A sus 87 años, el Premio Nobel de Literatura publica la que en teoría sería su última novela, Le dedico mi silencio (Alfaguara), en la que la utopía vuelve a ocupar el centro del material reflexivo, en este caso no tanto de carácter político o ideológico, sino de índole cultural, tomando como elemento fundamental la música criolla de su país de origen, Perú.
Así, compone una obra que gira en torno a uno de los buques insignia de la identidad nacional a través de sus mitologías sentimentales para trazar un relato que se sumerge en el universo popular peruano y en la historia de este género musical.
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Investigar en las raíces
El protagonista es Toño Azpilcueta, defensor de lo propio y que detesta las influencias extranjeras, un erudito de la música criolla y un nostálgico empedernido de esa Lima bohemia que quedó en el recuerdo plagada de nuevos ritmos que intentaban plasmar el sentir de la patria. Un día descubrirá a un guitarrista, Lalo Molfino y tendrá una revelación. ¿Y la música pudiera seguir de cemento para unir todo lo que nos separa, para dimanitar las diferencias (sociales, raciales) y crear un mundo mejor?
Ese será el punto de partida de Le dedico mi silencio, la vigésima novela de Mario Vargas Llosa, autor esencial de la literatura contemporánea gracias a obras como La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras o Conversación en la catedral. Se trata de una obra que combina ficción y ensayo y llega cuatro años después de Tiempos recios, su anterior trabajo.
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En busca de la novela total
El autor siempre se ha caracterizado por un estilo férreo, abigarrado, coral y virtuoso, componiendo sinfonías épicas abrumadoras. Parece como siempre hubiera querido escribir una novela total y totémica y eso también se encuentra presente en esta ocasión, pero desde otro punto de vista, dejando que su protagonista sea el encargado de orquestar esta hazaña, de manera muy irónica.
“¿En qué momento el país se había fracturado y roto por completo, separando la sierra de la costa y a un hermano de otro hermano? ¿No se necesitaba ahora, más que nunca, un libro que uniera de nuevo al Perú? ¿Podría escribir ese libro sobre el alma peruana, en el que cada uno de sus compatriotas pudiera reconocerse y recordar qué era lo que lo unía?”, dice uno de los fragmentos del libro.
Otro de los conceptos que aparecen en la novela es el de la huachafería, que aunque no tiene una traducción específica al español de otros países, es un término que se asocia a la cursilería, a la ‘horterada’ española y que tiene que ver con la implantación de nuevos modelos estéticos, urbanos y que hacen triunfar la sentimentalidad frente a la razón. Para el personaje de Toño, la huachafería sería la contribución cultural universal más importante de Perú.
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Tanto el personaje principal como el propio Vargas Llosa componen un libro de investigación repleto de datos y de referencias en el que parece querer recuperar la esencia cultural para combatir los males del mundo. Como él mismo ha declarado, su último libro sería un ensayo sobre Sartre, su maestro en su etapa de juventud y con el que cerraría su carrera.