Granada fue el epicentro de las decisiones transcendentales sobre el futuro del continente europeo y de la propia Unión Europea, pero también, la ciudad andaluza fue el lugar en el que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, volvió a pronunciar la palabra “amnistía”, una medida que ha copado el foco político desde las elecciones del 23 de julio.
Han tenido que pasar 105 días desde esa fecha para que el secretario general del PSOE la mencione, aunque sí se había referido a ella anteriormente ante la posibilidad de que se acometa. De hecho, este jueves, también en Granada, Sánchez admitió por primera vez que negociaba esta medida con los grupos independentistas.
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Ni más ni menos, lo ha hecho en su comparecencia junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. El todavía líder del Ejecutivo en funciones ha hecho referencia expresa a esta exigencia de Junts y ERC para dar su apoyo a la investidura de Sánchez a propósito de una pregunta sobre la propuesta de amnistía elaborada por Sumar.
Se desmarca de la propuesta de Sumar
“Nosotros conocemos la propuesta de Sumar, como conocemos la de otros partidos políticos en relación con la amnistía. Sí quiero decir, que no es la propuesta del Partido Socialista”, ha sostenido Sánchez. “El deber de todos los partidos es tratar de trabajar por entendernos y lograr cuanto antes un gobierno en España”, ha dicho para recalcar que “no habrá acuerdo hasta que todo esté acordado”.
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Ante las críticas de la derecha a esta eventual medida, Sánchez ha defendido que la amnistía “no deja de ser una forma de tratar de superar las consecuencias judiciales a la situación que vivió España con una de las peores crisis territoriales de la historia de la democracia en el año 2017″, pero ha rechazado una vez más que exista un acuerdo en este sentido. “Estamos en plena negociación”, ha dicho para agregar que cuando este “se produzca” será “transparente y público”.
También, que irá en la línea de sus políticas aplicadas de “progreso y convivencia en el marco de la Constitución”. Asimismo, ha defendido las conversaciones con los partidos independentistas, criticadas incluso por parte de la vieja guardia del PSOE, al limitarse a dar forma al resultado emanado de las urnas. “Los españoles han hablado. Nos han dicho que este es el reparto de fuerzas políticas, pónganse de acuerdo y tengamos un gobierno estable”.
“Lo lógico es que esté negociando con los grupos para que haya un investidura y ese es el mandato de los españoles”, ha recalcado el líder de los socialista, que ha insistido en enmarcar las conversaciones con los distintos grupos del arco parlamentario en la “plena normalidad democrática”.
Con este gesto de mencionar el elefante en la habitación, Sánchez da un nuevo paso hacia su investidura, que pasa por una ley de amnistía a los encausados por el procés catalán. La aritmética parlamentaria que dejó el 23 de julio obligó a poner esta iniciativa en el foco, ya que Junts y ERC exigieron desde el primer momento esta medida para explorar su apoyo a una investidura de Sánchez. Esta, aunque no tiene aún fijada la fecha, cada vez está más cerca de prosperar.