Luces, música, baile y, ante todo, una actitud vital que repela todo tipo de problemáticas que impidan ver la vida del color de rosa. Raffella Carrà ya tiene su gran musical, el espectáculo de su vida. Bailo, bailo, dirigido por Federico Bellone y basado en la película Explota, Explota de Nacho Álvarez, convierte los hits de la artista italiana, fallecida en julio de 2021, en un canto a la vida y a la músical.
Este viernes, el esperado musical, que tendrá su estreno global el próximo 3 de noviembre, se ha presentado a la prensa como el espectáculo que fue la cinta protagonizada por Ingrid García-Jonsson, Verónica Echegui, Fernando Guallar, Fernando Tejero y Natalia Millán (que retomará el papel de Rosabella en el Teatro Capitol Gran Vía). El estreno se produce pocos meses después del ochenta aniversario del nacimiento de la gran diva italiana.
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El director de Bailo, bailo adapta, de forma libre, la historia de una película a la que la propia Raffaella dio su visto bueno antes de fallecer, sintiéndose emocionada de ver cómo otros intérpretes convertían sus himnos en suyos. En ella, María, cambia Roma por Madrid después de huir de su propia boda. En la capital española se encuentra sola y perdida, pero tiene claro que quiere ser una estrella televisiva. La libertad la lleva por bandera, pero no ocurre lo propio en un país que sigue bajo el yugo de la censura franquista.
La protagonista buscará hacerse un hueco en el programa Fiesta de la televisión pública, pero para ello deberá acatar unas normas de vestimenta y de baile que no casan con sus principios vitales. Poco a poco, María irá reivindicando su poder y descubriéndose a sí misma, todo ello a ritmo de canciones míticas de la cantautora italiana como A far l’amore comincia tu, Caliente, caliente, Rumore, Pedro, 0303456, Fiesta o Bailo, bailo, que da nombre al musical.
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El musical es un canto a la vida, a la música de la corista más querida, a la diversidad, a la libertad. Una oda al baile como elemento de fricción con la censura, como motor del amor, de la pasión, de la ruptura con las cadenas que atan y oprimen. Bailo, bailo, aunque no es perfecto y a veces peca de ser víctima de su propia historia, se convierte, eso sí, en un espectáculo capaz de levantar de su asiento incluso a los más escépticos del poder de la discografía de Carrà.
El espectáculo cuenta con música y letra de varios autores, libreto de Federico Bellone y Nacho Álvarez, coreografía de Gillian Bruce, supervisión musical de Giovanni Maria Lori y la producción de Valeria Arzenton.