Este viernes, el Baskonia recibía en el Buesa Arena de Vitoria, al Partizan en la sexta jornada de la Euroliga. El encuentro se saldó con victoria para los locales con un marcador muy ajustado (84-84). El protagonista de esta agónica victoria fue Chima Moneke, quien anotó dos tiros libres en los últimos instantes del partido, los que darían la victoria a su equipo. Sin embargo, el encuentro dejó otros episodios, estos más desagradables, y todos relacionadas con los 40 aficionados de Belgrado que viajaron hasta España.
Las tensiones comenzaron durante el homenaje a Luis Scola. El exjugador del Baskonia, uno de los mejores que ha pasado por la capital alavesa, celebró hace nada el 23 aniversario de su debut en el equipo. Por esta razón, el equipo vitoriano quiso retirar la camiseta en forma de reconocimiento y agradecimiento. Durante este acto, los insultos y los gritos por parte de los aficionados visitantes no cesaron. Podría pensarse que los serbios venían con el pie echado, ya que varios jugadores del equipo vasco como Rakocevic habían vestido la camiseta del Partizan, así como el recién nombrado entrenador, Dusko Ivanovic, viene del banquillo de uno de sus eternos rivales, el Estrella Roja de Belgrado.
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Las tensiones aumentaron durante el partido: hubo varios problemas con la seguridad, quien tuvo que emplearse a fondo para mantener el orden. Finalmente, la Ertzaintza (policía vasca) identificó a varios hinchas y detuvo a uno de ellos al presenciar un acto de violencia de género. Acusado de agresión sexual, el seguidor del Partizan ha pasado la noche en las dependencias policiales, a espera de pasar a disposición judicial este sábado.
Moneke denuncia insultos racistas
Moneke fue el protagonista de la noche. Dio la victoria a su equipo con los dos tiros libres a falta de un segundo, pero, antes de lanzarlos, recibió presión por parte de Nunally y algún que otro rival con el objetivo de desconcertarlo y que fallara los lanzamientos. En redes sociales se comentó esta jugada, pero fue el propio ala-pívot el que quiso pronunciarse para restarle importancia. “Esto es lo que hace que el baloncesto sea divertido… pero la gente se queja cuando los jugadores son espectáculos... no tiene sentido. Respeto a esos chicos”, escribió en su cuenta de Twitter.
Tras el partido, fue el propio Moneke el que subió unos vídeos a su Instagram en el que denunciaba los insultos por parte de un aficionado del Partizan. Entre risas, ya que, se lo tomó de la mejor manera y en broma, escribía: “¿Algunos de mis fans serbios me lo puede traducir?”. El aficionado le mandó numerosos audios hablando serbio, pero entre ellos, se podía leer la frase “puto negro”, insulto racista que sí dio constancia el propio Moneke.