Maldita Nerea: “No sé cómo ha surgido el fenómeno de Iñigo Quintero, pero no me gustaría estar en su piel”

El grupo liderado por Jorge Ruiz regresa con su esperado séptimo álbum de estudio, ‘Manual para seres maravillosos’. “Los huecos se dejan cuando uno se va y yo no me he ido”, indica

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Jorge Ruiz, de Maldita Nerea
Jorge Ruiz, de Maldita Nerea (Sony Music Spain)

“Cuídate mucho, escucha y no corras”. Esos son los tres pasos que Jorge Ruiz (Murcia, 1975) aconseja a los jóvenes que quieren iniciarse en la música. “Mi gran vocación es acompañar a alguien como yo, da igual la edad que tenga”, indica el creador de Maldita Nerea a Infobae España. “He llorado mucho, he llorado lo que no está escrito”, afirma. El compositor tocó fondo, uno de esos pozos sin luz que quiebran los cimientos que sostienen la vida. Ahora regresa con Manual para seres maravillosos, el séptimo disco de la banda con el que Ruiz busca “hablar de lo más valioso que tiene el ser humano, el amor”.

Durante los últimos años, el autor ha compaginado el estudio y la composición con su vocación por la enseñanza, aunque considera que la palabra profesor le “viene grande”. Ruiz es maestro de lenguaje, participa en foros educativos y tiene un taller de gestión del talento, una triple amenaza formativa con la que moldea a los talentos que buscan dar sus primeros pasos en una industria en la que Maldita Nerea está presente desde 2003. Pese a los ritmos de un sector con “modas más rápidas y menos duraderas”, la banda murciana se refugia en su público, “que parece que no envejece porque siempre tiene los mismos 25 años”.

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Con canciones que invitan al llanto y otras al renacimiento, Jorge, Maldita Nerea y sus tortugas regresan para poner pausa a una frenética existencia. “Lo que digo en este disco, y en todos, es rómpete, cuéntalo, pero chico, supéralo, trasciende a la etapa siguiente”.

Pregunta. Manual para seres maravillosos está formado por infinidad de mensajes positivos. ¿Qué inspira este álbum y, por ende, este regreso?

Respuesta. Es el primer disco en el que siento que he cambiado. Que el tipo que escribe las canciones es otro. Me rompí. Llegas al fondo del pozo y ya no puedes bajar más, ¿no? Entonces solo queda la luz. Es un proceso que todos los seres humanos vivimos varias veces a lo largo de nuestra vida. En este caso, como soy compositor, esto ha irradiado en algunas canciones como Duele, en la que estoy completamente roto, y luego en Inevitable, que es luz máxima para poder hablar de lo más valioso que tiene el ser humano, que es el amor. El amor es la energía más poderosa que existe.

P. ¿Qué te llevó a tocar fondo?

R. No hay una causa y son todas a la vez. Al final es una ruptura con el ser, o sea, con la personalidad anterior. A lo mejor me pongo un poco filosófico, pero no te preocupes, como está estudiado tampoco estoy diciendo nada nuevo. Afortunadamente, creo [y procede a tocar madera] que no se me ha ido la cabeza, que solo toqué fondo y ya está. Encontré la forma de levantarme y mirar hacia arriba. He llorado mucho, he llorado lo que no está escrito.

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P. ¿Cuál es la canción que más te ha costado componer en todo este proceso?

R. Es que han sido todas, pero vamos, las cuatro últimas del disco. Duele es donde el ego me devoró. Estaba roto. Al final, cuando estás así tienes poca energía y la creatividad es uno de los procesos humanos que más energía requiere. Yo suelo escribir desde el sí, desde la plenitud, no desde el dolor. Aquí me ha interesado mucho porque estaba completamente dolido. A partir de Inevitable, la cosa cambió. Es una sonrisa perpetua desde que empieza hasta que acaba.

P. Dices que hubo una ruptura con tu “yo” del pasado. Con respecto a la música que hacías antes, ¿qué ha cambiado?

R. Pues yo soy distinto. Siempre he resuelto mis problemas vitales con el ingenio. Eso es muy de español, de pícaro, de Lazarillo. Ahora eso no me vale. Es un proceso energético. El medio ha cambiado tanto, va a tal velocidad la cosa. Qué te voy a contar, si estás en una redacción y yo aquí hablando de tortugas. Todo ha cambiado, porque yo he cambiado.

“Afortunadamente, no se me ha ido la cabeza. Creo que toqué fondo y ya está, encontré la forma de levantarme”
Jorge Ruiz, de Maldita Nerea
Jorge Ruiz, de Maldita Nerea (Sony Music Spain)

P. ¿Existe ese mito de que cuesta más componer cuando uno está más feliz o sereno con la vida?

R. Llevo los últimos tres años investigando eso y todo se ha cruzado en Duele. Con toda la humildad te digo que no somos capaces de atravesar cada desierto. Los artistas piensan, o pensamos, que sólo se puede escribir desde el dolor. Ahí también hay un proceso de identificación y de evasión. La vida es es una castaña pilonga, vamos a evadirnos, fiesta, jiji, fantástico. Alegría de vivir. A mí me interesa más el “nosotros”. Vamos a contar que la vida es mucho más maravillosa que triste. Esto es una obviedad. Si somos ocho mil millones de personas es porque hay más amor que odio. Sin embargo, nos encanta el clickbait, nos encanta. Lo que digo en este disco, y en todos, es rómpete, cuéntalo, pero chico, supéralo, trasciende a la etapa siguiente. Si vas a la historia de la música y ves los los discos de los artistas y sus carreras, muy pocos trascienden, hay muy pocos que son felices. La mayoría se quedan en sus desiertos y están toda la vida hablando de lo mismo.

P. ¿Es porque no han sido valientes, musicalmente hablando, o porque en la tristeza hay rédito?

R. Yo cuento mi realidad y, si estoy mal, lo digo. El problema es cuando te das cuenta de que el llanto demanda más atención. Yo no lo juzgo, pero he superado mis desiertos y y mis intereses están en otros lugares. ¿Y de qué hablamos? De que el amor es maravilloso, pero vas en dirección contraria. Si pretendes ser un trend con eso, la llevas clara, pero es lo que a nosotros nos interesa.

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P. ¿Crees que ha habido un cambio generacional en vuestro estilo musical?

R. Supongo que hay cambios, pero al ojo del oyente no son tantos. Las modas ahora son mucho más rápidas y duran menos. No puedes competir contra eso y entiendo que una persona que cambie muchas veces [de gusto] piense que nuestro registro no está adaptado. En mi opinión, sí lo está. ¿Por qué? Porque hablamos de cosas que son perecederas como la importancia de quererse, la autoconfianza. La intención de adaptarte a las nuevas generaciones siempre está. Los huecos se dejan cuando uno se va y yo no me he ido, pero claro, las escenas se renuevan por una cuestión de edad cronológica, ¿no? Sin embargo, nuestro público parece que no envejece porque siempre tiene los mismos 25 años. Tengo un hijo de 17 años y un día le dije: ‘Dile a tus amigos si quieren venir al concierto’. Cuando vuelve a casa y me dice: ‘Papá, vienen todos’. No sé, no me lo explico. ¿Por qué sucede? Supuestamente están escuchando música urbana, ¿no? Es una cuestión de una retorno a la raíz y mi raíz es la música pop en castellano. Si no, ¿el fenómeno de Iñigo Quintero de dónde viene?

P. Hablando de Iñigo Quintero, que ha sido número uno global en Spotify gracias, en parte, a TikTok, si ahora hubiese nacido Maldita Nerea, ¿crees que esas ventanas que proporcionan las redes sociales hubiesen estado abiertas para vosotros o hubiese sido más complicado trascender?

R. Si te dijera que sí, te mentiría, porque no lo sé. Nosotros fuimos uno de los primeros fenómenos de YouTube en España, pero es que ese YouTube no era el YouTube de ahora, entonces no puedes decir: ‘Lo hubiera conseguido’. No lo sé. Es que creo que Sabina tampoco lo hubiera conseguido. Los que escribimos sobre cosas más intensas y densas no tenemos muchas oportunidades entre tanta velocidad. Desconozco cómo ha surgido el fenómeno de Iñigo Quintero y francamente no quisiera estar en su piel. ¿Por qué? Por la gestión emocional de todo lo que le ha pasado. No tengo ni idea de lo que hubiera hecho en su lugar. Supongo que de manera natural habría usado las herramientas de mi generación, pero dudo de si lo hubiera conseguido.

“Los huecos se dejan cuando uno se va y yo no me he ido, pero las escenas [musicales] se renuevan por una cuestión de edad cronológica”
Jorge Ruiz, de Maldita Nerea
Jorge Ruiz, de Maldita Nerea (Sony Music Spain)

P. ¿Cómo valoras la escena actual de la música en castellano?

R. Estamos viendo una eclosión importante del idioma. Nunca había pasado que otra lengua le tosiera al inglés y eso está muy bien, porque el castellano es muy rico, muy vivo, muy abierto. La velocidad nunca es buena compañera para la calidad, creo que un poco más de pausa no nos vendría mal. Hay demasiado volumen y no hay tanta audiencia. Ahora bien, yo soy optimista. ¿Por qué? Porque a nivel creativo es un momento increíble y hay artistas que no veríamos de no ser por esas herramientas.

P. ¿Hay falta de diversidad en los carteles de los festivales en España? No me refiero a igualdad entre hombres y mujeres, sino a esa queja recurrente de que son siempre los mismos grupos o artistas los que tocan en ellos.

R. Eso es por la industria, no es un problema de los músicos o de la audiencia.

“Una cosa es tocar en el WiZink y otra llenarlo. Parece que ahí toca todo Dios y para la mayoría de artistas no es ni rentable”

P. Ahora se dice que los artistas han llenado el WiZink Center, o han conseguido un sold out en el recinto, cuando en verdad lo que han hecho es abrir la pista y cerrar las gradas con lonas.

R. Eso siempre ha pasado. A la hora de venderse, se miente mucho. Normalmente, según mi experiencia, el artista ni se entera y cuando lo hace ya es tarde. Por eso siempre digo que es el artista quien debe responsabilizarse de la comunicación. Una cosa es tocar en el WiZink y otra cosa es llenar el WiZink. Eso se está dando mucho. Parece que en el WiZink toca todo Dios y para la mayoría de artistas no es ni rentable. Es muy caro porque es un recinto emblemático y los números muchas veces no salen. En nuestro caso concreto, cada vez cuesta más llenarlo porque hay más artistas y se nos ve menos. El WiZink tiene una curiosidad para nosotros. Si lo miras desde arriba parece una tortuga y si lo miras de lado es un caparazón. Es un sitio muy emblemático también por eso y queremos volver a llenarlo.

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P. ¿Y con respecto al incremento del precio de las entradas de los conciertos? Se está convirtiendo en un lujo poder ir a ver a tu artista favorito.

R. Hay un momento que me parece histórico que es cuando, en un país con las dificultades sociales y económicas como las que atraviesa Argentina, va Coldplay y llena once estadios. Se me escapan los detalles porque estamos hablando de personas que piden créditos para pagar las entradas. ¿Dónde pongo mi dinero? En ver a Chris Martin cantando Viva la vida. Es un producto emocional. Si hay alguien que está usando eso de mala manera, no puedo entrar, porque mis precios y mis tickets los gestiono yo.

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