Este martes “no era el día” para hablar de la reunión del número tres del PSOE con el “president” —como lo definió el PSOE— Carles Puigdemont. Así lo afirmó el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, a su llegada al Congreso en un día en el que el Parlamento sacó a pasear el baldaquino. Este toldo gigantesco se utiliza para sesiones solemnes como la del juramento de la Constitución de la princesa Leonor por su mayoría de edad.
Pero en los pasillos de la Cámara Baja, a la heredera al trono le salió un competidor (eso sí, ausente): el expresident de la Generalitat y fugado a Bélgica. Y es que, el contexto político que precedió al acto no era residual. 16 horas antes, el número tres del PSOE, el secretario de Organización, Santos Cerdán, se reunió en Bruselas con el líder de Junts para avanzar en las negociaciones de cara a la investidura de Pedro Sánchez.
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“Nosotros abrimos el camino”, apostillan fuentes cercanas a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, quien hizo lo propio a finales de septiembre. Pese al discurso del presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE abrazando la amnistía y a este gesto de la reunión, que duró alrededor de una hora, como detallan fuentes de la dirección socialista, en Ferraz siguen sin dar por cerrada la fecha de la investidura.
La semana que viene sigue siendo la más propensa, pero fuentes del grupo socialista hablan de que tienen la orden de tener la agenda despejada tanto la próxima semana como la siguiente, toda vez que la idea de la repetición electoral, aunque es muy lejana, no se les va de la cabeza. El motivo es la desconfianza que genera la pugna entre Junts y ERC por capitalizar los eventuales logros que puedan deparar las negociaciones con el PSOE, con una ley de amnistía como gran victoria.
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Esta norma, según estas voces, podría registrarse por el PSOE y el resto de grupos favorables (Junts, ERC, PNV, EH Bildu y BNG) antes de la cita de la investidura. “Hay que estar pendientes porque se miran de reojo”, remachan estas voces de Sumar, que coinciden con el PSOE en el análisis de no dar un acuerdo por hecho. “Cuando cerremos los acuerdos pondremos fecha”, apostillan fuentes socialistas implicadas en las conversaciones con los independentistas, la pata más complicada para atar la mayoría absoluta necesaria para volver a encumbrar a Pedro Sánchez.
A la espera de que estos pactos se materialicen, y lejos de las previsiones iniciales, en el PSOE destacan los avances con el partido de Carles Puigdemont frente a las reticencias que reflejan los republicanos en lo relativo a sus reclamos. Estos últimos apuran las negociaciones para que la eventual ley de amnistía ampare también a los “represaliados políticos” de la causa relacionada con Tsunami Democràtic, el movimiento independentista que agitaba las calles tras la sentencia del procés.
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Además de la “subcarpeta” de la amnistía, como se refirió el pasado lunes la portavoz del partido, Raquel Sans, ERC se ha centrado en la necesidad de un “traspaso integral” del servicio de Rodalies y una “mejora” de la financiación para hacer frente al “déficit fiscal crónico de 22.000 millones de euros” que sufre Cataluña. Estas dos cuestiones también estarían ralentizando las negociaciones, según critican fuentes del partido de Oriol Junqueras.
Si bien, estas quejas contrastan con el actual perfil bajo de Junts, una formación que hasta antes del 23 de julio había llevado a cabo una política de bloqueo institucional. La necesidad de esos siete votos empoderaron a la formación de Carles Puigdemont que, tras la reunión con la delegación del PSOE, ensalza a una figura que parte de independentismo daba por muerta en términos políticos.
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Con esta reunión, el PSOE recorrió este martes un nuevo tramo para lograr la investidura de Sánchez, pero este paso no es un trago amable para un partido que hasta antes de las elecciones defendía que Puigdemont volviera a España para ser juzgado. “Siempre con el ánimo arriba”, comentaba un barón territorial para referirse a la delicada foto de Cerdán con Puigdemont. Otro líder autonómico ponía el foco en que la reunión acercaba aún más la investidura.
En el cuartel general del partido dirigido por Pedro Sánchez no tienen complejos para defender la reunión mantenida en las dependencias de Junts per Catalunya/Lliures per Europa del Parlamento Europeo, adornado con una fotografía de una urna del 1-O, aunque la imagen no salió en las fotografías facilitadas por el PSOE. Fuentes de la dirección destacan su defensa de “la democracia y los reencuentros”.
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“Se trata de que la reconciliación la hagamos entre todos”, rematan estas fuentes, que no descartan que esta escena pueda volver a producirse llegado el caso. Si bien, estas voces aclaran que ni está en los planes ni Junts ha pedido una reunión presencial entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Al menos no por ahora. Los socialistas eran reacios a esta reunión, pero eran conscientes de que este gesto sería necesario para allanar el camino.
Por eso, delegaban esta tarea al final de la negociación, cuando el acuerdo estuviera prácticamente cerrado. La reunión de este lunes aboca a un pacto inminente entre ambos, que se podría dar a conocer en las próximas horas o días, aunque fuentes del PSOE y Sumar no se atreven a garantizar que tanto este acuerdo como el resto con los demás grupos se cierren esta semana ante las reservas aireadas por ERC.
Fuentes de la Presidencia dejan caer la posibilidad de que Francina Armengol fije este viernes la fecha de la investidura para la próxima semana y, aprovechando la reunión de la Junta de Portavoces de este viernes, se establezca el orden de este eventual pleno. Pero, al estar en contacto con el candidato socialista, tampoco se atreven a despejar la incógnita. Eso sí, se contagian del optimismo que transmite el PSOE respecto a la investidura: “Esto va viento en popa”.