Este miércoles 1 de noviembre es el día de todos los santos. La imagen que más se repetirá en los 17.682 cementerios españoles es la de miles de familiares visitando las tumbas y nichos de sus seres más queridos. A pesar de que los datos de la patronal, de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (PANASEF), revelan que cada vez menos personas optan por el enterramiento y más por la cremación. Si en 2017 el 38% de los fallecimientos acabó en un horno crematorio, ese porcentaje subió a un 45% en 2022. La pregunta que cada vez se hace más gente es: ¿qué hacer con las cenizas de un padre o un hijo?
En pueblos de la España vaciada, muchas familias optan porque las cenizas estén en las casas. Es una costumbre arraigada. En las grandes urbes, en cambio, las cenizas descansan en pequeñas urnas que a su vez se guardan en columbarios que se alquilan por un periodo determinado. Ana González vio que todo esto no era para ella. “Yo no quería lugares así para mí”. Por eso se juntó con unas amigas y gestaron la idea de poner en marcha Recordarium, un bosque de 15 hectáreas valladas en la localidad toledana de Méntrida “en las que las cenizas se integran en la tierra y pasan a formar parte de la naturaleza”.
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Este negocio ofrece dos escenarios posibles. Por 249 euros puedes esparcir las cenizas de tu familiar en cuatro entornos distintos: un encinar centenario, un campo de lavanda, un viñedo y un lago. Por un poco más de dinero, 699 euros, puedes plantar un árbol (hay 14 especies donde elegir) y enterrar las cenizas junto a él. Bajo un olmo, un olivo, una encina, un sauce, un fresno, un álamo, un almendro, un madroño, un pino, un granado, una higuera, un ciprés, un membrillo o un arce rojo... “El árbol se convierte en tu refugio familiar, ya que hasta las cenizas de diez personas pueden ser enterradas a sus pies. Incluso los familiares pueden recoger los frutos que da ese árbol con el paso del tiempo”, explica Ana González.
Porque para una de las impulsoras de este espacio “la muerte no es final. Es el comienzo de una nueva etapa, darle vida a un árbol, porque tus cenizas se funden con la tierra y se completa el ciclo de la vida”. González recalca que mientras conserva con Infobae España estoy “viendo y escuchando un entorno maravilloso, al fondo aparece la sierra de Gredos. Es un sitio espectacular. Yo, cuando llegué el momento, quiero descansar aquí”. Mejor, seguramente, que un frío cementerio. “Y más económico”, señala. Según el último informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) un entierro cuesta de media 3.700 euros en España.
La empresa te ofrece además toda la seguridad jurídica para cumplir con la normativa vigente, ya que en muchos reglamento autonómicos de sanidad mortuoria está prohibido esparcir las cenizas de un fallecido en espacios públicos. “Nosotros contamos con todas las licencias”. De momento llevan tres años funcionando y no les va mal. “En lo que llevamos de 2023 más de 1.000 almas descansas en un árbol y otras 900 han decidido esparcir sus cenizas. Además, tenemos 150 reservas en vida”.
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495 euros en alta mar
Otra opción es esparcir las cenizas en alta mar. Sergio Quince fundó en 2019 con un amigo en Gijón un negocio que por 495 euros permite depositar las cenizas de un fallecido en urnas biodegradables. Empezaron en Asturias, pero ya se han extendido por media España y ofrecen sus servicios en Bilbao, Santander, Avilés, Girona, Marbella, Valencia, Mallorca, Barcelona, A Coruña, Ferrol, San Sebastián, Almería, Vigo, Granada, Pontevedra, Lanzarote, Málaga... y creciendo.
Su empresa se llama ‘Hacia el Mar’ y poco a poco va teniendo su implantación. “No nos va mal. Mucha gente desconoce que está autorizado tirar las cenizas al mar”. Lo está desde 2019, desde que el Gobierno reguló un Real Decreto que fue modificado en 2022. “Hay que hacerlo con determinadas embarcaciones y en zonas permitidas”, explica Quince. “Este servicio lo suele utilizar gente que estaba muy vinculada al mar y quiere descansar en un lugar “tan íntimo y bonito” como el fondo marino. La empresa ofrece un certificado con la carta de navegación de las coordenadas donde se ha arrojado la urna. También ofrece un servicio para mascotas. “Son un miembro más de la familia”, concluye.