La borrasca Aline dejó este jueves récords de precipitación y de viento en varios puntos del país. Madrid fue una de las ciudades que más lluvia acumuló en 24 horas, llegando a registrar en una estación meteorológica del centro 107 litros por metro cuadrado, la cantidad más alta desde 1860. El récord anterior se registró en 1972, cuando cayeron 87 litros por metro cuadrado.
No hay duda de que el jueves fue una jornada especialmente complicada en la capital por las intensas lluvias, que cayeron de forma continuada y persistente a lo largo de todo el día y con fuertes rachas de viento, provocando inundaciones en estaciones de metro y centros hospitalarios, problemas en Cercanías, caídas de árboles, balsas de agua y cortes en carreteras, entre otras incidencias. Problemas y daños que también se repitieron con las abundantes precipitaciones que dejó la DANA en Madrid el pasado mes de septiembre, ya que los fenómenos meteorológicos extremos cada vez se repiten con más frecuencia en el país, aunque queda claro que las ciudades aún tienen por hacer para adaptarse a esa realidad.
Te puede interesar: La importancia de reducir el asfalto y plantar más árboles en las ciudades: “Evitan muertes por calor”
Muchas veces, sin embargo, no ha hecho falta un aguacero histórico para que el Metro de Madrid quede inundado o haya goteras y filtraciones en hospitales públicos, una situación que, en parte, se explica debido a la “falta de mantenimiento” por parte del gobierno regional que lidera Isabel Díaz Ayuso, según denuncian desde Más Madrid. “Es cierto que esos dos episodios de lluvia han sido muy extremos [la DANA y la borrasca del jueves], pero esto no es nuevo. Por un lado, hay una falta de mantenimiento sistemático, y eso hace que ante fuertes precipitaciones eso ya permee”, dice a Infobae España María Acín, diputada de Más Madrid y portavoz de Movilidad.
Tras las “alarmantes imágenes” que se han visto en algunas estaciones del Metro a consecuencia de las intensas lluvias, Acín considera que se debe hacer una “revisión de estructuras”, porque en otras ciudades del país y de Europa que cuentan con este medio de transporte no ocurre con la misma frecuencia como en la capital, sostiene la diputada.
Te puede interesar: Clases canceladas por el calor, incendios en cualquier época del año y una sequía que no cesa: la nueva realidad que deja el cambio climático
El diseño urbano, apunta Acín, también influye, de forma que las lluvias podrían ocasionar menos daños en Madrid si la ciudad contara con más zonas verdes y reemplazara las superficies impermeables como el asfalto por otras más permeables, que permitan que el agua penetre. Estamos rodeados de asfalto y eso obviamente hace que el agua no permee. Si tuviésemos espacios dentro de cada barrio con más zonas verdes y arbolado, se podría evitar que algunas zonas queden inundadas”, añade.
Por otro lado, Sergio Zubelzu, profesor de Hidráulica, Hidrología y Riesgos de la Universidad Politécnica de Madrid, no cree que sea la falta de mantenimiento lo que ocasiona los problemas en el Metro cuando hay lluvias intensas, sino que el sistema de saneamiento no está diseñado para absorber una cantidad de lluvia tan ingente como la que cayó el jueves, porque “antes solo sucedía cada muchos años”.
“Creo que hay que hacer una profunda reflexión, porque el problema es mayúsculo y habría que cambiar el modelo”, opina Zubelzu. Consciente de que cambiar las tuberías de la ciudad por unas con mayor capacidad resultaría muy costoso, el docente propone como alternativa más factible a corto plazo la creación de estanques o lagunas artificiales en los parques, de forma que puedan retener ese agua de lluvia “para que vaya poco a poco a las tuberías y estas lo puedan asumir”.
Un amplio sistema de pozos de bombas pluviales
Sobre las inundaciones del jueves en el Metro de Madrid, la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras se ha limitado a decir a este medio que la red “está preparada y dimensionada para drenar el agua de la lluvia con un amplio sistema de pozos de bombas pluviales, fosos y sumideros”, y salvo en situaciones excepcionales de lluvias torrenciales como la del jueves, “funciona con normalidad en las 302 estaciones”, añaden.
Las incidencias por inundaciones ocasionadas por fuertes chubascos en un corto espacio de tiempo en el servicio de Metro “son episodios muy puntuales”, aseguran, si bien esos episodios extremos cada vez son más frecuentes en todo el país debido al cambio climático y no parece que vaya a mejorar de cara al futuro, tal y como señalan los expertos en la materia.
La acumulación de agua en el suburbano, señalan desde la consejería, se deben a los “aportes que recibe la red de Metro debido a la incapacidad de absorber el agua de las instalaciones colindantes”, algo que sobre todo sucede en estaciones ubicadas en puntos bajos de la ciudad. Cuando el caudal de agua es muy elevado, concluyen, los pozos de bombeo no pueden sacarlo al mismo ritmo que entra.