Entre las décadas de los 50 y 60, el gobierno franquista llevó a cabo un programa de construcción de embalses en diferentes puntos de nuestro país. Esto tuvo como consecuencia la expropiación y el desalojo de numerosos pueblos que se encontraban próximos a ellos al declararse zona inundable. Estos se convirtieron en villas abandonadas, dejadas a merced de la naturaleza y donde el misterio y la curiosidad son sus nuevos vecinos.
Así, se han convertido en atractivos turísticos de un alto valor histórico y cultural, pues entre sus calles despobladas se puede conocer parte de lo que allí aconteció. De todos los que se pueden encontrar, el pueblo de Tiermas destaca por su impresionante carácter rural y bella estampa. Se localiza en Zaragoza, muy cerca de la frontera con Navarra, y su abandono, junto con el de los municipios de Escó y Ruesta, se precipitó tras la construcción del embalse de Yesa en el año 1960.
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El embalse
El proyecto del embalse de Yesa se planificó ante la necesidad de abastecer las zonas del sur de Navarra y la comarca de Las Cinco Villas de Zaragoza. Para ello se construyó la presa que contendría las aguas procedentes del río Aragón, pero como consecuencia, alrededor de 1.500 personas fueron expropiadas y vieron como sus casas quedaron totalmente anegadas. A día de hoy, solo quedan algunas construcciones en pie, las cuales son pasto de una exuberante vegetación.
Visitar sus restos es toda una experiencia, pero solo se puede hacer a pie desde la antigua carretera que conduce a Jaca, donde en la rotonda hay un carril cortado que indica la entrada del pueblo. Una vez allí, la iglesia de San Miguel, una de las construcciones más imponentes, da la bienvenida al viajero. De ella continúan en pie su alta torre, pero la cúpula se derrumbó y con ella los numerosos frescos que contenía. De hecho, está dentro de la Lista Roja de Patrimonio que lleva la asociación Hispania Nostra.
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Un balneario y villa medieval
El paseo deja ver también el origen medieval de la villa, pues en su día disponía de una muralla. De ella queda la conocida como El Portal de las Brujas, una de las antiguas puertas de acceso a la localidad. A su vez, destaca también uno de los edificios más impresionantes del lugar. Corresponde al Hotel Balneario Infanta Isabel, un complejo de lujo que ofrecía la posibilidad de bañarse en las terapéuticas aguas termales de la zona. Su estructura se distribuía en dos edificios de tres plantas unidos por una pasarela de madera.
Cuando el nivel del agua es bajo, parte de la localidad emerge del embalse. La época perfecta para descubrirlo es durante los meses de septiembre y octubre, pues es cuando acaba la época de riegos y pantano, se encuentra casi vacío. Durante este tiempo, el paraje se convierte en un balneario natural donde los turistas se acercan a darse un baño en aguas por encima de los 40 °C.
Por otro lado, tal y como cuenta el blog gullivervan.es “hay previsto un estancamiento del pantano que amenaza con tapar para siempre este lugar. El recrecimiento de la presa incluye una presa el doble de alta que conseguiría triplicar la capacidad del pantano”. Esto supondría la desaparición completa del pueblo.
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Cómo llegar
Desde Zaragoza, el viaje es de alrededor de 2 horas y 10 minutos por las vías AP-68 y AP-15 (hay peajes). Por su parte, desde Pamplona el trayecto tiene una duración de casi 40 minutos por la vía A-21.