Así será la corbeta europea, el buque de guerra que construirán juntos España, Italia y Francia

Las empresas navales de cada uno de los países involucrados en el proyecto ya trabajan en el diseño inicial de la embarcación

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Corbeta (EDA/Fincatieri)
Corbeta (EDA/Fincatieri)

La Unión Europea ha dado el primer paso para construir la denominada Corbeta de Patrulla Europea (EPC), el buque que está llamado a convertirse en la primera embarcación militar común entre varios países de la región, especialmente, España, Francia, Italia, Grecia, Dinamarca y Noruega, estados involucrados en su desarrollo. De esta manera, la Organización para la Cooperación en Materia de Armamento ha habilitado 87 millones de euros para llevar a cabo, a lo largo de los próximos 24 meses, el diseño inicial de este buque, que supone un avance en la cooperación de defensa europea.

Tres de las mayores empresas navales del continente serán las responsables de la construcción de la corbeta europea: la española Navantia, la italiana Fincatieri y la francesa Naval Group, más la firma conjunta formada por estas dos últimas, Naviris. Además, del desarrollo también participarán otras 40 compañías de una docena de países. Del total de dinero destinado a esta primera fase de diseño, 60 millones serán financiados por la Comisión Europea, a través del Fondo Europeo de Defensa, en forma de subvenciones, mientras que los 27 millones restantes serán aportados por los países que integran el proyecto.

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Según los planes, la EPC incluirá inicialmente dos variantes: una corbeta multipropósito de largo alcance y una multipropósito de combate completo, ambas maximizando innovaciones, sinergias y la interacción entre los tres principales fabricantes. Este programa, destacan desde Navantia, contribuirá a la soberanía europea en el ámbito de los buques de segunda línea, fortaleciendo la industria regional, aumentando la eficiencia y reduciendo los retrasos para pasar de la necesidad militar a la entrega a las Armadas.

Innovación tecnológica

La corbeta europea, prometen sus impulsores, están basada en tecnologías innovadoras y disruptivas que redundarán en un buque inteligente, asequible, sostenible, interoperable y flexible diseñado para cumplir con una amplia gama de misiones como, dependiendo de los requisitos de las distintas fuerzas navales, interdicción marítima, defensa costera y asistencia humanitaria, entre otras. El barco estará equipado con sistemas de armas y sensores que le bridarán capacidad de supervivencia y autodefensa frente a amenazas en superficie, aéreas y submarinas.

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Por el momento se sabe que el buque, en un principio, tendrá una eslora de 100 metros y cinco de calado. Asimismo, será capaz de desplazar hasta 3.500 toneladas, alcanzará velocidades de hasta 24 nudos y requerirá de una tripulación de aproximadamente 100 marineros. La embarcación contará en popa con una cubierta de vuelo y un hangar para un helicóptero ligero o mediano. De igual manera, podrá operar drones de ala fija o rotatoria.

De acuerdo al Ministerio de Defensa, la Armada denominará a la variante española de la futura corbeta europea como Buque de Protección Marítima (BPM) y con este prevé sustituir, a partir de 2030, sus cuatro patrulleros de la clase Serviola, actualmente en servicio, y los patrulleros Infanta Elena e Infanta Cristina, ya dados de baja. La cartera que lidera Margarita Robles contempla que los BPM actúen en misiones de escolta de unidades de porte menor y de despliegue en tierra de unidades anfibias y de fuerzas de operaciones especiales.

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