El 62% de la comunidad universitaria europea ha sufrido violencia de género y solo el 13% lo denuncia

Así lo refleja una encuesta realizada en 45 universidades de Europa, una iniciativa que pretende visibilizar el problema y poner medidas en marcha para ayudar a las personas afectadas. La violencia de género no solo ocurre desde el profesorado hacia los estudiantes, sino también entre los propios docentes y el personal administrativo

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Varias personas sostienen un hilo
Varias personas sostienen un hilo morado durante una concentración contra la violencia machista convocada en Madrid. (Matias Chiofalo - Europa Press)

Lejos de ser un problema aislado, la violencia de género en el ámbito universitario está incrustada en las propias estructuras de las facultades. Esta es una de las principales conclusiones que arroja una encuesta realizada en 45 universidades de Europa a unas 40.000 personas, donde el 62% ha asegurado haber sufrido en algún momento algún tipo de violencia de género en la universidad y solo el 13% lo ha puesto en conocimiento de la institución en cuestión.

Según explica María Bustelo, profesora de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid, se trata de un fenómeno que no solo ocurre desde el profesorado hacia los estudiantes, sino también entre los propios docentes y el personal administrativo, “en todas las direcciones”, y que incluye tanto violencia física, como psicológica, económica y acoso sexual, entre otras formas.

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“No solo queremos entender el fenómeno, sino entender por qué es tan difícil tratarlo y cómo visibilizarlo”, indica Bustelo, que ha participado este lunes en la II Conferencia para acabar con las violencias de género en la academia, un encuentro organizado por el Ministerio de Universidades con motivo de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea que se celebra en Bilbao. Uno de los objetivos de la iniciativa es precisamente que no se siga invisibilizando este problema y que se creen protocolos para poder tratarlo y ayudar a las personas afectadas. “Una buena universidad no es la que no tiene casos de acoso o de violencia, sino que es la que lo reconoce, la que lo visibiliza y, sobre todo, lo trata de forma adecuada”, asegura Bustelo.

Una de las cuestiones más complicada, añade, es “la implementación, la puesta en práctica” de ciertas medidas, porque “ahí es donde se encuentran muchas resistencias”.”Eso es lo que ha estado en el foco de los estudios de caso” del proyecto, que cuenta con la colaboración del proyecto UNISAFE, que comprende universidades e instituciones de investigación europeas, ha indicado la experta.

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Se necesitan más medios

El hecho de que solo lo haya denunciado el 13% de las personas que han sufrido este tipo de violencia, indica Bustelo, se explica por la propia estructura jerárquica de las universidades y porque las denuncias “tienen un coste muy alto”, tal y como han evidenciado algunos casos mediáticos, añade. Más allá de los casos que son claramente denunciables, “el problema es que la violencia de género se concibe como un continuo vale y en realidad los casos más mediáticos son la punta de un iceberg”, lo cual está relacionado con la “vida cotidiana” en las universidades y la forma en la que se relacionan las personas. “Precisamente por eso es un tema tan difícil de tratar y no es solo de España, ocurre también en otros países europeos”, ha asegurado Bustelo ante la prensa.

Aunque la mayoría de los países del entorno cuenta con “marcos legales muy garantistas”, eso también se traduce en que alguien denunciado por violencia de género “puede retrasar los procesos y así contraatacar”, además de los procesos de revictimización que viven las personas afectadas.

“Cuando alguien se atreve a denunciar, rápidamente es revictimizado o revictimizada y eso es un problema”, por eso uno de los retos es abordar la protección real de las personas que denuncian. En ese sentido, no solo la prevención es importante, sino también contar con los servicios adecuados de protección, que en España, asegura Bustelo, son insuficientes. “Las unidades de igualdad, que son las que normalmente se ocupan de los casos de violencia de género, están absolutamente infradotadas”, ha indicado, por lo que ha vuelto a insistir en la importancia de proporcionar protección a las víctimas, que haya prevención y provisión de servicios.

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