El 25 de julio del año 750, tuvo lugar en Damasco lo que se conoce como la masacre de la dinastía Omeya, a través de la cual los abasíes tomaron el poder. A esta familia pertenecía Abd al-Rahman I (seguro que os suena de algo), el cual sobrevivió y pudo escapar de la matanza. Durante esa época, la península ya estaba habitaba por los musulmanes, por lo que se trasladó hasta allí y tras derrotar al gobernador Yusuf al-Fihri, se convirtió en el primer emir independiente de Córdoba.
Para suerte de todos, durante su reinado llevó a cabo una de las construcciones más importantes y representativas de la cultura islámica no solo en España, sino en el mundo entero. Se trata de la Mezquita-catedral de Córdoba, un impresionante edificio que corona el cielo de la ciudad y cuyo conjunto monumental quita el aliento. Tanto es así, que en el año 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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Pero esto no se queda aquí, pues a la mezquita le han seguido otros tres monumentos impresionantes que colocan a Córdoba en el mapa mundial al ser la única ciudad del mundo en albergar cuatro patrimonios de la humanidad. Así, el centro histórico, la fiesta de los patios y la Ciudad Califal de Medina Azahara han sido distinguidos con este prestigioso reconocimiento turístico mundial.
Un paseo por su centro histórico
El Patio de los Naranjos da la bienvenida a todo aquel que visita la Mezquita-catedral de Córdoba en un espacio que invita a quedarse. En el interior, el conjunto de columnas y elegantes arcos de herradura encabalgados y bicolores sorprenden gracias a su arquitectura única muy diferente a la clásica griega y romana. En el año 1994, la categoría de Patrimonio de la Humanidad se extendió a todo su casco histórico gracias a su conjunto monumental, el cual alberga un cóctel multicultural único.
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Pasear por sus bellas calles permite conocer la historia de la ciudad y viajar en el tiempo. Todo ello gracias a monumentos como el puente romano, el cual indica la entrada a la ciudad, o de la judería, con un entramado donde es necesario perderse y conocer lugares tan singulares como la sinagoga. A su vez, la cultura cristiana se deja ver de la mano del Convento de los Capuchinos, frente al popular Cristo de los Faroles. Tampoco hay que perderse el impresionante Alcázar de los Reyes Cristianos y la bella plaza de la Corredera.
Los patios y la Ciudad Califal
Más allá de su imponente conjunto arquitectónico, Córdoba es también tradición y fiesta, y una de las más importantes es la Fiesta de los patios. Tal es su interés y repercusión que en el año 2012 fue declarada el tercer Patrimonio de la Humanidad de la ciudad. Su visita es algo obligado, pues son verdaderas obras florales que dan luz y color a cada rincón de la ciudad. El festival tiene lugar en primavera, convirtiéndose en un atractivo turístico de primer orden.
Por su parte, la Ciudad Califal de Medina Azahara es el cuarto monumento que cuenta con esta distinción. Fue mandada construir por el primer califa de al-Andalus, Abd al-Rahman III en el año 936 o 940, y durante su reinado y el de al-Hakam II, la ciudad se convirtió en su capital. Su patrimonio cultural es de gran valor, de hecho, es considerada como una de las cumbres del arte islámico, tanto por su estructura y disposición urbana como por la diversidad de sus materiales, las soluciones arquitectónicas empleadas y la extraordinaria riqueza y calidad de sus programas decorativos.