El discurso de Leonor en los Premios Princesa de Asturias: “Entiendo muy bien cuál es mi deber”

La princesa ha sido la gran protagonista de la ceremonia de entrega de los galardones en el Teatro Campoamor de Oviedo

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Los Premios Princesa de Asturias 2023 han celebrado este viernes la ceremonia de entrega de sus galardones en el Teatro Campoamor de Oviedo. Un año más, la princesa Leonor ha sido una de las grandes protagonistas de la que ha sido su última gala antes de cumplir la mayoría de edad.

Por quinto año consecutivo, la primogénita de los reyes Felipe VI y Letizia ha ofrecido un discurso en el que ha querido reconocer la labor de todos los premiados, aunque también ha habido lugar para hacer referencia a la etapa personal que atraviesa la princesa, que está inmersa en su formación militar y, sin duda, vive uno de los momentos más importantes de su vida como heredera.

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Visiblemente nerviosa, Leonor ha leído su discurso con voz temblorosa mientras sus padres y su hermana, orgullosos y sonrientes, no perdían detalle desde el estrado. Además, sus dos abuelas han vuelto a estar presentes: la reina Sofía ha ocupado su asiento en el palco del teatro, mientras que Paloma Rocasolano se ha sentado entre los invitados del patio de butacas, donde ha escuchado con gran emoción las palabras de su nieta.

El discurso íntegro

“Majestades, autoridades, señoras y señores, me gustaría poder expresar con facilidad lo que siento en un día como hoy, aquí en Oviedo, después de haber prestado juramento de servicio a España ante nuestra bandera hace apenas dos semanas. Y tras haber iniciado mi formación militar, que me está permitiendo compartir el aprendizaje continuo con personas que han elegido una vida de servicio con grandes exigencias y renuncias personales.

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Además, el día 31 cumplo 18 años y tendré el honor de jurar la Constitución, con lo que eso significa para mí, personal e institucionalmente. Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades. Como Presidenta de honor de esta Fundación, una de ellas es comprender y valorar lo que nuestros premiados aportan a una sociedad donde convivimos muchas generaciones con la idea de lograr que quienes más lo necesitan, tengan la oportunidad de mejorar sus vidas, su educación, su salud; y que la ciencia, la cultura y la protección del medio ambiente sean una prioridad. Esto solo lo podemos lograr con objetivos comunes y esfuerzo individual y colectivo.

Al conocer el inmenso legado de Nuccio Ordine, cómo consiguió humanizar la humanidad y su defensa de los maestros, entiendo por qué la educación es el cimiento de toda sociedad que pretende ser mejor. Y con las películas de Meryl Streep, veo cómo una gran artista puede despojarse de sí misma para dejar espacio a sus personajes y diluirse en sus emociones. Y hacerlo, además, a lo largo de una carrera impecable y con libertad, valentía y sensibilidad hacia los desafíos de nuestro tiempo.

La aportación de Hélène Carrère al análisis de la historia contemporánea y los esfuerzos de la organización Mary´s Meal para alimentar a niños en sus escuelas son también ejemplos de quienes entienden que es necesario implicarse para contribuir a mejorar las cosas. Me admira que Murakami haya construido durante décadas un universo propio con palabras, en el que Oriente y Occidente se retratan en entornos urbanos y a menudo desafiantes. Y observo también con entusiasmo el afán del atleta keniata Kipchoge por superar sus límites y seguir trabajando siempre para lograr su propósito y, además, ser solidario.

Los biólogos Gordon, Greenberg y Bassler me asombran con sus estudios sobre las bacterias que habitan en nuestro organismo y lo esenciales que son para la salud y para la vida. Y el trabajo de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas se refleja en estas palabras de su director ejecutivo: hay dolencias que afectan a un cuarto de la población mundial y que representan el uno por cierto de la investigación.

Hoy están presentes sobre este escenario personas con las que aspiro a sentirme identificada, aunque sumen algunas décadas más que yo. Porque siento que transmiten, con sus acciones y en sus obras, esa esperanza que nos guía y nos inspira a los jóvenes. Quiero dar las gracias a todos nuestros premiados, también a los que nos han dejado. Por esa luz que proyectan sobre los retos y la complejidad del mundo que nos toca vivir. Y por hacer que los premios que llevan mi nombre nos animen a recorrer un camino compartido y esperanzado, sin eludir esfuerzos y con responsabilidad. Muchas gracias”.

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