La aparición en el mercado de La novia gitana supuso un auténtico acontecimiento editorial que conectó de inmediato con los lectores, convirtiéndose en un éxito de ventas... aunque no se supiera quién era Carmen Mola. No se tardaría en completar una trilogía alrededor de la inspectora Elena Blanco en a La red púrpura y La nena, que volvieron a ratificar el fenómeno.
Cuando Carmen Mola ganó el Premio Planeta gracias a La bestia, se descubrió que detrás de ese pseudónimo se escondían los nombres de Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero y así se han quedado, firmando bajo un nombre ficticio de mujer.
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Ahora el trío acaba de publicar una novela en la que combinan el thriller con el relato histórico, El infierno, que precisamente coincide con el estreno de la segunda temporada de La novia gitana en Atresplayer, también titulada La red púrpura y de la que se vuelve a hacerse cargo el director Paco Cabezas con Nerea Barros al frente como protagonista.
Acción desde el primer minuto y mucha violencia explícita
La primera parte sirvió para sentar las bases, para presentar a los personajes, indagar en sus característica particulares y para sumergirnos en el caso que se investigaba, el de una joven gitana que había sido asesinada tras su despedida de soltera a través de un extraño ritual. Pero sobre todo para conocer a Elena Blanco, tanto en su vida profesional, entregada absolutamente a ella de modo compulsivo, como en la personal, repleta de traumas procedentes del pasado que la sumergían en una espiral autodestructiva.
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Ahora ya no es necesario detenerse en las presentaciones y la acción comienza desde el principio, como si nos encontráramos en medio de un dispositivo policial, ‘in medias res’. El caso, vuelve a estar relacionado con la violencia contra las mujeres, a través de una red secreta que tortura y mata en directo y lo emite previo pago por Internet. Podría ser un caso terrible más, solo que, en esta ocasión, Elena descubrirá que su propio hijo forma parte de la organización.
Desde los primeros compases nos introducimos dentro un escenario asfixiante, un sótano nauseabundo que se convierte en cámara de los horrores y donde una joven es víctima de toda clase de atrocidades para el disfrute voayerista de unos perturbados que disfrutan con el sufrimiento ajeno desde sus casas. Elena Blanco y su equipo comenzará una lucha a contrarreloj para intentar detener la última emisión y salvar a la víctima, pero llegarán tarde después de seguir una pista falsa.
En esta nueva temporada, compuesta de nuevo por ocho episodios que se irán emitiendo semanalmente, se incorporan Roberto Álamo y Carmen Prada y en ellos se combinará la intriga con la lucha personal que librará la protagonista contra sus fantasmas en una ficción que cada vez se torna más asfixiante y opresiva, más incómoda y cruel a través de la reflexión en torno a la fascinación por la violencia que consumimos a través de las imágenes.