Históricamente y geográficamente, los ríos han sido la columna vertebral del desarrollo de Europa y del mundo entero. Frontera natural entre territorios, una fuente insaciable de recursos, paso de rutas comerciales o importantes vías de comunicación, su valor ha sido y es incalculable. Gracias a ellos, grandes civilizaciones antiguas como los romanos o los griegos han sentado las bases de lo que es hoy la humanidad, pero ¿has pensado alguna vez por qué reciben estos nombres?
Volga, Danubio, Sena, Rin son algunos de los grandes ríos que pasan por las principales ciudades Europeas. En su mayoría, estos tienen su origen en las poblaciones que habitaron el viejo continente y que con el paso del tiempo se han ido adaptando al idioma de cada región. Así, entender esta transformación etimológica permite comprender de una forma más amplia la importancia que tuvieron hace miles de años.
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Volga: el más largo de Europa
Con una distancia de alrededor de 3.700 kilómetros de longitud, el río Volga es el más largo de Europa. Discurre desde las colinas del Valdái (región situada entre Moscú y San Petersburgo) hasta el Mar Caspio y su nombre proviene de la raíz indoeuropea wed relativa al agua o la humedad, tal como explica el National Geographic. De este término derivan, entre otros vocablos, Vlaga que en eslavo antiguo significa humedad.
“No obstante, no es en su apelativo en lo que más destaca, sino en la antigüedad del mismo y es que se tiene constancia de su existencia desde la época de los escitas, el pueblo de origen iraní del siglo IX a.C. Estos lo conocían como Rha, asociada al sánscrito Rasah, designada a un río sagrado. Más tarde, los turcos lo llamaron Itil o Atil. De hecho, se cree que de ahí podría provenir el nombre del mítico caudillo Atila el Huno”, explican desde el medio especializado.
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Danubio: el nombre de un Dios
Otro de los grandes caudales es el Danubio, cuyo nombre procede del latín Danubius, una divinidad de los ríos. No obstante, este tiene su origen en el término dānu, una palabra en sánscrito que significa “río” o “corriente”. Esta raíz se puede apreciar en otros ríos europeos como el Dniéper, el Dniéster o el Dão en Portugal.
Elba: un recorrido por el centro de Europa
Desde el norte de República Checa hasta Hamburgo, el origen del nombre del río Elba se le atribuye a los romanos. No obstante, el geógrafo griego Estrabón fue el primero en mencionar su existencia. “Del latín, Albis, todas sus interpretaciones terminan en un mismo significado: “río” o ‘”lecho de río”, como es el caso del germánico”, cuenta el mismo medio.
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Sena: la arteria de París
Atravesando la ‘ciudad del amor’, la estampa que crea el río Sena ha sido históricamente una importante fuente de inspiración para artistas de todas partes del mundo. Se dice que fue bautizado por el mismísimo Julio César, pues fue la primera persona que lo documentó en el libro Comentarios de la Guerra de las Galias en el siglo I a.C, bajo el topónimo de Sequana.
Con el paso del tiempo, su nombre derivó a Segana y Segona durante la Edad Media. A día de hoy se conoce como Sena, un término que es el resultado de la castellanización de su forma francesa Seine.
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Rin: una frontera estratégica
Durante la época romana, emperadores como Cicerón o Julio César denominaron a este río como el ‘río que separa Germania de la Galia’, considerándolo más como una línea fronteriza que como un caudal. Sea como fuere, nunca cayó en manos de Roma. En cuanto a su denominación, procede del latín Rhenus, que significa “arroyo”, “agua que fluye” o “río que corre”. “A diferencia de otros ríos, al proceder de la raíz *sreu- ha hecho que su nombre actual sea muy similar en todas las lenguas europeas”.
Ródano: conexión del Mediterráneo con Centroeuropa
Según el National Geographic, el origen del topónimo del río Ródano se encuentra en el libro de la Historia Natural, escrito por Plinio ‘el viejo’. “El escritor y militar romano lo situaba en Grecia y que provenía de Rhoda, una antigua comunidad original de la isla homónima que se asentó en uno de los extremos de Aigues-Mortes, en Nimes”. Sin embargo, su denominación puede proceder también de la palabra celta Rhodanus o Rhôdan, que equivale a “girar vivamente”.
Támesis: toda una incógnita
La etimología del río Támesis es a día de hoy todo un misterio, aunque existen dos versiones acerca de su origen. “Una de ellas defiende que se trata de una derivación del río Thyamis, en la región del Épiro (Grecia), desde donde se cree que emigraron las primeras tribus celtas hasta tierras británicas. La otra hace referencia a la palabra celta Tamesa, que significa “lo oscuro”, un rasgo característico de este río” afirma el medio especializado.