Dominador absoluto, ganador previsible, impulsado por un gol de Rodrigo Riquelme, consolidado por el noveno tanto en doce partidos de Álvaro Morata y con suspense final por el 2-1 de Ander Guevara, el Atlético de Madrid alcanzó el récord de 14 victorias consecutivas como local en LaLiga, marcado hace una década bajo la misma dirección de Diego Simeone para doblegar 2-1 el Alavés, irrumpir en el podio de la clasificación y sentir que todo es posible en este curso.
El Metropolitano es una fortaleza. Desde el 19 de febrero, cuando se impuso al Athletic Club, hasta este domingo, solo gana el conjunto rojiblanco en su estadio, también en la Liga de Campeones contra el Feyenoord (3-2), también con el apuro final del 2-1, pero antes sin dar ninguna opción al conjunto vitoriano, animado al principio, superado de inmediato. Ya son siete jornadas sin ganar en el campeonato.
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La marca, cuya superación completa depende del próximo duelo que jugará en casa contra el Villarreal, databa de 2013, cuando también concretó 14 triunfos seguidos, entonces en el Vicente Calderón. Los dos, con Simeone al mando. El anterior, de 13 victorias, se remontaba a los orígenes de la Liga, a Ricardo Zamora y a las dos primeras Ligas del Atlético Aviación.
Tiene mérito tal secuencia de victorias en el Atlético, que se siente hoy por hoy invencible en su territorio. Es básico para construir todo lo que se propone en esta Liga, entre la expectativa que despierta en su hinchada. Esta noche lluviosa reunió en torno a su asalto a otra marca histórica de la era Simeone a 50.009 espectadores.
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Riquelme fue el único cambio en el once. Puro desborde. El extremo, hoy carrilero, se ha ganado un sitio en el Atlético. Consolidado futbolista en sus cesiones al Mirandés y al Girona ya es una realidad irrebatible en el conjunto rojiblanco. Un jugador para mucho tiempo y mucho futuro, pero también para un presente reafirmado en duelo como este domingo.
Entre el esguince de rodilla de Samuel Lino y el naufragio de Galán en Celtic Park, el canterano reapareció en el carril izquierdo, más como un extremo que como un defensa. Es su mejor virtud. Ir para adelante, regatear, incidir, profundizar e, incluso, marcar. Le negó primero el gol Sivera, en el minuto 6, con una parada salvadora. No falló a la siguiente.
El Atlético lo manejaba todo entonces, había contado tres cabezazos -dos de Morata y uno de Hermoso-, entre la sensación de que el 1-0 era una simple cuestión de tiempo que aceleró definitivamente Riquelme. En el área, primero bajó el centro con el pecho, encaró a Gorosabal, al que sobrepasó con un fino regate con la derecha para remachar con la zurda.
Previsible el gol, ya en el minuto 25, y el protagonismo del internacional sub-21, que también -demostrado está ya en apenas diez actuaciones en su vuelta al Atlético- está para jugar en el equipo rojiblanco, al que lanzó hacia un triunfo más cómodo de lo que se intuía en los primeros instantes, cuando el Alavés sostuvo su presión, centró varias veces... y se diluyó, devorado el grupo de Diego Simeone, que no lo permitió nada más. Lo ganó. Y bien.
Un gol más de Morata
Posesivo, con un 65 % del balón al descanso, preciso, seguro al son de la pelota, de sus toques pacientes, todo lo que ocurrió desde entonces lo dictó el conjunto rojiblanco. Nada más un centro chut de Sola, desbaratado atento por Oblak, se salió entonces del guion escrito por el Atlético, que celebra cada día la racha imponente de Álvaro Morata.
Son ya nueve goles en doce partidos en este curso con el Atlético (más cuatro en otros cuatro lances con la selección española) con el 2-0 que anotó al borde del descanso. Primero un quiebro a Sedelar y finalmente un zurdazo incontestable a la escuadra contraria de Sivera, que se estiró todo lo que pudo. Fue inalcanzable. Definitivo. Como acostumbra últimamente, el atacante, reivindicado, feliz, concluyente casi cada día. El pase fue de Koke, el mediocentro indispensable, que lo equilibró todo, con el balón y sin él.
El récord del Atlético
Es el momento de Morata. Y el del Atlético, que navega con fuerza hacia las cotas que se propone, subido en una racha ya de seis triunfos consecutivos en LaLiga EA Sports, la mejor racha actual de los 20 equipos que compiten en el campeonato. También son nueve duelos seguidos sin derrota, desde aquel batacazo en Valencia que pareció el fin del mundo para algunos. Simplemente fue un accidente. A golpe de victoria, la reacción es inequívoca.
Nada más ha perdido tres de sus últimos 32 encuentros en esta competición, mientras irrumpe en el podio, divisa el liderato del Real Madrid y del Girona a tan solo tres puntos, con un encuentro menos que ellos, previsto para el 23 de diciembre contra el Sevilla, y se deshizo sin sobresaltos del Alavés, que comprendió que el triunfo o el empate eran una cuestión ya imposible, salvo un giro radical en el segundo tiempo. No sucedió, pese al 2-1 de Ander Guevara ya en el suspense final del encuentro.
Antes, fue el equipo local el que insistió en el tercer gol, invalidado por el árbitro porque Llorente se zafó con sus brazos del agarrón de Duarte. Lo golpeó en el rostro. El colegiado primero señaló la continuidad del juego; después, quizá a instancias del cuarto árbitro (la acción ocurrió a su lado) cortó la acción, que terminó en el gol -anulado- de Antoine Griezmann, entre la ruidosa bronca del público de un Metropolitano de récord.
Información elaborada por la Agencia EFE