EH Bildu fue el primero: “Si es por nosotros, no va a haber un Gobierno de derechas reaccionario en el Estado español”, dijo Otegi en una entrevista el 24 de julio. No habían pasado ni 24 horas desde que se habían cerrado las urnas, pero el partido abertzale ya estaba pidiendo “responsabilidad” a todos los partidos que pudieran frenar al PP y a Vox, “incluido Puigdemont”, dijo.
“EH Bildu está aplicando la estrategia que les funciona: priorizar el debate ideológico al independentista, parece que la formación lo rentabiliza mucho mejor”, explica Carlos Entenza, codirector de Ideas en Guerra. La maniobra de la izquierda independentista vasca es un oasis en el desierto de calamidades que se ha convertido para el PSOE la negociación de la investidura. Bildu solo ha pedido una cosa: “frenar a la ultraderecha”.
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Su táctica, explica Entenza, pasa por la dualidad: “Están aplicando dos maniobras diferentes según la arena en la que se libre la batalla”, adelanta. “Para Euskadi se reservan el debate independentista, así tienen sus bases bien amarradas, y en el Congreso recurren a lo que les une con el resto de fuerzas parlamentarias progresistas; las políticas sociales”. La intención, según explica el codirector de Ideas en Guerra, es “nutrirse de los éxitos nacionales, para seguir aumentando su base de votantes”, completa, y lo cierto es que parece estar funcionando.
En 2016 Bildu contabilizó 184.092 votos, siete años después han doblado en votos y triplicado en escaños. Son la principal fuerza municipal de Euskadi y el primer partido vasco en el Congreso. Durante la anterior legislatura, los abertzales fueron claves en leyes tan importantes como la de memoria democrática, la reforma de las pensiones, los Presupuestos Generales del Estado, la Ley del ‘solo sí es sí' o la de vivienda, que la presentaron ellos mismos.
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“Convertirse en socios habituales y de confianza del Gobierno es parte de su hoja de ruta para el objetivo final que tienen marcado: ser la fuerza hegemónica de Euskadi”, pronostica Carlos Entenza. Una fuerza electoral que no para de aumentar: “Ya son la fuerza hegemónica en la izquierda, pero no le es suficiente si, a largo plazo, quieren dar respuesta a demandas más ambiciosas, por eso acechan al PNV”, explica.
Ser la fuerza hegemónica en Euskadi
El camino para conseguir ser la primera fuera “será largo, pero es plausible”, pronostica Entenza, opinión que comparte con Ángel Muelas, también codirector de Ideas en Guerra: “Han aprendido la lección de Cataluña”. “Con procés entendieron que para conseguir algo relevante, lo debían cocinar a fuego lento, a largo plazo”, completa Muelas. Por eso parece que han dejado a un lado el debate independentista: “Necesitan una activación social con la que, hoy por hoy, no cuentan, que es lo que está pasando en Cataluña”, termina por zanjar Carlos Entenza.
Para lograr ser la fuerza hegemónica de Euskadi necesitan, al mismo tiempo, “alejarse de la idea social de que se les relacione con ETA”, al tiempo que insisten en la idea de los dos escenarios: “Por un lado, está Euskadi y por otro España en su conjunto”. “Durante la campaña de las elecciones autonómicas, la derecha utilizó a Bildu no para ganar las elecciones en el País Vasco, sino para hacerlo en el resto de España”, ejemplifica Carlos Entenza.
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En Euskadi, por otro lado, el proceso que están experimentando es otro. Bildu “debe decidir si renuncia a sus esencias y abraza el pragmatismo”. En ese pragmatismo es donde aparece la posibilidad del acceso al ejecutivo vasco: “Para gobernar, lo hemos visto con Feijóo, hace falta que te voten y tener capacidad para pactar”.
Bildu, si algún día puede aspirar a formar parte del gobierno vasco, necesitará el apoyo de partidos con implantación nacional, como el PSOE, cuestión que hoy sería difícil: “Una cosa es que el PSOE reciba los apoyos para una investidura y otra es formar una coalición con Bildu”, sentencia.