La compra de vivienda por extranjeros disminuyó un 7,5% interanual en la primera mitad de 2023, hasta alcanzar las 67.983 operaciones, rompiendo con la tendencia positiva que se produjo en el segundo semestre de 2022 en que aumentaron del 9,8%. A pesar de esta caída, las operaciones efectuadas por extranjeros ya representan el 21,4% del total de las compraventas, la cifra más alta de las que se tienen registros. Este récord se explica por la mayor caída en las compras realizadas por los españoles en ese periodo tras la subida del precio de la vivienda y el encarecimiento de las hipotecas.
Así, los extranjeros que viven en España realizaron en el primer semestre del año el 56,8% de las compraventas, con una disminución del 3,4% interanual, mientras que el 43,2% de las operaciones las realizaron los no residentes en el país, con una caída del 12,4%, según datos del Consejo General del Notariado.
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Entre enero y junio, en cuatro comunidades autónomas aumentaron las operaciones efectuadas por extranjeros, con Asturias a la cabeza con un 27,7%, seguida por Galicia (14,8%), Murcia (5,5%) y la Comunidad Valenciana (1,3%). Mientras que en las 14 restantes bajaron. Las mayores caídas se observaron en Baleares (-32,0%), Navarra (-19,7%) y Andalucía (-15,3%).
Los analistas atribuyen el nuevo récord en la compra de vivienda por parte de extranjeros a que estos no son tan vulnerables al cambio de política monetaria impulsada por el Banco Central Europeo al necesitar menos financiación bancaria para adquirirlas.
El interés de los extranjeros por las viviendas españolas ya quedó patente en 2022 cuando sus compraventas superaron el 13,8% del total, alcanzado más de 88.000 operaciones frente a las cerca de 70.000 del año anterior. Según fuentes del Colegio de Registradores, “esta situación muestra la fortaleza actual de la demanda extranjera en el contexto inmobiliario español”.
Su perfil es de una persona de entre 43 y 62 años con un alto nivel adquisitivo. No obstante, en este segmento empiezan a entrar las generaciones más jóvenes, principalmente profesionales de los sectores de la salud, la ciencia, la investigación y la tecnología. En cuanto a vivienda, prefieren las de obra nueva o recientemente reformadas, siempre de primera calidad, y buscan flexibilidad en el diseño y naturaleza, junto a la conectividad física y tecnológica.
Los foráneos pagan precios más altos
El precio medio que los extranjeros abonaron por sus viviendas en el primer semestre del año se situó en 2.095 euros el metro cuadrado, y fueron los extranjeros no residentes los que pagaron los mayores importes, de media 2.598 euros el metro cuadrado, frente a los 1.676 euros de los residentes y los 1.574 euros que pagaron los españoles.
Respecto a las subidas de precios, el Consejo del Notariado calcula que el coste medio pagado por extranjeros no residentes aumentó un 2,8% interanual y el de los residentes un 2,9%. Mientras que la subida afrontada por los españoles fue del 0,7%.
Los precios aumentaron en catorce autonomías, con Extremadura (12,3%), Cantabria (11,1%) y Murcia (10,2%) liderando las subidas, y cayeron en Aragón (-7,4%), Navarra (-2,6%), Castilla-La Mancha (-1,5%) y Asturias (-0,4%).
Suecos, los que más gastan en vivienda
Los nacidos en Reino Unido fueron los que más viviendas compraron en España en el primer semestre, el 9,6% del total hasta alcanzar las 6.498 operaciones, seguidos por alemanes (8,1%) y marroquís (7,3%). Mientras que los mayores precios promedio fueron abonados por los compradores de Suecia (3.036 €/m²), Dinamarca (2.930 €/m²), EE.UU. (2.921 €/m²) y Suiza (2.812 €/m2). Los que menos gastaron en vivienda fueron los marroquíes (689 €/m²), rumanos (1.086 €/m²) y ecuatorianos (1.335 €/m²).
Por regiones, los franceses lideraron la cuota de compraventas entre extranjeros no residentes en Aragón, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Galicia, Navarra y País Vasco, y los alemanes fueron los principales compradores en Baleares, Canarias y empatados con los estadounidenses en Cantabria, que tuvieron el liderazgo en la compra de vivienda también en Castilla la Mancha y La Rioja.
Los británicos se decantaron por Andalucía y Murcia mientras que en Asturias, la Comunidad Valenciana, Madrid y Galicia, los argentinos, belgas, chinos y portugueses fueron los principales compradores, respectivamente.