El eje franco-alemán que vertebra a la Unión Europea no pasa por su mejor momento y, en los últimos años, han sido varias y diversas las fricciones entre París y Berlín, especialmente, desde que Olaf Scholz asumiera como Canciller. Ahora estas rispideces amenazan con hacer naufragar el que está llamado a ser el programa tecnológico militar más importante de las próximas décadas: el FCAS, el futuro avión de combate de Europa en el que, desde el pasado abril, ya trabajan Francia, Alemania y España tras dejar atrás meses de demoras, justamente por los desencuentros entre franceses y alemanes. No obstante, de fracasar este ambicioso proyecto, tanto galos como germanos tienen sus respectivos planes B, pero supondría un duro golpe para España y, sobre todo, para su industria de defensa.
Las alarmas saltaron esta semana después de conocerse las intenciones del Gobierno germano de abandonar el desarrollo de este caza de sexta generación y, por el contrario, sumarse al que se señala como el proyecto rival del FCAS, la aeronave que diseñan conjuntamente Reino Unido, Italia y Japón, conocida como Tempest. De acuerdo a lo publicado por diario británico The Times, todo depende de un contrato millonario por la venta de un tercer avión de combate, el Eurofighter, a Arabia Saudí, país sobre el que Alemania mantiene, desde 2015 y por razones de derechos humanos, un embargo que impide la comercialización de armamento de origen germano, como lo son algunos componentes del caza que desea la monarquía saudí.
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Ahora, el ejecutivo de Scholz sopesa la idea de levantar este veto y destrabar esta jugosa transacción, algo que sería muy bien recibido por Londres –que lo demanda desde hace tiempo– pero, por contra, significaría un nuevo enfrentamiento con el Elíseo. Sucede ante la largamente prolongada negativa de Alemania, la petromonarquía se ha mostrado interesada por el Rafale, el avión de combate made in France. Tras el chasco –Estados Unidos mediante– de la venta de submarinos a Australia, París no soportaría perder otro contrato multimillonario en manos de un aliado y, sin dudas, tomaría duras represalias contra el culpable. Francia ya se desligó, en su momento, del desarrollo del Eurofighter para terminar diseñando por su cuenta el mencionado Rafale, antecedente que siempre se ha temido pudiera repetirse con el FCAS.
En cambio, para Berlín habilitar la venta del Eurofighter a Arabia Saudí y el consecuente beneficio económico para los países involucrados en su construcción (Alemania, Reino Unido, Italia y España) sería el precio a pagar para que Londres y Roma la aceptaran en el programa Tempest. Y ese sería también el único consuelo de España. Sin embargo, rápidamente desde el Gobierno germano salieron a desmentir esta información y aseguraron que están comprometidos con el desarrollo del FCAS, proyecto en el que planean invertir hasta 40.000 millones de euros hasta 2040.
El FCAS
El programa del FCAS va más allá de un caza de nueva generación, ya que pretende combinar distintos elementos, como satélites, drones y unidades terrestres y navales que actúen de forma coordinada como una única entidad con el fin de multiplicar las capacidades de cada componente y lograr un auténtico trabajo en red. De acuerdo a los planes, este avión reemplazará, a mediados de este siglo, a las flotas de cazas Eurofighter y Rafale actualmente en servicio en España y Alemania, los primeros, y en Francia, los segundos.
Estos tres países participan a partes iguales de su desarrollo y se han comprometido a desembolsar 8.000 millones de euros de aquí a 2029, cuando tendría que realizarse el vuelo del primer prototipo del avión. El Ministerio de Margarita Robles planea invertir 2.500 millones. Para hacer realidad el caza del futuro, cada socio ha designado a una empresa para que actúe como líder industrial nacional. De esta manera, España ha escogido a Indra; Alemania, a la filial germana de Airbus; y Francia, a la compañía Dassault. Además, otras empresas europeas también están involucradas en distintas ramas del diseño del avión: la filial española de Airbus, Safran, MTU, MBDA, GMV, Sener, ITP Aero, Thales, Tecnobit, Hensoldt, ESG, Diehl Defence y Rohde & Schwarz.