Entre el final del verano y el inicio del otoño siempre se produce un repunte migratorio en la ruta canaria, una de las más peligrosas y mortíferas del mundo. Sin embargo, a lo largo de este mes de octubre ha habido un récord de llegada de migrantes al archipiélago, que ha recibido durante los primeros 15 días a 8.561 personas, según datos del Ministerio del Interior, superando incluso las cifras que se alcanzaron en la llamada “crisis de los cayucos” de 2006. Solo en este fin de semana arribaron más de 1.200 migrantes en embarcaciones precarias, muchos de ellos a la isla de El Hierro.
El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska indica que el total de inmigrantes llegados a España por vía marítima o terrestre desde el 1 de enero y hasta el 15 de octubre alcanza los 36.814, una cifra superior a los 25.169 que arribaron en ese mismo periodo en 2022. La gran mayoría, 35.812, llegó por vía marítima frente a los 23.154 que lo hizo en el año pasado.
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Ese ritmo acelerado de las llegadas, explica a Infobae España el coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) de Canarias, Juan Carlos Lorenzo, “está tensionando el sistema”, si bien se ha ido adaptando a las diferentes realidades y “ha ido mejorando su infraestructura para intentar dar una acogida más digna”, por lo que el escenario es totalmente diferente, añade el experto, a lo que se vivió por ejemplo en 2020. Aunque en ese año llegaron muchos menos migrantes a Canarias, unos 23.000, lo hicieron en una situación de pandemia y no tuvieron unas condiciones adecuadas de acogida, ni acceso a un procedimiento de asilo eficiente, según denunciaron organizaciones de derechos humanos. Hasta 2.600 personas llegaron a estar hacinadas en el muelle de Arguineguín en Gran Canaria.
No obstante, aclara Lorenzo, los cerca de 500 migrantes en situación irregular que están llegando diariamente a Canarias en estas últimas semanas hacen que “sea complicado poder dar una respuesta garantista”. En ese sentido, añade, Interior está buscando plazas de acogida para aliviar la situación actual, tanto en península como en el propio archipiélago.
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¿Qué lleva a los migrantes a huir?
El buen clima y el mar en calma por la ausencia de viento en esta época explican, en parte, ese aumento de llegadas a Canarias, pues facilita la arriesgada travesía de los migrantes, que suelen pagar unos 2.000 euros a las mafias que se nutren de su desesperación por huir a Europa en busca de un futuro más próspero. Pero aunque las condiciones climatológicas propicien la salida de los migrantes, los motivos que más influyen son la inestabilidad socioeconómica en los países de origen y la falta de oportunidades.
Los migrantes huyen de países como Malí o Burkina Faso, en la región central del Sahel, que sufren conflictos desde hace años entre grupos armados y fuerzas gubernamentales e internacionales, si bien en los últimos meses las llegadas a Canarias se producen principalmente desde Senegal, que atraviesa una grave crisis política y económica. Aunque el perfil de los migrantes varía, muchos de los senegaleses que parten en cayucos son jóvenes pescadores y comerciantes que no encuentran posibilidad de prosperar, ya que la sobrepesca industrial ha terminado socavando sus medios de subsistencia.
Se trata de una amalgama de factores, explica Lorenzo, pues la población senegalesa lleva años viviendo una situación de inestabilidad política y una crisis económica aguda que empuja a muchos jóvenes a emprender la ruta canaria. La pesca, por ejemplo, “se ha hecho inviable para muchos de ellos debido a que los costes de producción son superiores a lo que pueden ganar con la actividad”.
“Muchas de las personas senegalesas que llegan a Canarias nos hablan de la falta de horizontes vitales en su país, e incluso de la pérdida de esperanza, porque los acontecimientos políticos no conllevan una mejora de sus expectativas de futuro”, indica Lorenzo, que asegura que toda persona que es capaz de emprender “un desplazamiento forzado con este nivel de riesgo, de peligrosidad y de drama, tiene razones lo suficientemente sólidas para hacerlo”. El experto también indica que España podría experimentar más adelante las consecuencias del terremoto de Marruecos, ocurrido el pasado mes de septiembre, o del golpe de Estado en Níger que se produjo en julio.
La mayor parte de las personas que parten desde Senegal hacia Canarias en esos cayucos son hombres jóvenes, explican desde CEAR, pero también son numerosas las familias monoparentales lideradas por mujeres con hijos a su cargo y los menores que llegan solos.
Mayor despliegue de medios
El repunte migratorio ha hecho que Interior despliegue un mayor número de medios. Concretamente, según anunció Grande-Marlaska, dos nuevos aviones de la Guardia Civil se incorporaron la semana pasada a las labores de vigilancia marítima en la ruta atlántica para reforzar el dispositivo de gestión migratoria en el archipiélago, uno desplegado en Dakar para patrullar durante un mes y medio las costas de Senegal y Mauritania y otro que se une a las tareas de patrulla desde Canarias.
En ese sentido, el ministro en funciones indicó que la cooperación con los países de origen y tránsito de la migración es “el mejor camino” para hacer frente a la inmigración ilegal, al tiempo que destacó que el trabajo realizado por España ha evitado solo en 2023 “la llegada de más de 12.000 migrantes”. Además de los dos aviones de vigilancia marítima, Interior también indica que en septiembre se incrementó la dotación de la Guardia Civil en la isla de El Hierro en un 18%, además de la incorporación de forma permanente de “una decena de agentes de la Policía Nacional, especialistas en Extranjería y Fronteras y en Científica para tramitar los procedimientos iniciales de reseña de los migrantes”.
En total, indica el ministerio, las plantillas de Policía Nacional y Guardia Civil en Canarias han aumentado un 11,8% desde 2018 con el objetivo de hacer frente al fenómeno migratorio.