Clara Albacete está a punto de cumplir 22 años, terminó el grado de Educación Social hace unos meses y está buscando trabajo. Se ha dado como plazo hasta enero del año que viene para encontrarlo, porque aunque vive con sus padres y no tiene que pagar un alquiler, le gustaría independizarse y empezar a cotizar “lo antes posible”, cuenta a Infobae España. Si no consigue empleo, probará suerte en el extranjero.
A Clara, como a tantos otros jóvenes, le preocupa la precariedad laboral y, al no tener experiencia, teme no encontrar trabajo. Sabe que es difícil porque España, con un 26,8%, lidera la tasa de paro juvenil en la Unión Europea, superando así a Estonia (23,5%) y Grecia (22,5%), según datos de Eurostat del pasado mes de septiembre. Además, la última Encuesta de Población Activa (EPA) indica que la tasa de paro en los menores de 25 años llega hasta el 27,8%, una cifra que a pesar de que se ha reducido una décima respecto al trimestre anterior, sigue siendo más del doble de la del conjunto de la población (11,8%) desde el inicio de la crisis de 2008.
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Igualmente preocupantes son los datos que arroja la primera edición del Índice de Transiciones en Desventaja (ITeD) de la ONG Ayuda en Acción, que indican que casi la mitad de la juventud, un 40% de las personas de 15 a 29 años, sufre desventajas que le impiden acceder al mercado laboral, lo que se traduce en que sólo un 23% de las personas jóvenes están actualmente empleadas en un trabajo estable y satisfactorio que les permita acceder a bienes básicos como la vivienda.
Por otro lado, según este índice, un 30% de esos jóvenes se encuentra “en transición”, intentando encontrar trabajo, y otro 47% ni siquiera ha llegado a iniciarla. “Son muchas las barreras que obstaculizan esa transición al mercado laboral y es un problema que presenta causas estructurales: desigualdad, educación, división del trabajo y precariedad”, señala Matías Figueroa, director del Programa Europa de Ayuda en Acción, quien recuerda que en España la edad de emancipación se sitúa en los 30, “el peor dato de los últimos años”.
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Una generación “machacada”
Las mayores diferencias en el país se encuentran en los jóvenes “en transición” que están buscando empleo y en aquellos que no la han comenzado, debido a la menor proporción de las personas que ni estudia ni trabaja. Según el informe de Ayuda en Acción, que además de los datos de la EPA ha tenido como fuentes la Encuesta Continua de Hogares y el Informe Jóvenes y Mercado de Trabajo de la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social, también hay diferencias en cuanto al acceso al mercado laboral entre hombres y mujeres, ya que en 2021 había 6 puntos porcentuales a favor de la inserción masculina.
“Se suele hablar de la juventud como un colectivo homogéneo, pero sus necesidades son diversas y necesitan un acompañamiento más allá del educativo”, indica por su parte Fernando Mudarra, director general de Ayuda en Acción, que lamenta que siempre se responsabilice a los jóvenes por su situación y que se les exija una mayor flexibilidad “en lugar de generar oportunidades de trabajo”.
En ese sentido, Mudarra recuerda que los jóvenes son la generación “más machacada” al haber sufrido varias crisis en pocos años, sobre todo los que viven en contextos vulnerables. “Esto también es una emergencia de cocción lenta”, asegura.
Por otro lado, en América Latina, según el ITeD, sólo una tercera parte de los jóvenes de 15 a 19 años logró un empleo estable y satisfactorio. En esta región más del 50% de las mujeres jóvenes no había accedido al mercado laboral a inicios del 2020 y las diferencias entre hombres y mujeres que lograron un trabajo estable supera los 15 puntos porcentuales en todos los países.
Una herramienta bianual para analizar dificultades
El ITeD, que ha sido elaborado junto a la Facultad Latinoamericana de ciencias Sociales (FLACSO), la Universidad Autónoma de Barcelona y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se plantea como una herramienta bianual que “permitirá conocer dónde se producen las dificultades para que los jóvenes accedan al mercado laboral y qué políticas públicas aplicar para paliarlas, algo urgente en la actual coyuntura”, comenta Figueroa, de forma que el objetivo es “tener una fotografía de aquí al año 2030″.
El objetivo de Ayuda en Acción en España es aplicar “un modelo basado en las transiciones exitosas al mercado laboral, evitando el fracaso escolar y abandono educativo temprano, motivando la continuidad educativa y fortaleciendo las capacidades de acceso” para contribuir en el proyecto de vida de la juventud de entornos vulnerables.