Los patinetes eléctricos son una alternativa de movilidad sostenible, pero la explosión de uno de ellos cuando su dueño viajaba en la línea 2 de Metro de Madrid desató todas las alarmas el pasado miércoles. Igual que ya ocurre en Barcelona, la Comunidad de Madrid ha tomado medidas después de que uno de los vagones quedara totalmente destrozado y ha decidido prohibir su uso de forma provisional en el transporte público para garantizar la seguridad de los viajeros.
Así, a partir del 4 de noviembre su utilización no estará permitida ni en el metro ni en los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) e interurbanos y urbanos en otros municipios, así como en las instalaciones y vehículos de Metro de Madrid y los cinco intercambiadores de Plaza de Castilla, Moncloa, Príncipe Pío, Plaza Elíptica y Avenida de América.
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Por suerte, el suceso de la semana pasada no dejó heridos, pero los destrozos materiales llamaron la atención y, sobre todo, desataron todas las dudas sobre la peligrosidad de estos aparatos. Ángel Sierra, experto en estos vehículos y responsable de la tienda y taller de patinetes eléctricos Sabway en Madrid, culpabiliza a los usuarios por tunear los aparatos de forma “irresponsable”.“Hacen chapuzas buscando tutoriales en Youtube o pagando precios muy bajos en talleres”, señaló este técnico en conversaciones con Infobae España.
La decisión de impedir la presencia de patinetes eléctricos en el transporte público se ha tomado este viernes de forma provisional en la reunión del Consejo de Administración del Consorcio Regional de Transportes (CRTM). Esta norma estará vigente “hasta que se verifiquen completamente las condiciones de seguridad de este tipo de elementos en el transporte público”, ha apuntado la Comunidad a través de un comunicado.
Por qué explotan las baterias de los patinetes eléctricos
Sierra explicó que la pieza que suele ocasionar la deflagración de los patinetes eléctricos es su batería, compuesta de litio. La explosión suele ser muy aparatosa, ya que cada pila —un modelo básico tiene casi 30— se convierte en un foco independiente del incendio posterior, que se asimila a un soplete en funcionamiento. Este experto detalló que la explosión no se produce de inmediato, sino que es la consecuencia del sobrecalentamiento de la batería, que puede estallar al alcanzar los 70 grados centígrados.
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Eeste tipo de accidentes tienen su origen en la manipulación de las piezas de los patinetes, el denominado tuning, según Sierra. Los usuarios modifican las baterías para tener más autonomía o eliminan el límite de velocidad de 25 kilómetros por hora estipulado por ley en España. Además, utilizan cargadores inadecuados para su modelo de patinete. Si el voltaje es notablemente superior al que soporta la batería, ésta puede acabar sobrecalentándose, como en los teléfonos móviles. “La gente es muy inconsciente”, asegura Ángel. En su taller se ha encontrado con aparatos que, al abrirlos, habían sido tuneados “con cola y celo”. El uso de materiales inadecuados aumenta el riesgo de cortocircuito, uno de los principales orígenes de las deflagraciones de los patinetes.