El pasado 20 de agosto de 2023, las jugadoras de la selección consiguieron la mayor gesta de la historia del fútbol femenino: acababan de convertirse en campeonas del mundo. Sin embargo, para llegar hasta la cima ha sido necesario recorrer un camino tan largo como espinoso. Antes, mucho antes que las campeonas, hubo unas soñadoras, unas pioneras que dieron los primeros pasos. Y lo hicieron con todo en contra. Desde la aceptación al rechazo del Gobierno y la Federación. Pero nunca se rindieron. Aquellas pioneras no pedían nada más que jugar al fútbol. Todo lo demás, como el sueldo o las condiciones, vendría más tarde. Carmen Arce, conocida como Kubalita, integraba ese grupo de pioneras que se calzaron las botas por primera vez en la historia y saltaron al campo en el año 1971. Kubalita la primera portera de la historia de la selección femenina de fútbol.
A ella el fútbol le venía de familia. “Tenía 14 año cuando apareció un anuncio en los periódicos de Valencia en el que buscaban futbolistas chicas para formar un equipo de fútbol”, cuanta sobre sus inicios con la pelota. El 11 de enero de 1971 ya disputó su primer partido. En total, la portera pasó por tres equipos: el Racing de Valencia, que posteriormente se convirtió en el Marcol de Valencia, y el Hércules.
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En ese momento, las jugadoras contaban con apoyo familiar, de los equipos y de los aficionados que llenaban los estadios para disfrutar del fútbol femenino. Sin embargo, donde no encontraron ese soporte fue a nivel federativo, explica la exfutbolista. En concreto, era en la selección donde se encontraron con trabas para disputar cualquier tipo de encuentro o participar en las competiciones. De hecho, ni siquiera estaban federadas. Pero el 21 de febrero de 1971 marcaría un antes y un después en la irrupción de las mujeres en este deporte.
Un partido para la historia
Aquel histórico día muchas de las jugadoras de la época recibieron una llamada en la se les comunicaría que se iba a disputar un partido internacional y querían contar con ellas. Entre las convocadas estaba Kubalita. El encuentro sería contra Portugal en el estadio de La Condomina en Murcia, pero los problemas llegaron antes de saltar al césped. “Nosotras estábamos en el vestuario sin salir a jugar y sin saber qué pasaba”, explica la protagonista. La Sección Femenina de la Falange y el delegado de Gobierno querían impedir que se jugara el partido.
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Por suerte, cuenta Carmen, “alguien tuvo serenidad y pensó que era más llamativo y que era más perjudicial intentar sacar a varios miles de personas que habían pagado una entrada, que se jugase el partido y que no se le diera nada de publicidad”. ¿Se les dejó jugar? Sí, pero con condiciones. “Al árbitro no se le permitió, a pesar de que era federado, salir con el uniforme y pitó con chándal”. Además, no se publicaron casi crónicas ni noticias al respecto. El duelo, finalmente, acabó en tablas en el marcador (3-3), aunque España fue por delante en muchos momentos. “Las portuguesas vieron que nosotras fuimos todo el partido por delante y, cuando se dieron cuenta de que jugábamos muy bien y que les íbamos a ganar, pusieron en marcha toda la potencia física que tenían. La verdad es que fue un partido muy duro. Nos empataron en un penalti tonto que hicimos”, recuerda la portera.
En ese momento, España se encontraba inmersa en una dictadura, donde la mujer quedaba relegada a un segundo papel en la sociedad, destinada, en su mayoría, a trabajar en el hogar y cuidar a la familia. “Ser mujer en aquella época y querer jugar era complicado. Fíjate en los momentos que vivimos. Si ahora todavía tiene algo de sesgo masculino, imagínate en aquella época lo que eso era”, asegura Carmen.
La caída en desgracia del fútbol femenino
Desde hace unos años, los partidos de fútbol femenino han comenzado a ganar cada vez más espectadores, pero si se pone la vista atrás no era un deporte con demasiada expectación. Sin embargo, en sus inicios sí lo fue, más incluso que ahora. “Nosotras con el Racing jugamos el Trofeo Fuengirola y el Campo de la Rosaleda de Málaga se llenaba y el campo del Levante, que era donde jugábamos nosotras, también. En Barcelona tuvimos 10.000 espectadores. Nos seguían Mundo Deportivo, As, Marca...” Y, entonces, ¿qué pasó? Según Kubalita se dieron dos cosas determinantes: la Federación y la situación de las mujeres de la época, quienes no recibían un solo euro por jugar al fútbol.
“El 8 de diciembre de 1972 se juega en El Arcángel en Córdoba contra Italia. Ya la Federación se había dado cuenta de que no somos una moda, de que jugamos bien y que hay público. Entonces deciden que eso hay que ridiculizarlo, que hay que humillarlo. Nos hicieron esas históricas imágenes del NODO que son tan duras, donde se nos ve solo el trasero, que estamos todas llenas de barro de lo que habíamos sufrido y nos hacen preguntas que son impresentables. Se metieron dentro del vestuario y todo. Sin podernos duchar, con el frío que teníamos, todas llenas de barro. Y eso yo a mí me sigue costando verlo. La Federación Española quería cerrar cualquier tipo de representación para que no siguiéramos adelante”, relata Carmen Arce.
A ello se suma que algunas jugadoras, algo más mayores que Arce, que era de las jóvenes, empezaban a tener necesidades familiares, de estudios, de trabajo, que no les permitían seguir al mismo nivel. No podían estar entrenando tres días a la semana y sin un seguro ni un sueldo. “Con esa espada de Damocles es complicado continuar”, incide. Aunque hubo algunas que sí consiguieron continuar en el equipocomo Elisabet Sánchez y Encarni Caracuel, quienes no dejaron nunca de jugar e, incluso, estuvieron en la convocatoria de la primera selección en 1983. “Hay dos supervivientes de mi época que llegaron a estar en la selección oficial”.
El desencanto con el fútbol y el Mundial de Francia de 2019
En un momento de su carrera, la madre de Carmen Arce tuvo que ser operada de la cadera. Ella se vio obligada de dejar de jugar a lo que se suma que después le encuentran un problema ligamentoso, que era precisamente lo que le hacía tan ágil. Y, tras una lesión de rodilla pasó por quirófano para que le pusieran dos claves, y pasó de estar en la vorágine que vivía entonces el fútbol femenino, con portadas de periódicos y miles de aficionados a no poder ni andar ni bajar escaleras. “Entré en un agujero muy negro, hasta el punto que intentaba ir a ver al Levante, que entonces era el mejor equipo de España, y no podía. No podía ni ver los calentamientos de los porteros porque me dolían a muerte”.
Así que decidió estudiar enfermería y empezó a trabajar de ello. El fútbol lo colocó en “un disco duro, en una carpeta no sé donde”. Pero, con el documental de Algo más que una pasión, volvió a retomar esa relación con el deporte que tanto amaba y al poco llegó el Mundial de Francia de 2019. A partir de ese momento, “he podido empezar a disfrutar del fútbol como estoy haciendo ahora. Estoy viviendo el fútbol femenino como si en el fondo ellas fueran, o diría nuestras hijas, pero podría ser así como algo nuestro”.
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El Mundial de Australia y Jorge Vilda
Carmen Arce vivió el Mundial como la que más. Se mandaba mensajes con el resto de pioneras para ver cómo llevaban los nervios justo antes de la gran final. “Fue increíble. Cuando estaban en el túnel, fue como si estuviéramos allí. Quiero decir en el alma y en el corazón, estábamos ahí, en el túnel y con el himno igual”. El 20 de agosto de 2023, ejerció como comentarista para una cadena valenciana. “Estaba viviéndolo como en dos tiempos. Lo que sentía mi corazón y lo que sentía mi cabeza, que tenía que estar comentando las jugadas”. Risas y lágrimas de alegría, y tras el pitido inicial ni siquiera tenía palabras que describieran el momento, pero sí lo sintió, tanto como si ella misma estuviera en el campo. Aunque asegura que para poder disfrutarlo bien tuvo que volver a verlo después tranquilamente en su casa.
Respecto a los problemas internos de la selección, considera que a nivel futbolístico no hay problemas, pero las condiciones son otro cantar: “Fíjate lo que ha costado que llegaran a un acuerdo del salario mínimo para las jugadoras. Lo que no tenían era lo necesario: apoyo, staff y apoyo logístico. Esa es un poco la pelea, la cuestión era tener unos medios adecuados. O sea, tú no puedes ir a un Arnold Clark a Inglaterra a jugar contra Inglaterra y que ellos vayan en un chárter y que tú tardes 7 u 8 horas en un autobús, porque no estás en las mismas condiciones de poder ganar que el otro equipo”.
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En cuanto a Vilda, explica que, a pesar de no poder juzgar entrenamientos y otras cosas internas, sí analizó los partidos durante la Eurocopa de 2022. “Yo fui testigo de la inacción ante situaciones que se tenían que resolver, que veías que tardaba, que se giraba y que le preguntaba Montse. Respecto a la nueva seleccionadora, considera que tuvo un mal inicio porque la obligaron a “machacar” a las jugadoras y ponerlas contra la espada y la pared. “Eso fue un borrón muy gordo”. Pero, dejando ese inicio a un lado: “Yo le daría la oportunidad por lo menos tiene un año de contrato que incluye la Olimpiada en caso de que vayamos, que espero que sí, pues igual resulta que es una buena seleccionadora. Yo desde luego no la quitaría. Digamos que esa ficha no, no la tocaría”. Ahora con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de París 2024, Carmen Arce prefiere mantenerse cauta, aunque sabe que la selección cuenta con grandes jugadoras y considera que realizarán una gran actuación en la competición.
52 años han pasado desde que Carmen Arce debutara como la primera portera de la historia de la selección española de fútbol, desde entonces, el conjunto nacional ha participado en Eurocopas, Mundiales y, puede, que en los JJOO. Pero, sobre todo, se ha avanzado en derechos y condiciones, ahora existe un salario mínimo, las jugadoras pueden dedicarse exclusivamente a ponerse detrás de un balón a diferencia de ellas, de las pioneras, que tuvieron que hacer malabares para compaginar su pasión, el fútbol, con sus necesidades familiares, estudiantiles y de trabajo. Respecto a las generaciones venideras: “Que disfruten, que vivan con pasión el fútbol, pero que estudien mucho y que se labren un futuro, que mejoren no solo en lo físico, sino también en lo intelectual. Es muy importante dedicarte a tu pasión, pero también tener un plan B de una vida profesional después”.