En tiempos de brujas, demonios y fantasmas, algunos de los lugares más misteriosos del planeta se convierten en destinos tenebrosos o solo apto para los más valientes. No queda mucho para uno de los momentos del año en el que estos seres, ansiosos por salir del inframundo, inunden cada rincón sembrando el terror allá por donde pasan. Incluso, existen pueblos donde su presencia es permanente y se camuflan entre nosotros.
Para desgracia de los más asustadizos, España alberga un pueblo donde ‘ni Dios ha querido entrar’, pues se trata de la única localidad que ha sido excomulgada en nuestro país. Para colmo, además, está maldita, pues se dice que en sus tierras, aquelarres de temidas brujas se reunían para causar el caos. Estamos hablando de Trasmoz, una pequeña villa situada a los pies del Moncayo, en Zaragoza, que es uno de los lugares más singulares que se pueden encontrar y que se viste de gala con la llegada de Halloween.
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Un lugar de brujas
¿Pero de verdad hay brujas? Sí, y muchas, o eso al menos pensaban los vecinos de la región durante el siglo XIII. Estos rumores fue lo que hizo que en el año 1255 la localidad fuera excomulgada debido a una riña entre Trazmoz y el vecino Monasterio de Veruela. Todo comenzó tras un conflicto por la leña del Monte de la Mata, que tras mucho discutir y no llegar a una solución, el abad de Veruela entró como mediador.
Aunque de mediador poco, pues aprovechando los constantes rumores de que Trasmoz era un refugio de brujas, pidió al arzobispo de Tarazona que excomulgara al pueblo entero. Pero esto no se queda aquí, pues las tensiones entre ambos pueblos continuaron hasta el punto de que los monjes de Monasterio de Veruela desviaron el agua del pueblo, ante lo que el señor de Trasmoz, Pedro Manuel Ximenez de Urrea, se levantó en armas. La cosa no fue a más porque intercedió el rey Fernando II de Aragón poniendo cierta paz.
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Sin embargo, esta situación no le hizo mucha gracia al abad (les tenía cierta inquina) por lo que, con el permiso manifiesto del papa Julio II, Trasmoz fue maldecido en abril de 1511. “Oh, Dios de mi alabanza, no calles. Bocas de impíos y traidores están abiertas contra mí”, comenzó a cantar el abad, mientras cubría el crucifijo del altar con un velo negro y daba toques de campana para que constase en acta, o eso parece, según algunas referencias históricas.
No sería nada extraño, pues las líneas corresponden a los primeros versos del salmo 108, el cual se utilizaba durante la época para este tipo de rituales. Ocho siglos después, la villa permanece fuera de la comunión de la iglesia católica y maldita por un abad.
‘Desde mi celda’
En pleno Romanticismo, Gustavo Adolfo Bécquer se mudó al Monasterio de Veruela en el año 1857. Desde allí, en un clima misterioso e íntimo, se inspiró para escribir algunas cartas ‘Desde mi celda’ que irían dirigidas a Trasmoz. Tal fue su influencia que el propio monasterio, a día de hoy habilitado el Espacio Bécquer justo en las celdas que ocuparon.
Un castillo embrujado
Cómo no podía ser de otra forma, en Trasmoz no podía faltar un castillo embrujado, aunque visto lo visto ya nada es de extrañar. Se localiza en un extremo de la villa y según las leyendas fue escenario de constantes actos de brujería. No se conoce el origen exacto de la fortaleza, pero muy probablemente ya existía en el año 1185, tal y como recogen diversas fuentes documentales.
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Gracias a la cultura popular, a día de hoy acoge parte del Museo de la Torre, el Caballero y la Brujería. En él se pueden contemplar objetos aparecidos en las excavaciones realizadas en el lugar, pero también está dedicado a las antiguas tradiciones del pueblo y a las supersticiones que le han dado fama desde hace siglos.
Cómo llegar a Trasmoz
Desde Zaragoza, el viaje hasta Trasmoz es de alrededor de 1 hora y 5 minutos por las carreteras AP-68 y N-122 (hay peajes). Por su parte, desde Logroño el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 30 minutos por la vía AP- 68 (hay peajes).