Pocos actores en la historia de nuestro cine pueden decir que han aparecido a la vez en algunas de las películas clave del final del franquismo, las primeras de la Transición Española, en una de las grandes series costumbristas de nuestro país anterior a Cuéntame cómo pasó e incluso en los mejores spaghetti western de Sergio Leone, como El bueno, el feo y el malo o La muerte tenía un precio. Jesús Guzmán, quien estuvo de forma más o menos visible en todas ellas, ha fallecido ahora a los 97 años, dejando tras de sí una de las carreras más prolíficas de nuestro cine.
Nacido en Madrid en 1926, Guzmán creció en el seno de una familia de actores: “Siendo hijo, nieto y biznieto de actores, estaba condenado a ser actor. Y de ellos lo aprendí todo”, comentaba en una de sus últimas entrevistas. Y así fue, pues desde los 9 años ya estaba participando en pequeñas obras de teatro, sin saber que estaba a punto de convertirse en uno de los intérpretes más prolíficos y casi pioneros del cine y la televisión española. Aunque debutó en Barcelona con la obra Pasión y muerte de Jesús, sus primeros papeles le llegaron de la mano de la compañía de Guadalupe Muñoz Sampedro, y pronto comenzó a girar por escenarios de todo el país. También por Latinoamérica, donde se convirtió en uno de los primeros españoles en aparecer en televisión a través de una producción en Puerto Rico que le coincidió mientras giraba por allí.
No tardo mucho más en llegar al cine con su talento e ingenio, y debutó en la gran pantalla junto a otro grande de nuestro cine como Tony Leblanc, con quien compartiría pantalla en Manolo, guardia urbano. Posteriormente, Guzmán apareció en títulos clave de nuestro cine como Atraco a las 3, La gran familia o en varias películas exitosas de Marisol (Marisol rumbo a Río, La nueva Cenicienta, Búsqueme a esa chica...). Guzmán tuvo el honor de aparecer también en algunos de los populares spaghetti western que se rodaron en nuestro país a través de Sergio Leone y con Clint Eastwood como protagonista, como La muerte tenía un precio o El bueno, el feo y el malo. Sin embargo, el papel más importante en la carrera de Guzmán no le esperaba en el cine, sino en una de las primeras series costumbristas de la televisión española.
Ha fallecido Jesús Guzmán, uno de los rostros indispensables del cine y la televisión españoles. Será siempre recordado por su personaje Braulio, el cartero de 'Crónicas de un pueblo', que seguiríamos disfrutando, siempre, en @rtveplay 👉 https://t.co/jNWdwnhL6n #DEP pic.twitter.com/X3h3bbYgP4
— Archivo RTVE (@ArchivoRTVE) October 17, 2023
De Braulio a Segundo
Porque el rol con el que Jesús Guzmán alcanzó la fama no fue otro que el de Braulio, el simpático cartero de Crónicas de un pueblo. Antonio Mercero escogió a Guzmán para dar vida a uno de los personajes recurrentes de la serie, que se mantuvo en emisión en Televisión Española durante más de tres años, y que hizo del actor uno de los rostros más afables y queridos de aquella época en la que las series eran la gran novedad. Famosa es la anécdota de que Guzmán estuvo a punto de no participar en la serie, pues se perdió conduciendo de camino al rodaje. El actor contaba que se dijo a sí mismo “Si el siguiente pueblo tampoco es, me vuelvo a casa”, hasta que al final dio con el sitio.
El éxito de Crónicas de pueblo le permitió a Guzmán cumplir otro de sus sueños, el de fundar su propia compañá y girar con ella por toda España. A pesar de ello, el actor no dejó de aparecer en pequeños papeles en series y cine, con participaciones en Hostal Royal Manzanares, Farmacia de guardia o Manos a la obra, y en películas como El gran Vázquez o Los del túnel, en la que hizo una de sus últimas apariciones como Segundo, si bien su último papel ha sido en la película Amalia en otoño. Nunca sabremos qué hubiese sido de Guzmán si no hubiera seguido buscando el pueblo de Santorcaz, pero afortunadamente persistió como lo hizo durante toda su carrera, y después de tantas películas, series y obras de teatro se despide uno de los más prolíficos de nuestro cine. Descanse en paz.