El primer ministro de Portugal, António Costa, ha dimitido este martes tras verse en vuelto en un caso de corrupción relacionado con proyectos energéticos. El dirigente luso y varios miembros de su Gabinete han sido investigados por la Fiscalía lusa por supuestos crímenes de prevaricación, corrupción activa y pasiva, y tráfico de influencias, en negocios del sector del litio y el hidrógeno.
Así lo ha confirmado el Ministerio público en un comunicado, en el que informa de que se ha llevado a cabo el registro de “espacios utilizados por el jefe de Gabinete del primer ministro” y que varios sospechosos han hablado de la implicación de Costa en el caso por “desbloquear procedimientos”.
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“Fui hoy sorprendido de que ya se ha instaurado contra mí una causa criminal, obviamente estoy totalmente disponible para colaborar con la Justicia en todo lo que entienda necesario para apurar toda la verdad, sea de la materia que sea”, ha declarado Costa antes del anuncio de su dimisión.
La Fiscalía investiga a varios miembros de su gabinete
La investigación, en la que se han registrado más de 40 lugares, se centra en las concesiones de explotación de litio en las minas de Romano y Barroso, en el norte del país; además de un proyecto de una central de producción de energía a partir de hidrógeno y otro para la construcción de un centro de datos, ambos en Sines.
Los registros fueron dictados por la Fiscalía y se están desarrollando a través de la Policía de Seguridad Pública y la Autoridad Tributaria Aduanera. Según varios medios locales, los agentes habrían registrado también la residencia del propio Costa en el marco de las investigaciones por corrupción.
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La Fiscalía ha emitido órdenes de detención contra el jefe de gabinete del primer ministro y dos de sus administradores en la sociedad de consultoría “Start Campus”, además de contra un abogado. Todos deberán presentarse ante la Justicia para ser interrogados.
Asimismo, se han declarado como sospechosos el ministro de Infraestructuras, João Galamba, y el presidente del Consejo Directivo de la Agencia Portuguesa del Ambiente.
“En estas circunstancias, obviamente, presenté mi dimisión a su excelencia el presidente de la República”, afirmó el socialista en una intervención televisada, en la que señaló que el cargo de primer ministro no es compatible con la “sospecha de la práctica de cualquier acto criminal”.
“Quiero decir, y miro a los ojos a los portugueses, que no me pesa en la conciencia la práctica de cualquier acto ilícito o ni siquiera acto censurable”, apuntó el político, quien, no obstante, considera que debe dimitir porque “la dignidad de funciones de primer ministro” no es compatible con ninguna sospecha.
Tras su renuncia, los próximos pasos a seguir serán decididos por el presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que tiene el poder de disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones si lo considera necesario.