La economía española fue la que más se resintió en 2020 con la pandemia, pero también ha crecido por encima de la media de la UE en los años posteriores. Además, todas las previsiones apuntan a que seguirá haciéndolo en 2024. El Gobierno insiste en atribuir este diferencial positivo a sus políticas económicas, análisis que difiere del que hace el Banco de España en su último artículo publicado este lunes en el que no hace referencia a las mismas.
En los dos primeros trimestres de 2023 el PIB español ha avanzado un 0,6% y un 0,5%, más que la media de la UE, donde el crecimiento ha sido muy cercano a cero y ha evitado por poco la recesión técnica. Para el conjunto del año, la Comisión Europea espera que España crezca un 1,9% frente al 0,8% de la media de los 27. Según el Banco de España, esta “mayor resiliencia de la economía española” se debe, en gran medida, a la distinta composición sectorial y al menor peso de los lazos comerciales con China.
En primer lugar, el artículo sostiene que la fortaleza de la actividad en España está relacionada con el mayor peso en el valor añadido bruto (VAB) de los servicios de mercado, en particular, con los vinculados al sector turístico. Transporte de viajeros, hostelería y actividades de ocio alcanzan el 11,4%, frente al 7,3% del área del euro o al 5,3% de Alemania. Estos servicios turísticos han experimentado una demanda “muy elevada” desde la reapertura económica tras la pandemia.
El segundo motivo es que el peso de las ramas manufactureras es inferior en España (2,5%) que en el conjunto del área del euro (2,7%) y Alemania (3,3%). Aunque estas han tenido un dinamismo menor que los servicios en general, se añade que el comportamiento de la industria manufacturera española, intensiva en el uso de energía, ha sido “menos desfavorable” que en el conjunto del área del euro y, sobre todo, que en Alemania. En esto influiría la excepción ibérica y la menor dependencia de los suministros rusos, aunque no se explicitan los motivos. Dentro de la industria, España también se habría visto menos afectada porque la fabricación de automóviles, que se ha resentido por los cuellos de botella, tiene un menor peso en el VAB español (1,1% frente al 4,4% de Alemania).
El tercer factor se basa en que la ralentización de China afecta menos al sector exterior español. Según cálculos del Banco de España, la desaceleración de un punto de la economía china restaría menos de un 0,01% a la economía española, mientras que impactaría con casi un -0,03% en Alemania y con un -0,015 en la UEM.
Como añadidos a estos factores, el artículo señala que otro factor de soporte para las exportaciones españolas de bienes “podría provenir de las ganancias de competitividad” frente al resto del área del euro. Estas se derivan de la mayor contención reciente de los costes laborales y los precios, pero tampoco se mencionan en este último caso las medidas del Gobierno de rebaja del IVA energético, por ejemplo. Por otra parte, se señala brevemente que el dinamismo de las ramas relacionadas con los servicios de información y comunicaciones y las actividades profesionales y técnicas “podría estar relacionado” con el impulso derivado del despliegue de los fondos Next Generation, pero no se considera un motivo central.
El Gobierno ensalza cuatro factores distintos
Ninguno de estos tres aspectos principales que señala el supervisor bancario español se escucha en las intervenciones del Gobierno ni se resaltan en el Plan Presupuestario enviado a Bruselas. Dicho documento señala que “el crecimiento diferencial de la economía española se debe a cuatro factores”: el “rápido” despliegue de los fondos europeos; el dinamismo del mercado laboral; la positiva evolución del sector exterior y la “solidez” patrimonial de hogares y empresas. “La economía española lidera el crecimiento en Europa gracias al despliegue del Plan de Recuperación y a los efectos de la política económica adoptada en los últimos cinco años”, se indica seguidamente.
En concreto, el Ejecutivo señala que desde el inicio del Plan de Recuperación (segundo semestre de 2021), la inversión en España ha crecido “casi un 5%”, mientras en la zona euro el crecimiento supera “ligeramente el 1,5 por ciento”. El Gobierno omite que tanto la inversión como el consumo privado aún no han recuperado sus niveles anteriores a la pandemia y ensalza que el segundo crece “por encima del 2%”, mientras que se estanca en la zona euro. “Las medidas adoptadas durante los últimos años han mantenido el nivel de renta real de los hogares, sobre todo de los más vulnerables, sosteniendo los niveles de consumo privado a pesar del endurecimiento de las condiciones monetarias”, señala el plan.
La economía española depende de la europea
Según la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño, si sus previsiones de crecimiento de la economía española para 2023 se cumplen (2,4%), España terminará este año con un avance del PIB respecto a 2019 mayor que el de la media europea, lo que cambiaría el relato de la recuperación tras la crisis de la pandemia.
Los datos actuales de Eurostat evidencian que la remontada se culminó en España en el tercer trimestre de 2022, algo más tarde que en la mayor parte de los países de la UE y un año después que en la media de los 27. Además, el PIB real del año 2022 es el mismo que el del año 2019, mientras que en la media de la UE ha crecido un 3,1%.
Por otra parte, cabe recordar que si el crecimiento económico de Europa se hunde, el de España también, ya que estos países son los principales socios comerciales. Esto ya ha comenzado a suceder agravado por las subidas de tipos de interés del BCE, cuyo impacto se notará más en 2024, de manera que las previsiones para el PIB español y comunitario del próximo año se han revisado a la baja.