El acosado en clase no es ni “empollón” ni “rarito”: el perfil del alumno con más riesgo de ser víctima y sufrir la soledad

Un equipo con integrantes de distintas universidades españolas ha realizado un ambicioso estudio para profundizar en esta lacra que reconoce sufrir un 13% del alumnado

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Imagen ilustrativa de una niña
Imagen ilustrativa de una niña que sufre acoso escolar. (Foto: Europa Press)

El “empollón o el rarito” no es el alumno con más riesgo de ser víctima de acoso, sino aquel estudiante que tiene pocos amigos, una personalidad impulsiva y es varón. Un equipo de distintas universidades españolas ha realizado un estudio para investigar las conexiones entre el estudiantado con el objetivo de conocer si son víctimas de acoso y cuáles son las características sociales y personales que tienen relación para serlo.

En una entrevista a la agencia EFE con motivo este jueves del Día contra la violencia y el acoso en la escuela, instituido por la UNESCO, el coordinador del estudio y catedrático en la Carlos III de Madrid, Antonio Cabrales, destaca que “la variable más importante es saber el número de amigos y enemigos” que tiene el alumnado en el aula.

Uno de los datos "sorprendentes" del trabajo es que aquellos factores que parecen "obvios", como el origen de los alumnos, las notas que sacan o la imagen física que tienen de ellos mismos, no lo son tanto.

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"Preguntamos a todos los estudiantes que marcaran quiénes eran sus amigos y enemigos dentro del aula, además de especificar si alguno sufría 'bullying'", explica Cabrales, con el objetivo de cuantificar el impacto a la hora de ser víctima en un total de 3.700 alumnos de ESO de 16 centros educativos de Andalucía, Madrid y Cataluña.

Lo sufre un 13%

Los resultados reflejaron que un 13% de los adolescentes afirma sufrir acoso. “Nos parece preocupante que dentro de ese porcentaje un 10,3 % no se marcara como víctima pero sus compañeros de clase sí”, añade el doctor en Economía por la Universidad de California, San Diego, y exdirector del departamento de Economía del University College London.

"Si en un entorno seguro donde te dicen que es anónimo, no son capaces de marcarse, quiere decir que probablemente no se lo digan a los profesores ni a los padres".

Otras de las “sorpresas” del estudio es que por cada relación de amistad entre alumnos disminuye en un 10 % el riesgo de ser víctima de acoso, mientras que por cada enemigo dentro del aula lo aumenta en un 12%.

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"Es importante medir este número, la gente que está sola ya es un indicador y eso te ayuda a tenerlo en el punto de mira y vigilarlo para saber qué está pasando con esa persona", ha subrayado Cabrales.

A través de diferentes test cognitivos, en los que se mide el grado de paciencia, de aversión al riesgo, de conocimientos financieros o de impulsividad, los investigadores pueden predecir cuánto acoso existe dentro de los colegios y quiénes serán víctimas.

Los impulsivos, víctimas probables

Tal y como explica el investigador, en el test de impulsividad hay preguntas que si se responden de manera espontánea son obvias, pero que si se piensan un poco más, son totalmente diferentes: “Parece que una de las características personales que nos sale con este test es que los más impulsivos tienen un 70% más de probabilidad de ser víctimas”.

Por otro lado, la investigación muestra que las chicas sufren menos acoso escolar que los chicos, y que para ellos dentro de la etapa de secundaria no hay "mayor diferencia" de estar en un curso o en otro, pero en el caso de ellas el nivel de acoso se va reduciendo según avanza la edad.

El estudio forma parte de un proyecto de TeensLab, un consorcio de cinco universidades españolas (la de Loyola, de Barcelona, Carlos III, de Granada y del País Vasco) para profundizar en el conocimiento sobre el comportamiento de los adolescentes.

“No conocemos ningún otro estudio parecido. Nuestro objetivo es que se utilice esta herramienta en los centros educativos para detectar a posibles víctimas de acoso y que se expanda”, concluye Cabrales, cuyo trabajo se centra en economía de redes sociales, juegos de aprendizaje y evolución, economía experimental y conductual y organización industrial.

*(Información elaborada por Andrea Domene Lupiañez, agencia EFE)

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