Entre valles, bosques y el hermoso paisaje que regala Sierra Nevada, la Alpujarra granadina emerge como una de las regiones más singulares del sur peninsular. En ella, los pueblos que la conforman se convierten en destinos únicos gracias a los parajes que albergan y su arquitectura típica. Su entramado permite hacer un recorrido por la historia que allí se vivió y conocer todos sus secretos. De todos ellos, destaca Soportújar, una villa alejada donde todo es posible.
Su bella estampa blanca combina a la perfección con el verde de las montañas que la rodean, pero por si algo sobresale es por ser uno de los pueblos más impresionantes para visitar durante estas fechas. En otoño, al color verde propio de los meses anteriores, le suceden las tonalidades marrones, doradas y ocres, vistiendo a la localidad con sus mejores galas.
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Pero esto no se queda aquí, pues a lo largo de la historia se ha nutrido de numerosas leyendas e historias que le han otorgado el título de ‘el pueblo de las brujas’. Así, durante los días previos a Halloween, brujas, dragones y otros seres inundan las calles de la localidad, convirtiéndola en un destino terrorífico ideal para disfrutarlo con los más pequeños de la casa.
Condena por brujería
Con 265 habitantes (INE 2022), Soportújar ha vuelto a aparecer en el mapa gracias al esfuerzo de los vecinos de la localidad, los cuales han utilizado sus leyendas para darles una nueva vida. Esto tiene su origen en la expulsión de los moriscos, periodo en el que gente procedente de Castilla repobló los pueblos de la Alpujarra excepto Soportújar.
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A la villa acudieron personas procedentes del norte, mayoritariamente de Galicia, las cuales llevaron a la villa una cultura pagana, unas lenguas desconocidas y unas prácticas curanderas nunca vistas. De hecho, se les conoce como brujos y brujas, un apodo ideado por los demás pueblos de la Alpujarra cuando la Santa Inquisición sentenció a una de sus mujeres a cadena perpetua por sus supuestas prácticas esotéricas.
Un recorrido terrorífico
Así, mamando esta tradición, el Ayuntamiento de la localidad puso en marcha en 2009 un proyecto embrujado que se ha convertido en todo un atractivo en la zona. A través de sus calles laberínticas se puede seguir una ruta por todas las figuras que componen este sendero tenebroso. La bruja Baba Yagá es de las primeras en aparecer y la que da la bienvenida a la villa. Para quien no lo sepa, este temible personaje es conocido en la mitología eslava por devorar niños.
Muy cerca se localiza el Centro de Interpretación de la Brujería, un espacio donde los más pequeños y grandes se pueden convertir en verdaderos hechiceros. Otra de las paradas obligatorias es la Fuente de las Brujas, uno de los puntos más emblemáticos de la villa. Se sitúa en la plaza principal, sobre un mirador que deleita a los visitantes con unas de las mejores vistas de la zona. A su vez, la Fuente del Dragón y el Pozo de los Deseos son otro de los atractivos principales.
Uno no se puede ir tampoco sin visitar la pintoresca calle Zanjilla, la cual sorprende debido a que es la más estrecha de Andalucía. Mide 48 centímetros en el punto más estrecho y 20 metros de largo, y desemboca en los conocidos como calderos de las brujas, para acabar en la gran escoba. Y ten cuidado en las alturas porque la gran serpiente maléfica y la araña tejedora acechan cada rincón.
Una de las esculturas que no pasa desapercibida es la casa de Baba Yagá, una enorme escultura en la que se puede apreciar una casa sobre dos patas de gallina. Tiene cinco metros de altura y es una de las más impresionantes de la villa. A esta le acompaña la dulce casa de Hansel y Gretel repleta de chocolate.
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Cómo llegar
Desde Granada, el viaje es de alrededor de 1 hora y 15 minutos por la carretera A-44. Por su parte, desde Málaga el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 45 minutos por la vía A-7.