El Baskonia vive uno de sus momentos más convulsos en los últimos días. Con poco o nada que celebrar en el ámbito deportivo, sobre todo en la Euroliga, el club de baloncesto de Vitoria ha decidido prescindir de los servicios de Joan Peñarroya como entrenador. Para intentar remontar el vuelo, se ha recurrido al viejo conocido de casi siempre. En su cuarta etapa en el banquillo azulgrana, Dusko Ivanovic se reestrenará en el Buesa Arena este viernes. Entonces, ante el Partizan de Belgrado, vivirá in situ el homenaje al que fuera uno de sus jugadores. Considerado, de forma prácticamente unánime, el mejor que ha pasado por la capital alavesa: Luis Scola.
Hace escasas fechas, se cumplió el 23 aniversario de un debut que, en ese momento no se sabía, marcaría un antes y un después en la historia baskonista. Aquel partido inicial del ala-pívot argentino frente al Joventut de Badalona fue el primero de los hasta 447 (303 de ACB y 144 de Euroliga) que disputó, entre 2000 y 2007, en el Baskonia. Fue el equipo de su vida, gracias al que se produjo su desembarco en Europa en 1998, tras despuntar en su país de la mano de Ferro Carril Oeste: Gijón le acogería como cedido dos cursos antes de hacer las delicias de la afición vasca como nadie.
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Tanto le marcó el Baskonia y marcó él allí que en la entidad se han agarrado a su mito por excelencia para tener algo que celebrar en medio de la zozobra. Retirarle la camiseta justo ahora, cuando sus sucesores en la cancha tratan de salir a flote, no es casual. Eso sí, el reconocimiento podría haber tenido lugar en cualquier momento, porque Scola hizo méritos de sobra para conseguirlo. Se trata del cuarto jugador con más encuentros disputados en el Baskonia, cuyo palmarés fue admirable mientras tuvo en sus filas al bonaerense: una ACB (2001-2002), tres Copas del Rey (2002, 2004 y 2006), tres Supercopas (2005, 2006 y 2007) y tres clasificaciones para la Final Four de la Euroliga (2005, 2006 y 2007).
Por si todo esto fuera poco, Scola llegó a ser capitán del Baskonia, con el que anotó hasta 40 puntos en un encuentro contra el Breogán. De hecho, es el máximo anotador histórico de la entidad en la ACB, con 4.484 puntos. 2.054 llevaron su sello en la máxima competición europea. Dejar tierras vitorianas sólo lo motivó la todopoderosa NBA, en la que compitió desde 2007 a 2017 de la mano de Houston Rockets, Phoenix Suns, Indiana Pacers, Toronto Raptors y Brooklyn Nets: promedió 12 puntos y 6,7 rebotes por choque durante su periplo en la liga baloncestística más importante.
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China fue su siguiente parada a nivel de clubes, con estancias en Shanxi Zhongyu y Shanghai Sharks. En Italia, Scola se despediría del parqué, con un último paso por la élite europea en Olimpia Milán y Varese como destino final de su trayectoria. Dijo adiós en 2021, a los 41 años. Por supuesto, su etapa en la selección argentina fue igual de prestigiosa: campeón olímpico en Atenas 2004, subcampeón del mundo en 2002 y 2019, bronce olímpico en Pekín 2008 y líder histórico en partidos disputados en los Mundiales (empatado con el brasileño Ubiratan Pereira Maciel), entre otros logros.
¿Qué hace Scola en la actualidad?
Una vez abandonada la práctica deportiva profesional, Scola decidió continuar afincado en tierras italianas y pasó a convertirse en el CEO del Varese, el conjunto en el que dejó de vestirse de corto. Su apuesta por esta organización es decidida, ya que en mayo de 2022 también se convirtió en su accionista mayoritario y, por tanto, dueño. En estos momentos, son decimoterceros en la Serie A y juegan la fase de grupos de la FIBA Europe Cup.
“El modelo deportivo de Europa, en líneas generales, es obsoleto y requiere una modernización en relación con cuánto le ofrecemos al fan, a la televisión, cuánto contenido generamos y cómo damos valor para promocionar nuestra marca”, afirmó Scola recientemente en una entrevista con Forbes Argentina. “Siempre tenemos que ganar o intentar ser competitivos. Pero el gran desafío es salir un poco de ‘la cultura del domingo’. Es importante ganar y queremos ganar, pero al mismo tiempo generar valor a través de un proyecto orgánico que se pueda sostener en el tiempo”, añadía.
Pero la canasta, en nuestros días en la esfera relativa a los despachos, no es la única preocupación empresarial de Luifa. Su faceta como inversor en activos digitales, los conocidos como tokens (unidades de valor asignadas a un modelo de negocio), tampoco es nada desdeñable. Para empezar, cofundó StadioPlus, una plataforma que se dedica a vender NFT (token no fungible y, por tanto, insustituible) relacionados con el deporte a coleccionistas e inversores, en 2021. No le va mal, ya que ha trabajado con gigantes como el COI, Nike, la NBA, la FIFA, la UEFA, LaLiga, la ATP y Santander.
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Más tarde, a finales de 2022, Scola pasó a ser socio y embajador de la española Reental, una fintech (empresa que ofrece servicios y/o productos financieros digitales al cien por cien) especializada en la inversión de inmuebles. Eso sí, de forma tokenizada (cifrado de datos). Además, acaba de pasar a ser uno de los inversores de la start-up valenciana PhysioMRI, que desarrolla dispositivos de resonancia magnética de bajo campo. Y anteriormente hizo lo propio con Alef, una firma que va a producir coches voladores.
Está claro que las tecnologías disruptivas interesan lo suyo a la leyenda, con mención destacada para las criptomonedas. “Me parece que es un concepto muy interesante, la tecnología que está detrás me gusta y quiero ser parte. Todavía no sé muy bien cómo va a terminar, probablemente nadie lo sepa, pero creo que hay que estar”, sentenció Luis Scola al respecto en Forbes Argentina. No cabe duda de que ha pasado a encestar, o al menos busca lograrlo, en otras lides.