Entre bellas playas, impresionantes acantilados y unos pintorescos pueblos costeros, la Costa Brava se consolida como uno de los principales atractivos turísticos de España. Tanto es así, que en los últimos años está viviendo una masificación turística asfixiante durante los meses de verano que hace peligrar todo su encanto. No obstante, algo innegable es la belleza innata que alberga, pues se trata de uno de los parajes costeros más bonitos y únicos de Europa.
Cómo no podía ser de otra forma, la oferta hotelera que incluye es abrumadora, pues cuenta con alojamientos de todo tipo y para todos los gustos. Así, destaca uno por ser la combinación perfecta entre arte y naturaleza en mitad de un paraje sin igual. Estamos hablando del Parador de Aiguablava, un impresionante establecimiento que se caracteriza por su renovado y moderno aspecto, pues en el año 2020 se reabrió al público con un nuevo y rompedor diseño.
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Vistas completas al mar
El Parador de Aiguablava se sitúa en un imponente acantilado mirando al mar conocido como la Punta D’es Muts. Un enclave ideal para disfrutar de hermosas calas e impresionantes espacios naturales. Su ubicación única ofrece vistas inmejorables de la Costa Brava, tanto desde las habitaciones como desde los múltiples miradores del jardín. En realidad, todo el Parador cuenta con vistas completas al mar, incluso desde el spa y la piscina exterior.
Igualmente, su arquitectura basada en la típica de la costa mediterránea hace que se alce con una imagen impecable sobre el mar mediterráneo. Además, en su interior se puede disfrutar de una colección de más de 200 obras de artistas catalanes como Dalí, Rafael Durancamps, Antoni Clavé, Tápies o Miró.
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Esta incluye también obra gráfica y óleos de gran formato como Monegros de José Beulas, Cennino Cennini o el libro del arte de Modest Cuixart o una pieza abstracta de Joan Hernández Pijuán, indican desde su página web. En cuanto a las habitaciones, cuentan con todo tipo de servicios y comodidades siempre a disposición del cliente. Su diseño moderno se combina a la perfección con trazados elegantes que no dejan indiferente a nadie.
Dos restaurantes y un spa
Tampoco hay que olvidar su rica oferta gastronómica, pues se caracteriza por ser una cocina mediterránea tradicional con gran protagonismo de pescados de lonja, mariscos y arroces. A esto se le suma una “sabrosa cocina catalana donde destacan las elaboraciones marineras con arroces de Pals, el suquet de pescados de roca, la gamba roja de Palamós, las anchoas de la Escala o la parrillada de pescados”, explican desde la web de Paradores. Todo ello gracias a sus dos restaurantes: el propio del Parador y el Mar i Vent (solo abierto durante los meses de verano).
Por si fuera poco, el Parador incluye un impresionante spa donde el viajero se puede relajar y disfrutar de multitud de tratamientos. Dispone de zona cubierta y de piscina exterior de temporada, desde donde poder observar una de las mejores vistas de la Costa Brava. A su vez, es necesario reservar con antelación los circuitos y tratamientos que se desean (para la información de los tratamientos, consultar la página web paradores.es/es/parador-de-aiguablava).
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Playas, calas y bellos pueblos medievales
El entorno donde se incrusta la bahía de Aiguablava cuenta con un gran número de rincones mágicos que son una delicia. La mejor forma de recorrerla es a través de los bellos caminos de ronda, antiguos pasajes que bordean la costa y dan acceso a las preciosas calas de Begur. A su vez, la cultura es otro de los puntos que destacan de Aiguablava, pues permite conocer hermosos pueblos medievales como son Pals y Peratallada, o el pueblo de Begur, coronado por su imponente castillo, que cuenta con un yacimiento arqueológico medieval.
A esto se le suma la posibilidad de practicar infinidad de deportes acuáticos o de aventura, así como actividades como el senderismo. En este sentido es imprescindible una ruta en kayak hasta la Cova d’en Gisbert o hacer submarinismo es la cala de Aiguablava.
Cómo llegar
Desde Girona, el viaje es de alrededor de 1 hora por la carretera C-31. Por su parte, desde Lloret de Mar el trayecto tiene una duración estimada de 55 minutos por la misma vía.