Quintos de Mora en Toledo y La Mareta en Lanzarote. La primera dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y la segunda de Patrimonio del Estado. La primera, una impresionante finca de 6.800 hectáreas en un paraje natural con una residencia que en su día fue apodada ‘el rancho de Aznar’ porque al expresidente popular le gustaba pasar algunos periodos estivales. La segunda, una casona al borde del mar que fue remodelada por el artista local César Manrique y que cuenta con diez bungalows, piscina privada y canchas deportivas y que es uno de los lugares preferidos de Pedro Sánchez para pasar sus vacaciones.
Ambas son instalaciones del Estado, usadas con frecuencia por miembros del Gobierno de turno. Y ambas van a sufrir algunas remodelaciones en determinados elementos tras los contratos licitados recientemente. El de mayor cuantía, 1.246.123,75 euros, está siendo tramitado actualmente por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El objetivo es “la restauración ecológica de áreas degradadas y el mantenimiento y mejora de infraestructuras que aseguren los hábitats de fauna y flora y favorezcan la biodiversidad”. No hay que olvidar que este paraje está catalogado como Monte de Utilidad Pública.
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Concretamente, el proyecto persigue “restaurar diques y puntos de agua, revegetación de taludes y densificación de individuos de especies autóctonas, eliminación de restos consecuencia de la borrasca Filomena, construcción de recintos para la exclusión de herbívoros y favorecer la instauración y el regenerado de especies autóctonas, construcción y la mejora de hábitats faunísticos, tales como charcas y majanos. Quintos de Mora fue adquirido por el Estado en 1942, aunque fue el expresidente Aznar quien lo hizo famoso.
De hecho, la prensa lo apodó el ‘rancho de Aznar’ porque el exlíder del PP adoptó la vivienda que preside la finca como segunda residencia durante sus años como presidente del Gobierno. Allí, por ejemplo, se fotografió junto al presidente de EEUU George W. Bush en 2001. Por sus instalaciones también pasaron el presidente de Francia, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair. El presidente Zapatero también la usó. Otra de las fotos más icónicas se tomó en febrero de 2020, cuando Pedro Sánchez decidió realizar allí una reunión de trabajo con su nuevo Gobierno de coalición con Unidas Podemos.
El segundo contrato, más económico, es el que acaba de adjudicar Patrimonio del Estado por 13.321,04 euros para arreglar unas filtraciones que sufre la piscina privada de La Mareta, la casa de la isla de Lanzarote que también han usado varios presidentes del Gobierno para pasar sus vacaciones. Los trabajos, que han sido adjudicados a Ferretería Tías mediante un contrato menor, tienen un plazo de ejecución de dos meses. Con una superficie de 10.000 metros cuadrados, La Mareta está compuesto por diez bungalows, piscina privada, jardines de arena volcánica y vegetación típica canaria, helipuerto y canchas deportivas. Uno de sus mayores atractivos es que tiene acceso directo a la playa.
Según cuenta el exministro José Bono en su libro ‘Se levanta la sesión’ (Planeta), Juan Carlos I cedió a Patrimonio Nacional la finca de La Mareta, que el rey de Jordania le había regalado en 1989, para evitar pagar los impuestos correspondientes y asumir los gastos de su mantenimiento. Desde entonces es utilizado por los presidentes del Ejecutivo central.