Love of Lesbian lleva varios meses con una doble vida. Por un lado, sigue de gira con V.E.H.N, album publicado en 2021, y que concluye el próximo 4 de noviembre en el Wizink Center. Por otro, ya tienen práticamente terminado su siguiente disco, que verá la luz a finales de 2024. No es habitual grabar y girar a la vez, y reconocen su agotamiento frente a ese calendario.
De ser la banda indie por excelencia a ser considerados estrellas internacionales en América Latina. El ascenso a los cielos de Love of Lesbian desde la publicación del disco 1999 ha sido imparable. Ahora, en un hotel de Madrid, el grupo atiende a Infobae España para hablar de las dinámicas internas, del éxito y de su relación con las canciones que les hicieron famosos.
Pregunta: No se hace agotador compaginar gira y disco, o incluso para la cabeza de estar pensando en el futuro con un disco, pero a la vez estar tocando vuestras canciones de siempre y tal. ¿Cómo es eso?
Julián: Mira, yo creo que que en nuestro caso hemos ido aprendiendo poco a poco. Quiero decir que eso se nos hubiese pasado en el primer disco, seguramente hubiésemos acabado esquizofrénicos, pero creo que ahora ya llevamos un poquito el músculo de que es algo habitual y y si no es con una grabación es con la preparación de una gira o la preparación de un espectáculo...
P: Grabar un disco en plena gira, dicen otros grupos, sirve para lograr otros sonidos en el disco.
Jordi: Sí, sí, la banda tiene el músculo, está engrasada, no es lo mismo que cuando haces un parón. Sí que hay un poco de grasa. De todas maneras, somos una banda atípica. Hace años dejamos de tener local. Ha habido muchas cosas de este disco que se han hablado en camerinos y se han se han probado en pruebas de sonido. Prácticamente hemos bajado del escenario y hemos entrado en el estudio.
P: Decíais en otros discos como La Noche Eterna que eran reválidas importantes tras 1999, por demostraros que el éxito no era cosa de un solo disco. ¿Seguís viviendo con la misma exigencia los discos o la cosa ha cambiado?
Julián: La verdad es que no ha cambiado nada. Por mucho que lo hayamos intentado, no ha cambiado nada. Es como el tipo bajito que quiere ser alto. Por mucho que quiera ser alto, va a seguir siendo bajito, ¿no? Pues creo que a nosotros nos pasa igual. Hablando con algunos compañeros, a veces se asombran que entremos con 20, 25 canciones a un estudio. No somos grandes gestores de canciones en el sentido de nos guardamos un hit para el siguiente disco. Normalmente van todas al disco y creo que en este disco no hay nada de paja, no hay nada de morralla, no hay nada de sobrante. Muchas veces también hablando con algunos compañeros, ellos lo utilizan como relleno en disco, que me parece muy inteligente porque a veces para resaltar una pieza de arte tienes que ponerlo en un entorno que no la esconda. Como en una boda, que nadie debería ir vestido más elegante que una novia, ¿no? Porque ella debería resaltar. Pues eso tiene sentido en un tracklist de un disco.
La grabación del nuevo disco, en vez de dejarnos agotados, como algunos discos, a mí me han dejado realmente agotado, vaciado como con ganas de irme a casa y de no hacer nada. Este nuevo disco, en su proceso, me ha relleneado de energía, de otra energía, no en el sentido de que que no me ha vaciado y me ha me ha dicho “hostia chicos, no quiero veros en tres meses”, que eso a veces en algunas giras, llegas y con todo el cariño del mundo, tío, pero que corra aire, ¿no? En cambio en esta grabación del disco ha habido como una recarga positiva. De pronto es como he mirado a V.E.H.N, al anterior disco con cariño. Es que es un disco que que, que pobrecillo. Nació en un en un momento muy complicado, lleno de obstáculos con la pandemia, con tal. Y le quedan los tres últimos cumpleaños feliz, las tres últimas fiestas de cumpleaños y quiero, quiero dedicárselo con dignidad. Esos tres buenos conciertos y eso es algo muy curioso que me di cuenta ayer que que no era como un trámite, un tránsito.
Jordi: Empezamos en el Sant Jordi, en Barcelona, con el primer concierto que parece que haga siglos. Fue el concierto prepandémico, fue el primer concepto que se reunió gente tras la pandemia. Empezamos una gira con sillas separadas, que ya nadie se acuerda. Todavía Messi estaba en el Barça. ¿Eso parece una eternidad, no? Y ahora, de golpe, pues lo cerramos en el WiZink.
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P: VEHN, un disco, que a lo mejor por todas estas inclemencias, ha tenido menos fuerza mediática que otro.
Julián: Ha sido una muy mala época. Han sido como cinco años malos para los discos. Hay grupos como los Varry Brava, Sidecar, tantos grupos que sacaron disco antes o justo antes de la pandemia, justo después de la pandemia, que han pasado desapercibidos. Y no es que sean malos discos, es el momento. Es que la gente no estaba, estábamos para otras cosas. El ocio ha cambiado muchísimo. Después de la pandemia, incluso en la pandemia, la gente se comportaba de una manera justo cuando nos dejaron salir y ahora se comporta de otra completamente diferente. V.E.H.N es un disco que pobrecillo, lo miro con con cierta ternura, porque es como compararlo con el niño que nació en los 80, que todo era maravilloso, no, que el planeta era era espectacular con otro que nace en Ucrania, ¿sabes? (Risas)
P: En el setlist de los directos hay canciones del último disco que se van a quedar y cada vez hay menos de los discos antiguos. Imagino que lo sentís como una victoria.
Jordi: Hombre, siempre. O sea, al renovar repertorio te renueva. Si no, llevaríamos 20 años tocando los mismos temas. Aunque tú vas a ver a The Cure y quieres que acaben con The Forest, o quieres que esas bandas que a ti te gustaban en los 80 o 90 si hay una reunión, toquen esos temas que tú quieras. Pero como músico que estás en el escenario, tú necesitas siempre una vibra nueva. Intentar cambiar, intentar cambiar cosas, porque si no se establece un algo mecánico que te agarrota. En el WiZink hay temas que va a ser la última vez que vamos a tocar porque son de este disco, porque son de esta gira y porque en la próxima gira habrá otro disco que entrará después arrasando y se va a llevar algunos temas de de este disco seguro.
P: ¿Hay canciones que os aburren después de tantos años? ¿Seguís disfrutando de John Boy?
Julián: Cuando esto ha ocurrido las hemos dejado de tocar y han vuelto a entrar. Pasó durante un tiempo con Incendios de nieve, no porque la canción nos gustase, sino por lo repetitivo del estribillo con el público. Creo que hubo alguien que levantó la mano en plan oye... Y desapareció durante un tiempo y al. Y al volver a entrar funcionó de puta madre. Con John Boy no ha pasado nunca, tío, es flipante. A mí personalmente me cansa Cuando no me ves. Pero también te digo que cuando la estoy tocando se me pasa. Creo que es la mecánica de lo que yo hago con la guitarra. Es la ejecución de mi parte en la guitarra. No es que no me gusta la canción. Pero con John Boy creo que a ninguno de nosotros nos ha pasado y a Dani supongo que menos, que es el que empieza con el piano, que es un momento de éxito.
Jordi: Hay cosas que ocurren primer día en directo de manera espontánea y molan mucho y decimos, lo repetimos. Pero cuando llevas 60 conciertos repitiéndolo... Bastante.
P: ¿Cómo es vuestra dinámica interna? Hay gente como Metallica que dicen que viajan por separado, Simon y Garfunkel se odiaban, Queen eran muy formales, más como una empresa, los Estopa están todo el día juntos... ¿Cómo sois vosotros?
Julián: Creo que con los años es inevitable que busquemos maneras de sobrevivir sin la necesidad de hacer una terapia de pareja. Pero nosotros hemos cambiado muchísimo a lo largo de los años. Llevamos 20 años, 25 años juntos y antes nos veíamos en un concierto cada tres meses. Y ahora a lo mejor estamos juntos tres meses en una gira que no vuelves a casa y tienes que gestionar los espacios. Hablando de mí mismo, a mi antes me encantaba salir de conciertos y después del concierto rodearme de gente y después salir a buscar un lugar para tomar copas con los amigos, con alguien... Pero ya no soy ese. O sea, yo cada vez quiero estar más solo, pero no porque odie a la gente, sino porque tengo que saber entenderme. Empecé con 20 años y tengo tengo 46.
Eso, cuando lo aplicas a las permutaciones que tienen todas las relaciones dentro de una banda, que no solo somos cinco, sino que somos 19 personas viajando juntos... Me convierto más como un niño pequeño que necesita sus rutinas. Cuando llego al hotel y me dicen de tomar algo, muchas veces me quiero quedar en el hotel, pero no porque odie a mis amigos, sino porque necesito estar solo y creo que son dinámicas que ayudan un poquito a que el desgaste entre nosotros sea menor. Yo intento proteger a mis amigos de lo que es mi irascibilidad o mi mal humor, y también me protejo de mis amigos porque como los conozco tanto, les veo las taras inmediatamente.
Por lo visto, Wilco viajan por separado e incluso duermen en hoteles diferentes, pero piden dos horas antes una sala o un camerino para estar juntos y tocar juntos. Entonces, el tiempo han estado separados, lo tienen juntos de una manera muy bonita. Entonces no es que se odien, no es que no se soporten, pero han encontrado esa manera de gestionar su día a día para que la banda dure más. Y yo creo que nosotros con el tiempo, sin hablarlo poco a poco, también estamos llegando a ese tipo de lugares. Aunque comemos juntos, vivimos mogollón de tiempo juntos y no hay nada entre nosotros que no, que no sea la relación de una pareja.
Jordi: Hemos hablado varias veces con otras bandas y todo el mundo coincide entre 21 y 25 días. Es el tiempo para y para que no haya tensiones. O sea, a partir de los 25 días, una maleta puede causar una separación de una banda. Porque el primer día es una emoción terrible, pero a los 25 días, una gilipollez puede causar una bronca que no veas. Por ejemplo, en esta gira ha sido la primera vez que hemos hemos pisado Estados Unidos, a veces creo que no somos conscientes de que el público nos ve como unas estrellas internacionales por la cantidad de tickets que vendemos. En esta gira tocamos un día para 10.000 personas en México un viernes y el martes estábamos tocando en Sacramento para 50 personas. Ese viaje por Estados Unidos fue bajar otra vez al barro, pero creo que todos coincidimos que por unos días volvimos a ser esos chavales que tenían 20 años. Risas, una furgo estrecha, cargar, descargar, alquilar un Airbnb...
Julián: El humor es algo que nos mantiene vivos en muchos sentidos. Nos salva de pequeñas desgracias como esa, esa posible gira que podría haber vuelto loco a cualquier persona, de las mieles del éxito en un país y vas a Estados Unidos y comíamos Doritos en las estaciones de servicio. Era muy decadente, pero nos reímos. Creo que ese mantenimiento es maravilloso.
P: Almodovar dice que antes estar nominado a un Oscar era un regalo y ahora no lo disfruta porque se lo exige a sí mismo. ¿Os pasa que ya no disfrutais cosas porque siempre os pedís más?
Jordi: Eso depende de la banda, porque nosotros también hemos sido muy conscientes, ojo con las metas que te marcas. Hay otras bandas teóricamente parecidas a nosotros que tienen como una obligación llegar a según qué aforos. Nosotros, por ejemplo, durante todo este trayecto hemos hecho dos veces una gira llamada Espejos y Espejismos que de golpe era pasar de grandes festivales a teatros de 500 personas. Servía para para escucharnos, para tocar el suelo. Es un pensamiento muy nuestro. Volver a tocar así nos daba un contacto mucho más cercano con el público y recuperábamos una parte del repertorio que siempre quedaba fuera de los grandes espacios.
P: Sois un grupo que cada vez se ha ido posicionando más políticamente y aun así habéis seguido ganando audiencia.
Julián: La verdad es que somos un grupo raro en ese sentido, porque es verdad que en nuestras letras hay bastantes dardos que apuntan a direcciones ideológicas, posicionamientos ideológicos. Siempre tenemos a alguien que habla mal de nosotros. Somos un grupo catalán que tiene un nombre en inglés y que canta en castellano. Eso ya de por sí en el mismo Cataluña ya nos pone en en un terreno peliagudo [risas]. Y en España, cuando nos preguntan sobre Cataluña, seguramente seamos defensores de lo que es la cultura catalana. No me considero una persona que crea en el independentismo. Por eso en Cataluña tenemos gente crítica y en España tenemos gente crítica. Incluso el mismo nombre, Love of Lesbian, desde unos años para acá, tenemos una comunidad lesbianas que no les hace ninguna gracia que un grupo de hombres se llamen así. Y yo lo entiendo perfectamente. Pero la putada del nombre es que si nos ponemos LoL parecemos League of Legends. Creo que hay algo que es inamovible, que es que somos igual de lo que somos en un escenario. Nos permite no tener que comportarnos de una manera que no somos. Por eso eso también nos permite o nos hace duros en el en el significado que nunca nos van a pillar mintiendo o fingiendo algo, porque es que somos eso. Voy a decir lo mismo en en la calle opinando con unos amigos que opinando en un medio.
P: ¿Habéis sentido catalanofobia alguna vez durante el peor momento del conflicto independentista?
Jordi: No, porque quizás hay una España que no tiene un altavoz tan potente y parece que la otra tiene mucha más fuerza. A veces la sensación que transmiten los medios de comunicación, que parece un ambiente de violencia en la calle no es tanto. Incluso en la manera de contar las cosas de según que presentador parece que estemos ya en preguerra civil. Y luego sales a la calle, llegas a Madrid y coges un taxi y no pasa nada. De la misma manera que hay gente de Madrid que opina de Cataluña y no ha ido nunca, también hay gente allí que opina de Madrid y no ha venido nunca.
Julián: Recuerdo la previa al 1-O [referendum de Cataluña de 2017] en Cataluña. Nosotros estábamos de concierto en en Córdoba. Le pregunté al taxista, oye, ¿son fiestas aquí nacionales o algo? Porque estaba todo lleno de banderas españolas y dijo no, no, esto es por lo de los catalanes. Hicimos el concierto y yo, que a veces soy un poquito bocazas, en el concierto hablé y les dije que nosotros somos un grupo catalán, cantamos en castellano... O sea, creo en lo bonito de las culturas y de tener el bilingüismo, pero no soy independentista. Y dije que seguramente cuando volviera a Barcelona iba a votar. Y la peña lo aplaudió, lo entendió perfectamente. Yo creo que eso ahora mismo, ese mismo discurso, ahora mismo es imposible. El problema de la separación bipolar por culpa seguramente del nacionalismo catalán y del ultra nacionalismo español, ha hecho que eso que pasaba más entre partidos se ha transmitido más hacia la población.
Jordi: Es algo que no es exclusivo de España. Los partidos políticos y las posturas políticas han dejado de ser adversarios, para empezar este discurso de ser enemigos. Ahora mismo es un Barça-Madrid todo el rato. Parece que otra vez hay una corriente de ultraderechista que está arraigando en cada país a su tiempo. Aquí ha tardado en llegar, pero ha llegado.