De momento son diez buzos, la élite de la élite, capaces de sumergirse a 100 metros de profundidad y estar bajo la más absoluta oscuridad durante cuatro horas moviéndose por los peligrosos laberintos que componen la orografía de muchas cuevas subacuáticas de España. La Guardia Civil acaba de crear una nueva unidad de buceo de alta especialización dentro de los Grupos de Actividades Subacuáticas (GEAS).
Los GEAS tienen actualmente 23 equipos repartidos por toda España, de los que tres están asignados a la Casa Real, a Presidencia del Gobierno y un tercero como unidad especial de intervención. Pero la Benemérita ha detectado que “el mundo del buceo civil, el buceo recreativo, tiene cada vez una especialización mucho más alta. El avance de la tecnología ligada al buceo ha incidido directamente en la seguridad de la ciudadanía que lo practica. Y nosotros tenemos que estar a la altura de lo que la sociedad demanda”, explica a Infobae España el capitán Hernández, jefe de este nuevo equipo.
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Con este objetivo, esta unidad de élite, bautizada como Grupo Técnico de Actividades Subacuáticas (GRUTAS), ya se ha formado para especializarse en situaciones de gran complejidad, para actuar en aguas con mayor profundidad y en espacios confinados como cuevas o cavidades recónditas. “En principio somos diez buzos, con la intención de llegar a 14. Tendremos la base en Madrid, en el municipio de Valdemoro, para poder actuar por toda España”, señala Hernández.
Para formar parte de este equipo hay que tener menos de 45 años, una muy buena capacidad física y una “importante fuerza mental”. Porque estos buzos, que se van a mover en profundidades que oscilan entre 50 y 100 metros, pueden sumergirse con seis botellas de gases de 15 kilos cada una, dos a la espalda, dos en los laterales y dos colgados en los glúteos. Los agentes que han entrado en esta unidad tienen una experiencia previa de cuatro años en los GEAS y han tenido que pasar un curso de formación que ha durado mes y medio.
“Estos buzos tienen un nivel técnico elevado. Hay que entrenar y entrenar, y tener una fortaleza mental que te haga tener la cabeza fría en situaciones adversas extremas. Saber vencer momentos de pánico que siempre se producen cuando estás, por ejemplo, en una cueva subacuática sin apenas visibilidad a 60 metros de profundidad. Si tienes un problema no puedes salir a la superficie, tienes que ser capaz de solucionarlo bajo el agua”, afirma el capitán Hernández. Y es que estos buzos son capaces de estar cuatro horas sumergidos.
Tienen su base en el municipio madrileño de Valdemoro, en el Colegio de Guardas Jóvenes Duque de Ahumada. La mayor parte de su entrenamiento lo realizan en piscina, aunque una semana al mes viajan a Murcia para trabajar en la Cueva del Agua, una red de aguas subterráneas de casi siete kilómetros ideal para practicar espeleología bajo el mar. “A partir de seis metros de profundidad, el oxígeno ex tóxico, por eso parte de nuestro trabajo consiste, por ejemplo, en saber combinar los gases que van a ir en las botellas con las que nos vamos a sumergir”.
Este equipo, antes de que se formara oficialmente, ya tuvo su bautismo en un rescate que realizaron hace meses para recuperar el cadáver de un buceador de combate, un militar, que falleció en unas prácticas a 65 metros de profundidad en un pantano de Huesca. “El frío del agua y la falta de visibilidad complicaron las labores de recuperación del cuerpo”. El Gobierno balear también les ha pedido que tomaran una muestras en unas cuevas subacuáticas de Mallorca tras un vertido. “Eran cuevas con más de un kilómetro de laberintos. Pero para eso estamos. Para trabajar donde pocos pueden llegar”.