Era un día importante para el Partido Popular. Una demostración de fuerza institucional, tanto por la asistencia de sus presidentes autonómicos, como por la bunkerización del Senado, donde ostentan la mayoría absoluta. Sin embargo, la estrategia no ha funcionado: la comisión para debatir la amnistía, que había logrado arrastrar al mismísimo Pere Aragonès, ha terminado como una convención de presidentes del Partido Popular clamando contra la condonación de la deuda y sin golpes medianamente efectivos a Pedro Sánchez, a la amnistía, o al president catalán, que han pasado desapercibidos.
Aragonès ha entrado por la puerta del Senado, ha eludido la foto con el presidente de la Cámara, el popular Pedro Rollán, ha lanzado su discurso en catalán y se ha ido. Pese a su ausencia en el resto de intervenciones y su férrea defensa de la amnistía, los presidentes autonómicos han optado por eximirle de toda culpa, en pro de arrojársela a un ausente Pedro Sánchez. Así, el discurso unánime de los presidentes populares no ha llegado a calar al no concretarse en nada ni en nadie: Rueda ha agradecido su presencia sin críticas resonantes a la amnistía; Juanma Moreno ha abogado por la escucha entre presidentes y ha metido en el debate el rechazo de la condonación de la deuda; López Miras ha eximido de culpas a los independentistas y ha avanzado que recurrirá al Tribunal Constitución la todavía inexistente ley; Mazón se ha enredado con el valenciano y Ayuso ha hecho lo que siempre hace, autoproclamarse la mano dura de la jornada, lo que, en esta ocasión, no requería de mayor dificultad.
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El Partido Popular ya había avanzado que esta sería la estrategia: “Aragonès será el portavoz de Sánchez. Hablará como portavoz del Gobierno de coalición”, señalaban fuentes de Génova. Y así llegaron al debate, con unos discursos homogeneizados y enfocados en no poner en el punto de mira al president catalán, sino a Sánchez. Uno de los barones populares que, como la mayoría, no se ha salido del guion, así lo confirmaba en los pasillos, “no se le quería poner a él en el centro del debate”, reconocía, para a continuación ofrecer una férrea crítica a su ausencia en el resto de intervenciones.
Era un discurso que no dejaba lucirse a ninguno de los presidentes autonómicos, que actuaban como voceros de Feijóo desde el Senado, por lo que alguno ha intentado darle un toque personal, por ejemplo, asegurando que su comunidad autónoma recurriría la amnistía ante el Tribunal Constitucional, como Fernando López Miras. También lo ha secundado el presidente de Aragón, que ha dicho que se opondrán con “todos los mecanismos” que les otorga el Estado de Derecho, empezando por el recurso de inconstitucionalidad. Sin embargo, y pese a que Génova ya avanzó un recurso, no todos los presidentes autonómicos están a favor de esta medida.
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La deuda, las ausencias y la financiación enredan al PP
Además de los recursos a una eventual amnistía, las ausencias han suscitado discrepancias entre los presidentes autonómicos populares, ya que algunos han salido del Senado en cuanto ha habido un receso y otros han llegado tarde y se han perdido las intervenciones de sus compañeros. Pocos han aguantado el tirón durante más tiempo, como Juanma Moreno, Jorge Azcón o Mañueco, que han esperado que avanzase la tarde para salir de una comisión convocada por su propio partido. No han faltado las camufladas pullas al respecto desde sus propias filas, apuntando a la coherencia de atender en una sesión en la que todos han criticado las ausencias del Gobierno y la espantada de Aragonès.
También ha estado presente el debate de la condonación de la deuda. En su discurso, lo han rechazado abiertamente tanto Juanma Moreno, Prohens, Buruaga, Azcón, Guardiola o Alfonso Rueda. Y es que Cataluña es la comunidad autónoma que más dinero debe (71.852 millones de euros). Sin embargo, ha habido un silencio sonoro por parte el barón valenciano, Carlos Mazón, quien cuenta con la segunda mayor deuda de España (46.274 millones).
Las únicas comunidades que no deben nada son Madrid, Navarra y País Vasco, por lo que solo hay una autonomía del PP que no tiene cuentas pendientes. Y con las cifras encima de la mesa, la mayor parte de la deuda (107.257 millones de euros) la acaparan las comunidades autónomas gobernadas por la derecha. En lo que sí ha habido unanimidad ha sido en la financiación autonómica, que todos han utilizado como arma para cargar contra Pedro Sánchez, en una estrategia ofensiva que, claramente, se ha quedado coja.