Hasta ahora Pedro Sánchez se ha tomado todo con calma. Tras el 23-J parece no tener ninguna prisa. Se fue de vacaciones, desconectó con su familia en un viaje a Marruecos con la tranquilidad, o eso decía él, de que seguiría siendo presidente del Gobierno. Ya han pasado 83 días desde que los españoles acudieron a las urnas y la incertidumbre sobre si habrá o no un nuevo ejecutivo todavía persiste. Tras la fallida investidura de Alberto Nuñez Feijóo, que no contó con los apoyos suficientes, ahora lo intentará el socialista. Pero el tiempo pasa y tiene una fecha límite: el 27 de noviembre.
Es el artículo 99 de la Constitución Española el que determina cómo proceder para la formación de Gobierno, el que establece que si el primer candidato no tiene éxito, como ha ocurrido en esta ocasión con el dirigente del PP, al rey le toca proponer un nuevo candidato. Y este segundo, a diferencia del primero, sí tiene unos plazos que cumplir.
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“Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso”, dicta la ley. Por lo tanto, ya que la investidura de Feijóo se produjo el 27 de septiembre, ahora el líder socialista tiene hasta el 27 de noviembre como fecha límite.
En el caso del primer candidato, es la presidente del Congreso de los Diputados, ahora Francina Armengol, la que pone la fecha de la primera sesión de investidura. Feijóo tuvo 35 días para reunirse con los distintos partidos que tienen representación en la Cámara Baja. De momento, se desconoce el plazo que Armengol dará a Sánchez. La gran incógnita de la semana sigue siendo la fecha de su investidura.
¿Qué ocurre si Sánchez no consigue los apoyos en su investidura?
Para revalidar como presidente del Gobierno, Sánchez necesita alcanzar la mayoría absoluta que está en los 176 diputados. Así será en una primera vuelta. En la segunda, que se celebra dos días después, tan solo necesitará sumar más síes que noes.
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Y si tampoco lo logra, el Rey tendrá que disolver las cortes y convocar nuevas elecciones que se celebrarán 47 días después. Es decir, si el 27 de noviembre no se ha elegido a un presidente, habrá nuevos comicios el 14 e enero de 2024.
¿Cómo van las negociaciones?
Esta semana Sánchez ha concluido la ronda de contactos con los grupos parlamentarios (todos salvo Vox) en busca de los apoyos necesarios para su investidura. La semana que viene será el turno de su equipo, que continuará las negociaciones. Este viernes, el presidente en funciones se ha reunido con dos fuerzas fundamentales para su continuidad en Moncloa: EH Bildu y Junts per Catalunya.
Respecto a la formación vasca, el socialista se ha llevado el ‘sí’. Para los abertzales, lo fundamental es “no permitir que el bloque reaccionario, liderado por PP y Vox, conforme gobierno”. En cambio, con los independentistas de Junts ha sido más complicado.
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Su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, ha ejercido de emisaria de Carles Puigdemont, quien sería, además de Sánchez, principal beneficiado de una amnistía a los procesados y condenados por el referéndum ilegal celebrado en Cataluña el 1 de octubre de 2017. Hasta tal punto que ha entregado a su interlocutor la transcripción de la conferencia del 5 de septiembre en la que el expresident prófugo expuso sus exigencias. Los independentistas saben que la medida de gracia está lograda, por lo que estirarán la cuerda hasta dejarla lo más cerca posible de un nuevo referéndum y de la fecha límite para el consenso: 27 de noviembre.