Lo que comenzó como una aventura para acudir al Mundial de fútbol en Qatar ha terminado convirtiéndose en una auténtica pesadilla para Santiago Sánchez Cogedor, el español que lleva un año encarcelado en Irán acusado de espionaje. Con un propósito “solidario y ecologista”, en enero de 2022 este hombre de 42 años emprendió a pie un viaje de 7.000 kilómetros desde San Sebastián de los Reyes, en Madrid, con destino al emirato, pero nunca llegó porque ocho meses después, en octubre, fue detenido por las autoridades iraníes.
Santiago, que pasó un mes en la frontera de Ucrania ayudando a los refugiados cuando estalló la guerra, llegó a Irán cuando el país se estaba viendo sacudido por las protestas masivas que desató la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, que fue torturada por la policía religiosa islámica por no llevar bien colocado el velo. Varias personas le sugirieron entonces que visitara el cementerio donde se encontraba la joven y fue allí, al visitar la tumba, cuando le arrestaron.
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Además, según las autoridades del país persa, Santiago había fotografiado con su móvil un edificio militar junto a una población kurda, minoría que sufre una fuerte discriminación por parte del régimen iraní y a la cual señaló como principales hostigadores de esas protestas multitudinarias.
Cargos que no han sido desvelados
Santiago fue acusado de espionaje a pesar de que no hubo acusación formal ni juicio y ya ha cumplido un año en la cárcel. Su familia y amigos no han dejado de insistir en su inocencia y piden a las autoridades españolas que “hagan algo más” para lograr su liberación, si bien reconocen que el embajador de España en Irán, Ángel Losada, “está trabajando de manera incondicional” en estos meses.
“Santiago está desesperado, muchas veces me llama llorando porque ya son más de 365 días en la cárcel”, cuenta a Infobae España Jorge García, un amigo cercano, quien recuerda que a finales de septiembre estuvo varios días en huelga de hambre porque le dijeron que saldría en junio, pero el tiempo pasa y su liberación no llega. “Él dice que es como llegar a la meta de una maratón asfixiado y que te pidan esperar más tiempo”.
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Santiago volvió a comer después de que las autoridades de la prisión y un médico le visitaran “y le devolvieran unos libros que le habían retirado y unas figuras de madera que hace en un taller con las que se entretiene”, si bien García advierte que su amigo ya ha perdido siete kilos. “Imagina que una persona normal y corriente como él se encuentra con esa situación, está desesperado”, insiste, al igual que sus padres y hermana.
Pese a todo, la familia y los amigos confían en que Santiago pueda recuperar pronto la libertad, tal y como le ocurrió a la joven española Ana Baneira, que pasó 138 días detenida en una prisión iraní acusada de participar en las protestas por la muerte de Mahsa Amini y que fue liberada a finales de febrero. Baneira explicó después a la prensa que nunca la detuvieron en el marco de una manifestación, sino en una estación de servicio cuando viajaba en coche hacia la ciudad de Persépolis.
Albares pide su liberación
Este miércoles el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en funciones, José Manuel Albares, ha reclamado la liberación de Santiago durante un acto en Madrid con motivo del 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Desde allí, ha censurado un “retroceso insoportable” de los derechos de las mujeres y las niñas en países como Irán o Afganistán, según informa Europa Press.
“Aprovecho para exigir una vez más la liberación por parte de Irán de Santiago Sánchez, injustamente retenido en ese país desde hace más de un año”, afirmó el jefe de la diplomacia española durante su intervención, calificando a su vez de “inaceptable” la represión que ejerce el país contra las protestas por la defensa de los derechos y libertades de las mujeres.