Este es el abismo salarial que separa a mujeres y hombres en el fútbol profesional

Las jugadoras de la Liga F llegaron a un acuerdo con la institución para elevar su salario mínimo. Sin embargo, este ni se aproxima al sueldo mínimo de ellos, ni siquiera al de los jugadores de Segunda División

La delantera del FC Barcelona, Alexia Putellas, con el balón, ante la presencia de Arnaiz y Vanegas, de la Real Sociedad (EFE / Andreu Dalmau)

Las jugadoras de la Liga F llevaban mucho tiempo enfrascadas en arduas negociaciones con la institución con el fin de mejores sus condiciones laborales, por las que pasa también el salario mínimo. Este último asunto ha sido uno de los puntos de fricción de las reuniones de los sindicatos con la Liga F, dado que no se ponían de acuerdo sobre la cifra en la que debía situarse. Un año ni más ni menos lleno de llamadas, ofertas, negativas, nuevas reuniones, hasta que las jugadoras dijeron basta y se plantaron. Pusieron una oferta inamovible sobre la mesa. Tras una convocatoria de huelga, finalmente la competición femenina aceptó. A pesar de ser un gran avance para el fútbol femenino español, no se acerca ni por asomo al salario mínimo de la liga masculina, constituyendo un nuevo punto de desigualdad entre ambos.

16.000 euros era la cifra en la que se situaba el salario mínimo hace poco más de un mes. Una cantidad al límite del salario mínimo interprofesional que fijó el actual Gobierno y que se encuentra en 15.120 euros al año. Por ello, las jugadoras decidieron actuar, no era posible que una liga profesional contara con esas condiciones. Así, a través de los sindicatos y asociaciones de jugadores se pusieron manos a la obra. Un año después los avances eran escasos, muy escasos. Por lo que decidieron tomar cartas en el asunto y convocar una huelga para las dos primeras jornadas ligueras hasta que llegaran a un punto de entendimiento.

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El primer partido no se disputó, el acuerdo entre la competición y las jugadoras no se había sellado aún y estás mantuvieron su posición firme de no jugar. Ya bien entrada en la semana de la segunda jornada, finalmente llegaron a un acuerdo. El documento establecía que durante la temporada 23/24 el salario mínimo será de 21.000 euros, aunque podría llegar a alcanzar los 23.000 euros en función del crecimiento de los ingresos comerciales de la competición. Es decir, 5.000 euros más de los que recibían hasta ese momento. Todo un avance dentro del fútbol profesional femenino.

“La desigual es obvia”

El problema es que las comparaciones son inevitables y, aunque como dijo Aitana Bonmatí en Salvados el pasado domingo: “Nosotras no pedimos cobrar lo mismo que los hombres porque no creemos que tenga que ser así. Pedimos condiciones dignas”. Lo cierto, es que “la desigualdad es obvia”, como también afirmó la jugadora del Barça y campeona del Mundo con España.

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Y es que, el convenio colectivo de LaLiga establece que el salario mínimo de los jugadores es de 155.000 euros anuales, lo que supone un total de 11.000 euros al mes. Cabe destacar que en muchos equipo, el salario está muy por encima. Además, el de Segunda División tampoco se queda atrás, dado que se encuentra en 77.500 euros al año, lo que se traduce en 5.300 euros al mes.

Con estos datos sobre la mesa ya se observan unas diferencias evidentes, que en datos exactos se traducen en una diferencia de 134.000 euros entre ambos jugadores de primera, los masculinos y las femeninas. Además, la diferencia con los futbolistas de la competición de plata es de 56.500 euros. Es decir, todavía queda mucho camino por recorrer para las jugadoras, quienes tienen claro que el objetivo no es alcanzar el sueldo de los hombres, sino contar con uno digno.

Yo diría que es un sueldo bajo para una jugadora de fútbol profesional, teniendo en cuenta que es un trabajo 24/7, con viajes...”, aseguró Bonmatí en la entrevista. Una idea que probablemente ronde la mente de la gran mayoría de las jugadoras de la Liga F, y que no dejarán de luchar por seguir mejorando sus condiciones laborales.

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