahora vale media clasificación de octavos. Ya saben, partido a partido.

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