Hace 20 años, después de cerrar y liquidar el parque Rioléon Safari d’Albinyana, en la comarca del Panadés, llegaba al Zoo de Barcelona un ejemplar de rinoceronte blanco meridional. Con más de 50 años, Pedro falleció el pasado lunes 16 de octubre, dejando un gran vacío al zoo: no solo era uno de sus animales más emblemáticos, sino que también era el único de su especie.
En los últimos días, debido a su avanzada edad -casi 54 años-, Pedro empezó un proceso de debilitación. La edad media de un rinoceronte blanco es de entre 40 y 50 años, así que no fue sorpresa el deterioro de la salud del animal. Día tras día, el rinoceronte iba perdiendo cada vez más sus fuerzas a pesar del empeño y la atención de cuidadores y veterinarios del zoo. No obstante, desde hacía años y con el objetivo de paliar sus dolencias, Pedro recibía cuidados geriátricos en el Zoo de Barcelona, un parque pionero en este aspecto, ya que alberga gran cantidad de animales de avanzada edad.
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De Sudáfrica a España
Con apenas un año de vida, en 1972, Pedro llego a España procedente de su tierra natal, Sudáfrica. Su primer destino fue un zoológico de un pequeño pueblo de Tarragona, Albinyana, hasta que en 2003 este fue embargado. Luego, las administraciones negociaron el traslado de Pedro al Zoo de Barcelona, donde pasó el resto de su vida.
“Ha muerto un animal muy querido y que representa uno de los propósitos del Zoo de Barcelona: ser refugio y garantía del bienestar de animales que requieren una protección especial”, declaró Antoni Alarcón, director de las instalaciones. Así mismo lo ha plasmado el zoo en sus redes sociales, donde ha comunicado el fallecimiento del emblemático rinoceronte y ha hablado de la labor del zoo para convertirse en centro de referencia para la cura y cuidado de animales de edades avanzadas.
La caza furtiva, la principal amenaza del rinoceronte blanco
Actualmente, la especie a la que pertenecía Pedro puede clasificarse como “casi amenazada”, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Durante años, la caza furtiva había perseguido a este tipo de rinocerontes para matarlos y hacerse con sus cuernos para venderlos posteriormente, debido al gran valor económico que estos tienen una vez convertidos en joyas. Sin embargo, en los últimos años se han implantado exitosamente programas de protección y reinserción de la especie para evitar su extinción.
Actualmente, la mayor parte de ejemplares de este animal se encuentran en Sudáfrica, aunque también se pueden encontrar en otras partes del continente africano, como Namibia, Zimbabue, Botswana o Kenya.