La autopsia practicada al cuerpo de Álvaro Prieto, el joven de 18 años hallado muerto este lunes entre dos vagones de un tren de Media Distancia en la estación de Santa Justa (Sevilla), ha confirmado que murió electrocutado al subirse al techo del tren, según ha confirmado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Así, se constata la principal hipótesis que manejaba la Policía tras la localización del cadáver, que presentaba quemaduras y otros signos compatibles con una descarga eléctrica.
Además, los investigadores contaban con una grabación clave de una cámara de seguridad de una gasolinera cercana a la zona de talleres, donde hasta ayer lunes estaba estacionado el tren al que se encaramó Álvaro, que no se había movido desde finales del mes de agosto. En las imágenes se le veía subido a la parte superior del aparato, donde sufrió una fortísima descarga eléctrica al tocar la parte de la catenaria que da energía al tren. Esta prueba también descarta otras tesis que circularon en redes sociales y que apuntaban a que el joven había sido víctima de una muerte violenta, una posibilidad no contemplada por los investigadores.
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Según las primeras conclusiones de la autopsia practicada en el Instituto de Medicina Legal de Sevilla, que ya están en manos del Juzgado de Instrucción número 11 de la capital hispalense, Álvaro murió la misma mañana en la que desapareció. El fatal desenlace ocurrió después de perder el AVE que debió coger pasadas las siete de la mañana y de la negativa del personal de Renfe de dejarle subir a otro tren que hacía parada en Córdoba.
Una zona ya rastreada
El delegado del Gobierno en Sevilla, Pedro Fernández, ha afirmado que el personal de Renfe le ofreció un cargador porque se había quedado sin batería en el móvil y no podía comprar otro billete o avisar a sus familiares, pero el joven se negó y abandonó voluntariamente la estación de Santa Justa. También ha explicado que la Policía Nacional, con ayuda de los perros especializados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), iban a rastrear este mismo lunes la zona donde yacía el cuerpo de Álvaro, que ya había sido peinada por los agentes.
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Fue al realizar una “maniobra sin pasajeros” a primera hora de la mañana cuando un equipo del programa Mañaneros de RTVE avistó la parte del cadáver que sobresalía del estrecho espacio entre dos de los vagones del tren. El aparato fue detenido y la Policía constató que el cuerpo se correspondía con el de Álvaro y portaba la misma vestimenta (camisa verde, pantalón beige y zapatillas blancas) que llevaba el joven el día de su desaparición.
El cadáver de Álvaro pudo caer desde la parte superior del tren a dicho espacio al ponerse el tren en movimiento, ya que los agentes que revisaron la zona de los talleres no lo avistaron en un primer momento.