Isla Pedrosa, uno de los lugares más misteriosos de España

La cántabra, famosa por su pasado ligado a un hospital, sigue siendo un punto de interés tanto para turistas como para los aficionados a los sucesos inexplicables

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Isla Pedrosa, uno de los lugares más misteriosos de España.

La isla de Pedrosa, anteriormente conocida como Isla de la Astilla, es una de las islas más grandes de Cantabria. Este extenso rincón de la naturaleza despliega un paisaje impresionante, siendo el escenario de misterios y leyendas. Ubicada al sur de la bahía de Santander, frente a Pontejos, y conectada a tierra firme a través de dos istmos gracias a la ría de San Salvador.

Este lugar, conocido por su misterioso pasado con un sanatorio, atrae a curiosos y amantes de lo desconocido que buscan los elementos para creer en un mundo más allá de este. Cuando se accede a la isla, lo primero que se observa es el pabellón María Luisa Pelayo y luego, un sendero rodeado de eucaliptos, se llega al puente construido en 1966, ofreciendo un paseo tranquilo que permite entender la vida tranquila que se desarrolló en el hospital.

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Una vez situado en la isla de Pedrosa, es posible distinguir dos áreas bien diferenciadas. Por un lado, los edificios modernos de la Fundación Cántabra Salud y Bienestar Social, destinados primordialmente a proyectos de rehabilitación de jóvenes drogodependientes. Esto permite que, bajo el control de la administración de Cantabria, la isla mantenga su naturaleza de sanatorio, ahora centrado en la rehabilitación.

Rodeados de una frondosa vegetación y enmarcados por la bella bahía de Santander, la isla de Pedrosa se convierte en un lugar mágico para perderse en Cantabria. En medio de los eucaliptos se puede encontrar una estatua de Manuel Martín de Salazar, director general de Salud Pública en la época de la inauguración del centro sanitario. El pabellón de tuberculosos, a pesar de estar abandonado, se mantiene imponente.

Turismo paranormal

Los visitantes también pueden encontrar el teatro Infanta Beatriz junto al embarcadero, y desde allí disfrutar de vistas inolvidables de la bahía de Santander. El paseo por la isla es agradable y seguro, aunque se recomienda seguir las indicaciones de los carteles que advierten de no entrar a las ruinas. La cercanía de la A-8 convierte a la Isla en un lugar popular para el turismo, a la vez que atrae también a los aficionados a lo paranormal, incrementando su atractivo.

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Su pasado como lazareto data de 1834, cuando se propuso establecer un lugar para mantener en cuarentena a las tripulaciones de buques afectadas por enfermedades tropicales. Más tarde, la isla se convirtió en un sanatorio para tuberculosos y contó con un teatro, una iglesia, un balneario e incluso viviendas para el personal médico y enfermero, creando una pequeña comunidad con todas las comodidades y necesidades cubiertas.

La historia de la isla está marcada por fenómenos paranormales, que tomaron más fuerza después de la visita de Anita Lauda, una joven que, junto a un equipo de investigadores de sucesos paranormales, vivió experiencias extraordinarias en la isla durante una noche. Incluso el programa Cuarto Milenio se interesó de otro de los misterios que esconde la isla: las niñas pájaro. Eran niñas con malformaciones que vivían en la isla a finales de la década de los sesenta, aquejadas de progeria, una rara enfermedad que les daba aspecto de pájaro, y que fallecieron a temprana edad. Este, y otros relatos esotéricos, han pasado de generación en generación, otorgando ese halo de misterio que envuelve a la isla de Pedrosa.

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