PSOE y Sumar dieron este martes un importante paso hacia la investidura de Pedro Sánchez tras sellar un acuerdo de coalición con el claro objetivo de seguir otros cuatro años más en la Moncloa. Los socialistas quieren que el debate de investidura se celebre el 6 y 7 de noviembre y, aunque “no depende solo” de ellos, confían en que el pacto programático con Yolanda Díaz de pie al resto de acuerdos con los eventuales socios parlamentarios, incluido Junts. Desde Sumar también tienen el convencimiento de que el acuerdo de gobierno desembocará en una “cascada” de acuerdos con el resto de actores.
La parte mayoritaria del Gobierno trasladó hace varias semanas que el acuerdo con Sumar quedaba relegado al final, ya que era la parte “más fácil” por la experiencia de compartir gabinete en los últimos cuatro años, pero los de Yolanda Díaz siempre han defendido que una negociación no quitaba el resto. “Somos respetuosos con el resto de negociaciones que hay”, apostillan fuentes de la confluencia a la izquierda del PSOE.
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Aunque ambas partes llevaban negociando desde agosto, fue a partir de la reunión entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso cuando los respectivos equipos negociadores, liderados por María Jesús Montero (PSOE) y Nacho Álvarez (Sumar) —acostumbrados a negociar los Presupuestos en el seno del actual Gobierno de coalición—, dieron un empujón a las negociaciones para tener el acuerdo cerrado antes de que terminara octubre.
Finalmente, ambos trabajaron “intensamente” para no llevar las negociaciones al límite. “Una negociación nunca es fácil; no hay ninguna María”, señalan fuentes socialistas implicadas en las conversaciones, que destacan la experiencia previa en estos asuntos: “Los equipos negociadores llevamos ya muchos años”. Si bien, aunque el acuerdo estaba “maduro”, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz cerraron los detalles del acuerdo en la Moncloa, cuya redacción se materializó “cerca de las dos de la mañana”. “A las una de la mañana, la redacción de la jornada laboral no estaba cerrada todavía”, sostienen otras voces de la negociación acerca del escollo que atascó el pacto.
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Y es que, esta era una de las principales líneas rojas de Sumar. La medida consiste en reducir el tiempo de trabajo sin disminución salarial en 38,5 horas semanales en 2024 para llegar a las 37,5 en 2025. A partir de entonces se constituirá una mesa con los interlocutores sociales que evalúe los resultados de la reducción y siga avanzando en la disminución de la jornada legal, teniendo en cuenta las características de los distintos sectores de actividad, la evolución de la productividad y las circunstancias económicas”.
El objetivo de Sumar es llegar a las 35 horas semanales. Un pacto que las patronales ya han calificado de “atropello”. Según las estimaciones del Ministerio de Trabajo, si el futuro Gobierno consigue el apoyo de los grupos parlamentarios, esta medida beneficiará a 12 millones de personas asalariadas del sector privado.
Fuentes conocedoras de la negociación afirman que el PSOE “asumió hace poco que había que hablar de la jornada laboral”. Pero Sumar “no se conformaba” con solo abordar esta cuestión en el texto; quería “horas y fechas concretas” para aplicar esta medida. “Eso fue lo que más costó”, apostillan estas fuentes satisfechas con un acuerdo de gobierno de coalición que se comunicó a las 07.51 horas de la mañana del martes.
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Más tarde, sobre las 13 horas, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, acompañados por los equipos negociadores, la mayoría de miembros del Gobierno y representantes de ambas formaciones, lo rubricaron en una sala del madrileño Museo Reina Sofía. El escenario elegido para la ocasión se diferenció de otras citas similares efectuadas por el propio presidente del Gobierno en funciones, con cuadros significativos colgados en la pared tras el pacto del abrazo con Albert Rivera o el del primer acuerdo del gobierno de coalición progresista con Pablo Iglesias.
Con un fondo marrón y una luz tenue, el presidente del Ejecutivo en funciones y la vicepresidenta segunda (con corbata roja el primero y un vestido del mismo color la segunda) prometieron “seguir avanzando en la senda de progreso y consolidar las reformas logradas” para buscar ofrecer otros cuatro años de “estabilidad, convivencia y progreso” para España.
Preocupación en el PNV
El PNV mostró su preocupación por la posibilidad de que el acuerdo derive en una “invasión competencial”. Voces de la negociación recuerdan que, precisamente, para no expulsar a PNV y Junts de la ecuación de la posible mayoría de la legislatura, el PSOE no quería un texto “especialmente detallado”, ya que “complicaba la búsqueda de acuerdos”.
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Uno de esos puntos que puede “espantar” a estos partidos es el objetivo de alcanzar el 15% efectivo de tributación sobre el resultado contable de las grandes empresas en el impuesto de sociedades, pero estas fuentes destacan la idiosincrasia de estos partidos conservadores, pues se enfrentan en sus respectivos territorios, País Vasco y Cataluña, con otras fuerzas de izquierdas (EH Bildu y ERC, respectivamente). “No hay una mayoría de izquierdas en el Congreso, pero sí de progreso”, remachan estas voces.
Podemos, desdibujado del acuerdo, fue el único socio de Yolanda Díaz que mostró sus reservas tras el pacto, ya que IU, Más Madrid, Más País o Compromís lo valoraron “positivamente”. No obstante, ni en Moncloa ni en Sumar temen que los cinco diputados morados pongan en peligro la legislatura de Sánchez. La propia formación liderada por Ione Belarra ha recalcado que no impedirán la constitución de un nuevo gobierno progresista, pero sí que harán valer sus votos.
El PSOE, por su parte, reunirá este sábado al Comité Federal para convocar una consulta a los militantes que ratifique el acuerdo de coalición con Sumar. En este acuerdo no está incluida la eventual ley de amnistía a los encausados por el procés catalán, una medida complicada de entender para una parte del socialismo. “La amnistía no está en la mesa de negociación entre los socios porque está en otra”, confirman fuentes de la negociación, destacando que “anunciar algo” en esta dirección hubiera sido “contraproducente”.
PSOE y Sumar pusieron la primera piedra para revalidar al frente del Ejecutivo de coalición. Junts, ERC, PNV o BNG aún no han mostrado su apoyo a Sánchez, pero las conversaciones van en la “buena dirección” y el optimismo se mantiene en Moncloa de cara a un acuerdo.