El pueblo escondido entre las montañas de Portugal: una cascada y piscinas naturales en pleno Algarve

Situado en el municipio de Loulé, es un lugar ideal para quienes quieran pasar unos días rodeados de árboles, colinas y pequeñas casas blancas encaladas

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El pueblo de Alte en
El pueblo de Alte en Portugal (ShutterStock).

Hace semanas que el calendario dio un portazo al verano. Pero lo cierto es que el tiempo es más propio de la época estival que del otoño. Esto invita a viajar, a descubrir ‘mundo’ y a recorrer el territorio nacional e internacional. Y Portugal, por su proximidad a España, se postula entre los destinos candidatos. Precisamente en este país, escondido entre las montañas, se encuentra un pueblo de cuento y, para muchos, el más típico del Algarve: Alte. Sus piscinas naturales y la cascada que dan forma a este lugar, hacen que su visita sea obligatoria.

Es habitual que la mayoría de los turistas que se trasladan a Portugal centren su viaje en sus puntos más populares: Algarve, Lisboa, Oporto, Fátima o Coimbra. Pero lo cierto es que este país vecino va mucho más allá. Cuenta con un buen número de pueblos que son imperdibles, algunos de los cuales ha recogido la revista norteamericana Condé Nast Traveler. Entre ellos, destaca Amarante, Belmonte, Cacela Velha, Lindoso o Monsanto.

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Pero, sin duda, uno de los más bellos es Alte, un pequeño pueblo de casas blancas encaladas, rodeado de árboles y colinas. Está situado en el municipio de Loulé, en el centro del Algarve, en un entorno rural, y combina las ventajas del campo con su proximidad a la ciudad de Albufeira. Para conocer su origen, hay que retroceder hasta la época romana. En él también se instalaron los musulmanes y esto puede observarse en los detalles de filigrana en las chimeneas.

Qué se puede ver en Alte

Alte, situado en el municipio
Alte, situado en el municipio de Loulé, en el centro del Algarve (Shutterstock)

Es probable que nunca hayas oído hablar de este pueblo, pero Alte tiene un buen número de razones que invitan a descubrirlo. Ubicado en la moderna región del Algarve, se trata de un refugio que se esconde en las colinas de la Serra do Caldeirão. Uno de sus principales atractivos son sus pequeñas casas blancas y calles adoquinadas.

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Mientras que las famosas ciudades del Algarve destacan por sus magníficas playas, Alte lo hace por la cascada Queda do Vigário y sus piscinas naturales. Todo ello, rodeado de naturaleza, lo que lo convierte en un lugar ideal para quienes busquen unos días de tranquilidad absoluta y desconexión.

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Tampoco hay que irse sin visitar la iglesia matriz, que se encuentra en el corazón de la villa y data del siglo XVIII, y cuya capilla contiene piezas pintadas a mano en el siglo XVI. Ni su antiguo molino de agua del siglo XII. Además, los amantes de la artesanía y los productos locales están de enhorabuena: en sus calles hay diversas tiendas donde se pueden adquirir jabones elaborados con higueras, algarrobos, naranja y miel, que le dan un olor especial.

Otros pueblos bonitos que puedes ver en Portugal

Basta con un día para descubrir Alte y su magia por lo que, como se ha señalado con anterioridad, Portugal tiene infinidad de pueblos bonitos de los que es posible disfrutar. Uno de ello es Amarante, considerada una joya escondida del norte de Portugal y a apenas una hora de Oporto. En sus estrechas calles se alinean decenas de mansiones del siglo XVII, con balcones de madera pintados de colores brillantes. Por este pequeño pueblo discurre el río Tâmega, que le da un toque especial. No hay que perderse la Iglesia de São Gonçalo, del siglo XVI, y el Museo Amadeo de Souza-Cardoso.

Belmonte, en Portugal (Wikimedia).
Belmonte, en Portugal (Wikimedia).

Otro de los lugares más bonitos de Portugal es Belmonte, cuyas calles irradian historia portuguesa y brasileña. En esta región central de Portugal cercana a Coimbra nació Pedro Álvares Cabral, explorador portugués que se considera el primero que llegó a Brasil. A su vez, este pueblo tiene una estrecha relación judía, al ser una de las ciudades que eligieron como lugar de refugio por un pequeño grupo de judíos sefardíes que conservaron sus enseñanzas judías durante más de cinco siglos.

Por último, Cacela Velha merece estar en esta lista. Asentado sobre una colina en el extremo oriental del precioso Parque Natural de Ría Formosa, en el sur de Portugal, se encuentra esta playa del Algarve, un lugar idóneo para disfrutar sin el bullicio de otras partes de la costa del país. El pueblo está protegido por las ruinas de una fortaleza del siglo XVIII y lleno de pequeñas casas blancas.

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