El director Mike Flanagan sigue haciendo historia en la ficción televisiva dentro del género del terror. Así, después de La maldición de Hill House, La maldición de Bly Manor, Misa de medianoche o El club de la medianoche, ahora le toca el turno a La caída de la casa Usher, adaptación de uno de los textos más importantes del escritor Edgar Allan Poe.
En el relato original, un narrador, se dirige a una mansión donde vive Roderick Usher, que está solo junto a su hermana enferma. Son los únicos que han sobrevivido al clan, porque sobre ellos recae una maldición. Fantasmas, tumbas de las que desaparecen los muertos y una sensación de locura dominará el ambiente.
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Uno de los cuentos de Poe más adaptados en la historia del cine
No es la primera vez que se lleva a la pantalla, convirtiéndose en objeto de múltiples reinterpretaciones. En 1928 apareció un cortometraje mudo considerado de culto dirigido por James Sibley Watson y Melville Webber que ha pasado a formar parte de la historia del cine por su singularidad experimental, ya que el elemento visual sería fundamental a a través de la utilización de prismas que producían distorsiones ópticas.
En el mismo año, en Francia, también surgiría otra obra importante, en esta ocasión dirigida por Jean Epstein, uno de esos extraños genios de su tiempo que, influenciados por el expresionismo alemán, consiguió dotar a sus trabajos de una enorme personalidad, siendo considerado como uno de los pioneros del cine como arte moderno.
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Influenciado por las vanguardias aplicó esas técnicas a sus películas a través del surrealismo y configurando imágenes realmente hipnóticas que se desdoblan y están repletas de significado. Luis Buñuel, afincado en ese momento en Francia, trabajaría precisamente en el rodaje de los interiores de La caída de la Usher, que supuso una fuente de inspiración para su primer trabajo, Un perro andaluz.
Cumbre del terror gótico
A finales de los años cuarenta aparece otra versión, de manos de Ivan Barnett, que también está influenciada por el expresionismo, por el juego de las luces y las sombras en blanco y negro. Ya en los años 60, el especialista en el género Roger Corman desplegaría toda una serie de adaptaciones de Edgar Allan Poe, inscritas en el terror gótico y producidas por la American International Pictures. Entre ellas encontramos El péndulo de la muerte, El cuervo, La máscara de la muerte roja y, por supuesto, la primera de ellas, La caída de la casa Usher, protagonizada por su actor fetiche Vincent Price y en cuyo guion participó el escritor Richard Matheson, el mítico autor de Soy leyenda.
En 1979, James L. Conway haría una versión, en este caso encabezada por Martin Landau y nuestro maestro del fantaterror, Jesús Franco, también se acercó a ella en una de sus producciones de serie B en la que juega con su espíritu y en la que hay vampiras fantasmas.
Pero todavía hay más. El checoslovaco Jan Švankmajer, uno de los más grandes directores de animación stop motion y dueño de un universo artístico maravilloso, también utilizó esta historia para componer una pieza exquisita de 15 minutos.
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Ahora, el cuento de Edgar Allan Poe es revisado en versión contemporánea por Mike Flannagan, que se encarga de ampliar su cosmogonía dándole una mayor dimensión narrativa. Los elementos fundamentales de la historia están ahí, la maldición de dos hermanos, pero también integra otros cuentos de Poe para componer una reinterpretación total, integrándolos en el seno del relato y otorgándoles un nuevo sentido. De hecho, cada uno de los capítulos, se llama igual que algunas de las obras del escritor, por lo que nos encontramos ante un fresco ambicioso y realmente suculento repleto de referencias.
Ahora, Roderick Usher está encarnado por Bruce Greenwood y en el reparto, algunos de los rostros conocidos del cine de Flanagan, como Carla Gugino, Kate Siegel, Zack Gilford o Rahul Kohli.