Sos del Rey Católico, uno de los pueblos medievales más bonitos de España y escenario de películas

Su rico y variado patrimonio y sus increíbles paisajes naturales hacen de la localidad de la provincia de Zaragoza una de las 30 más bellas del país, según National Geographic

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Sos del Rey Católico es uno de los pueblos medievales más bonitos de España (Shutterstock)

Si hay una Comunidad Autónoma que se posiciona en lo alto del ranking de las más bonitas de España, esa es Aragón. Su territorio alberga uno de los pueblos medievales más bellos del país: Sos del Rey Católico, en la provincia de Zaragoza. Su rico y variado patrimonio, sus calles empedradas, sus prominentes cuestas y sus paisajes naturales de cuento, sitúan a este lugar entre los destinos favoritos para visitar. Tanto es así que National Geographic lo ha colocado entre los 30 mejores del país.

En 2022, el castillo de Loarre se coló entre los 15 más bonitos del mundo, según National Geographic. El comparador británico Uswitch situó a Albarracín como uno de los pueblos más bonitos de Europa. Pero esto no es todo: el Parque Natural de Ordesa fue elegido como lo mejor de Aragón por los seguidores de Lonely Planet España, imponiéndose al Parque Nacional de Aguas Tuertas como lo mejor de los Pirineos. Todo ello demuestra que esta autonomía está acostumbrada a contar con territorios que merece la pena descubrir.

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¿A qué se debe su nombre?

Su nombre hace honor al nacimiento en 1452 del que sería el esposo de Isabel de Castilla. En el siglo X, el pueblo se transformó en uno de los baluartes cristianos en la Reconquista. Su nombre era Sos. Siglos después, nació en el Palacio de Sada el que se conocería como el rey Fernando el Católico. Esto hizo que, con el tiempo, Sos pasara a ser Sos del Rey Católico.

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Sus calles empedradas sitúan a este lugar entre los destinos favoritos para visitar (Shutterstock)

Qué ver en Sos del Rey Católico

El encanto de Sos del Rey Católico, en la comarca zaragozana de las Cinco Villas, ha quedado más que demostrado a lo largo del tiempo. Y es que es precisamente mucha historia lo que tiene, hasta el punto de que viajar a esta localidad del norte de Zaragoza es como hacer un viaje en el tiempo.

Su máximo esplendor lo vivió en el medievo. Conserva buena parte de lo que fue: su espectacular muralla, que se debe disfrutar en toda su belleza, por lo que es aconsejable recorrer el pueblo también por fuera, no solo por dentro. No hay que olvidar su judería medieval, el castillo que corona la villa, aunque no es la original, que era de madera, la enigmática plaza de la Villa, donde se localiza el Ayuntamiento, así como sus casas antiguas y sus construcciones religiosas o el Palacio de Sada. Por supuesto, no puede faltar la Iglesia de San Esteban, la Ermita de Santa Lucía y el Monasterio de Valentuñana.

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Viajar a esta localidad del norte de Zaragoza es como hacer un viaje en el tiempo (Shutterstock)

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Sus calles esconden edificios de gran belleza de la arquitectura civil aragonesa del siglo XVI. Para acceder a él, hay que atravesar un portalón que conduce a la Plaza de la Villa, y un pasadizo abovedado que dirige a la iglesia de San Esteban, que está junto a una torre del antiguo bastión.

Además, los turistas no pueden irse del pueblo sin ver el Palacio de la Seda, que ahora aloja un Parador de Turismo, la iglesia de San Martín de Tours, de factura tardorrománica, y las distintas ermitas que están dispersas en los alrededores.

Curiosidades de Sos del Rey Católico

Sos del Rey Católico tiene muchos puntos positivos y uno de ellos es que este pueblo es ideal para los amantes del cine español, ya que allí se rodó la película El Vaquilla. Varios de sus habitantes aparecieron en ellas como extras. De hecho, ese pasado cinematográfico se puede recordar en un pequeño museo que hay en la villa.

Por tanto, no solo es posible descubrir los lugares tan emblemáticos que se han detallado con anterioridad, sino que pasear por sus empedradas calles será como trasladarse a una escena de película. A ello también contribuyen sus fachadas de piedra con sillares y escudos, sus barandillas de forja o sus ventanas góticas y renacentistas.

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