¿Cuál es el secreto de la felicidad? El concepto es ambiguo, de hecho, surgen dudas sobre cómo se mide, cuánto dura y dónde se puede buscar. Las empresas, los países y las familias sueñan con derrochar alegría. Andrés Oppenheimer (Buenos Aires, 1951) ha recorrido una veintena de países para conseguir la receta de la felicidad. El condecorado periodista y escritor, después de seis años de trabajo, ha hecho públicas sus conclusiones. ¡Cómo salir del pozo! reflexiona acerca de las causas del descontento que recorre el mundo y brinda nuevas fórmulas para dejar atrás el negativismo. Un libro lleno de experiencias que pone sobre la mesa las flaquezas del sistema y echa la vista al futuro.
Andrés Oppenheimer ha presentado su libro esta semana en Madrid. El columnista argentino ha llenado no una, sino dos veces el auditorio y ha conseguido el beneplácito del público. ¡Cómo salir del pozo! habla, entre otras cosas, de cómo combatir el atraso económico, cómo domesticar los populismos y cómo aumentar la felicidad de los trabajadores. “Si la gente no es feliz, crecen los populismos. El descontento hace que los extremos ganen cada vez en más países, lo hemos visto en América Latina”, ha reconocido el autor en una conversación con Infobae España. El también conferencista ha puesto los ejemplos de Chile, Perú y Argentina, tres territorios en los que las fuerzas radicales han llegado a la segunda vuelta de las elecciones.
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“Si no adoptamos políticas para aumentar la felicidad, vamos a tener cada vez más populistas y descabellados en los puestos de poder”, ha añadido. La idea del libro, de hecho, surge tras la ola de manifestaciones que se extendió por las ciudades latinoamericanas hace seis años. Andrés Oppenheimer recuerda que los países que más crecían, donde “había mucha gente a la que no le iba para nada mal”, tuvieron las protestas más numerosas. El fenómeno tenía que tener alguna explicación y este periodista se puso el reto de dar con ella.
“No podemos caer en la trampa de creer que la felicidad puede sustituir el crecimiento económico. Si tú eres pobre, si no tienes para comer, no vas a ser feliz. La clave está en lograr las dos cosas”, ha señalado el periodista en su charla con este diario. El autor pone el foco en el empleo, la inflación y el desarrollo de la vida comunitaria. “La felicidad es peligrosa, porque la usan los populistas para tapar sus fracasos”, ha detallado Oppenheimer. La curiosidad lo ha llevado a visitar un buen número de países para descubrir por qué sus habitantes viven tan bien.
Los países nórdicos, más felices y productivos
Andrés Oppenheimer, envuelto en un mar de dudas, preparó las maletas para acudir a los países que, según las encuestas, tienen los niveles más altos de felicidad. Noruega, Dinamarca, Finlandia y Suiza, entre otros, ocupan las primeras posiciones de la tabla. “Además, también he visitado algunos países que están desarrollando políticas atractivas para promover la satisfacción de la gente, como Reino Unido y la India. En Nueva Delhi, por ejemplo, todas las escuelas públicas tienen una hora diaria de clase de felicidad, los niños hacen meditación, estudian la tolerancia y el miedo al fracaso”, ha puntualizado. El escritor considera que estas medidas repercuten en el éxito laboral: “Un empleado feliz es mucho más productivo uno que se arrastra cuando tiene que ir a trabajar”.
“Las personas más felices son menos corruptas”
La honestidad también está inversamente relacionada con el desafecto de los ciudadanos. “No es casualidad que los países más felices del mundo sean los menos corruptos. Las capitales que lideran el ranking mundial de la felicidad, como Islandia, Dinamarca y Suiza, no tienen que lidiar con esta lacra. Los países con más descontento social, como Venezuela, tienen índices más elevados de corrupción”, ha detallado. Andrés Oppenheimer recoge, en ¡Cómo salir del pozo!, varios ejemplos para ilustrar cada una de sus propuestas. “En el libro hablo de un experimento social en el que se que han tirado 17.000 billeteras en distintas ciudades de hasta 40 países. La idea era ver cuanta gente devolvía las carteras en cada país. En Dinamarca, llegaron de vuelta el 82% de las billeteras. En España, el 58%. En Argentina, el 49%- En México, el 18%. La correlación entre la corrupción y la felicidad es evidente”.
Los latinoamericanos, pesimistas por naturaleza
América Latina es, según palabras del propio autor, un continente pesimista. “Somos parranderos, alegres, pero no tenemos una vida comunitaria demasiado intensa. En las encuestas, cuando nos preguntan cuántas veces hemos sonreído en las últimas 24 horas, siempre ganamos. Pero cuando nos preguntan por la ansiedad y la depresión, también ganamos. La satisfacción tiene que ser duradera”, apunta el argentino. La falta de oportunidades para la gente joven, los precios del alquiler y las dificultades para llegar a final de mes son tres de las trabas que se esconden detrás de este resultado.
“El optimismo no es algo genético, más bien todo lo contrario, porque lo podemos fomentar”, cuenta el columnista. En su último libro, Andrés Oppenheimer se hace eco de varios estudios. Uno de ellos constata que las personas felices viven entre seis y diez años más que las que no lo son. El negativismo de los latinoamericanos está en todas partes: la música, el trabajo e incluso la historia. No obstante, el autor considera que existen razones más que suficientes para darle la vuelta a la situación: “El mundo funciona mejor, vivimos más, hemos conquistado el dolor y nuestros hijos tienen mejores condiciones de las que tenían nuestros abuelos”. Las claves para transformarlo todo están al alcance de cualquiera y, desde hace unos días, también disponibles en tu librería de confianza.