España alberga uno de los patrimonios artísticos y culturales más ricos del mundo gracias al valor que atesoran muchos de sus monumentos y museos. De estos últimos, el museo del Prado es un referente mundial debido a la gran cantidad de obras que guarda, algunas de ellas únicas en el mundo. No obstante, hace miles de años, las personas que habitaban estas tierras encontraron en las paredes y entrañas de las montañas sus propios lienzos. En ellos dibujaban episodios de la vida cotidiana y animales que vivían durante esa época, dando lugar a lo que conocemos como pinturas rupestres.
Las Cuevas de Altamira son el mayor exponente de estas pinturas prehistóricas que podemos encontrar en el mundo, pero a lo largo de nuestro país son muchas las cuevas que ahora son yacimientos de un alto valor cultural. Así, en el País Vasco, más concretamente en la localidad de Kortezubi, se localiza la cueva de Santimamiñe. Se trata del yacimiento arqueológico más importante de Bizkaia, pues aparte de pinturas rupestres, alberga restos de asentamientos humanos de hace más de 14.000 años.
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El descubrimiento de unos niños
La cueva de Santimamiñe se descubrió en el año 1916 de la mano de unos niños que iban en busca de aventura. Estos ascendieron por la ladera de la montaña hasta llegar a una apertura donde se ubicaba un pequeño túnel, que tras cruzarlo dieron con las pinturas. Sin embargo, nadie dio importancia al hallazgo hasta que recayó en el pueblo el compositor Jesús Guridi. Este se hospedó en el establecimiento del padre de uno de los niños, el cual le contó a Guridi lo que le habían dicho los chavales.
Así, interesado por el relato, el compositor organizó una excursión en busca del yacimiento y, tras darlo a conocer al mundo, comenzaron las primeras excavaciones. Estas tuvieron lugar entre 1918 y 1962 por parte de un equipo compuesto por Telesforo Aranzadi, José Miguel de Barandiarán y E. Eguren.
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A día de hoy, los estudios siguen, pues desde 2004 hasta la actualidad un equipo multidisciplinar compuesto por más de 20 especialistas trabaja en una nueva fase de excavación en Santimamiñe. “El objetivo principal de la revisión estratigráfica en curso de la cueva ha consistido en determinar la evolución precisa de su secuencia a través de la aplicación de las técnicas y muestreos analíticos en el marco de la Prehistoria actual” explican desde el portal web.
Una joya histórica
Ubicada en la ladera sur del monte Ereñozar, dominando un amplio paisaje con diversos ecosistemas, la cueva de Santimamiñe se abre a unos 150 metros de altitud. En su interior se puede contemplar un impresionante conjunto histórico y cultural que va desde los inicios del Paleolítico superior hasta la época romana. Las figuras presentes en la cavidad se distribuyen en tres salas: el salón previo a la cámara de pinturas, el santuario y la sala nueva de pinturas.
Casi medio centenar de pinturas son las que decoran sus paredes. Así, según su página web, se pueden encontrar: 32 bisontes, siete cápridos, seis caballos, un oso, un ciervo y restos incompletos de otras figuras. Sin embargo, su acceso está restringido debido al fuerte impacto turístico que ha sufrido. Por ello, no se pueden ver todas las pinturas, ya que la gran mayoría están preservadas para frenar su deterioro. De hecho, la visita tan solo discurre durante los primeros metros de la cueva hasta llegar al túnel por donde se introdujeron los niños.
Cómo visitarla
Para disfrutar de la cueva de Santimamiñe se debe reservar la entrada previamente. La visita es exclusivamente guiada en horario de lunes a domingo a las 10:00 h, 11:00 h, 12:00 h, 13:00 h, 15:30 h, 17:00 h y 17:30 del 15 de abril al 14 de octubre; y de martes a domingo a las 10:00 h, 11:00 h, 12:00 h y 13:00 h desde el 16 de octubre al 14 de abril.
En cuanto al precio, la entrada general es de 5 €, la reducida de 2 € y los menores de seis años es gratuita. A su vez, para grupos de entre 10 y 20 personas el pase tiene un precio de 3 €.
Cómo llegar
Desde Bilbao, el viaje tiene una duración estimada de 40 minutos por las carreteras Corredor del Txorierri/ N-637 y BI-635 (hay peajes). Por su parte, desde San Sebastián, el trayecto es de alrededor de 1 hora y 15 minutos por la vía AP-8 (hay peajes).