Caminando por grandes ciudades españolas como Madrid, Valencia o Barcelona se pueden contemplar multitud de edificios de toda índole. Algunos de ellos son toda una proeza y obra arquitectónica, mientras que otros responden a tramas corruptas, caprichos de empresarios o simplemente, a nada. ¿Se han parado alguna vez a conocer el motivo real de la construcción del obelisco de Calatrava o del edificio de Nuevos Ministerios? Seguramente que no, pero gracias al Pormishuevismo podemos conocer todas estas historias.
Muchos se preguntarán que es el Pormishuevismo, pues se trata de “un movimiento constructivo que nos permite hablar de dos disciplinas creativas que han arrasado en nuestro país: la especulación urbana y el ‘salchicherismo’ inmobiliario”. Así lo define Erik Harley, creador de este movimiento y del libro Pormishuevismo. Ruta por la España del ladrillo (Anaya Touring). Gracias a las redes sociales, dio a conocer este fenómeno constructivo, y ahora, lo enseña a través de 12 fascinantes rutas a través de todo el territorio español.
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Estos recorridos son de una amplia variedad temática, pues van desde exposiciones universales, rotondas imposibles, juegos olímpicos y rascacielos a pie de playa. Así, Infobae España ha tenido el privilegio de disfrutar de la ruta pormishuevista que recorre Madrid desde la estación de Nuevos Ministerios hasta el obelisco de Calatrava y las Torres Kio, de la mano del dicharachero, divertido y enérgico Erik Harley.
Nuevos Ministerios y BBVA
El edificio de Nuevos Ministerios es la primera parada de este interesante recorrido de alrededor de dos kilómetros y medio, pero ¿qué le hace ser tan pormishuevista? Pues bien, el complejo fue promovido por el Ministerio de Obras Públicas y diseñado en 1933 por el arquitecto y urbanista Secundino Zuazo, quien se inspiró en El Escorial. Si uno observa una foto del edificio a vista de pájaro, puede contemplar como su estructura simula una hoz y un martillo, el símbolo por antonomasia del comunismo.
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Paradógicamente, esta construcción se concluyó en 1942, en pleno franquismo, por lo que este aspecto no cuadra mucho. Hay quien puede pensar que esto fue un error de cálculo, pero nada más lejos de la realidad, pues se fue por falta de dinero en la época. Así, los planos originales revelan como en la zona que recrea la hoz, debería ir un pequeño rascacielos, que debido a la posguerra no se edificó.
El siguiente edificio es la torre BBVA o Castellana 81, una gran construcción de 107 metros de altura que destaca por el precioso color cobrizo de su fachada, las pasarelas exteriores en cada planta a modo de voladizo, la forma redondeada de sus esquinas o el gigantesco logotipo visible en la cúspide. Sin embargo, su construcción contaba con un problema, pues a tan solo 10 metros de profundidad pasa el túnel del tren. Para resolver este asunto, se decidió edificarlo de la forma tan peculiar que se puede observar hoy en día.
Si uno se fija, puede ver como algunas plantas son más anchas que otras. Esto permite entender su distribución arquitectónica, pues configura un rascacielos formado por seis edificios de cuatro plantas puestos uno encima del otro. Esta decisión permite que cada cuatro plantas haya una libre de columnas, pues las que tiene por encima se apoyan grácilmente sobre un forjado de hormigón en voladizo. Y así sucesivamente.
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Azca y la Torre Picasso y el misterio del Windsor
La zona de Azca pasó de ser uno de los núcleos más lujosos de Madrid a un espacio donde la delincuencia se adueñó en los años 90. Consisten en una manzana de unas 19 hectáreas compuesta por diferentes construcciones: edificios residenciales y de oficinas, establecimientos comerciales o plazas. Su construcción estuvo a cargo de Antonio Perpiñá, el cual se inspiró en el Rockefeller Center de Nueva York (o eso dicen). En el centro de este conglomerado se alza la conocida Torre Picasso.
Puede que os suene su fachada y arquitectura, pues es bastante similar a las Torres Gemelas de Nueva York. Esto se debe a que su arquitecto: Minoru Yamasaki, fue es el artífice de ambas construcciones. A día de hoy, el famoso rascacielos madrileño pertenece a Amancio Ortega, el cual se lo compró a Esther Koplowitz por la módica cuantía de 400 millones de euros en 2011. Igualmente, ha sido objeto de numerosos sucesos de toda índole, desde escenario en la película Cierra los Ojos, hasta objetivo de un atentado terrorista de ETA, afortunadamente evitado.
En la misma plaza, un poco a la izquierda de la Torre Picasso, se ubicaría el edificio Windsor si no hubiera sido calcinado. A día de hoy, su espacio lo ocupa la Torre Titania, pero a día de hoy, su incendio sigue siendo algo inexplicable. Se construyó entre los años 1974 y 1979 y perteneció a los Reyzábal, una familia que amasó una gran cantidad de dinero procedente del cine durante la etapa del Destape.
La noche del 12 de febrero de 2005, el Windsor emergió en llamas. Inicialmente, se dijo que su origen residía en un cigarro mal apagado por parte de una directiva de Deloitte. Sin embargo, con el paso de los años, se han sacado a la luz varias teorías que involucran al entonces presidente de BBVA, Francisco González, y al excomisario Villarejo. Casi nada.
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El Palacio de Congresos, el Santiago Bernabéu y el INE
Siguiendo por la Castellana se llega hasta el Palacio de Congresos de Madrid. Este edificio es uno de los más curiosos de Madrid, pues en su fachada se puede observar un mural de Joan Miró. La edificación es propiedad del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y su construcción se finalizó en 1970. Sin embargo, el edificio permanece cerrado desde 2012 debido a una reforma que iba a durar pocos meses y lleva ya más de diez años. De hecho, ni se va a llevar a cabo.
Dentro no hay mucho que ver, pues en 1995 hubo un incendio que destruyó parte de su interior. “No fue un cortocircuito ni tampoco una causalidad. Al parecer, fue un incendio intencionado, ya que los expertos que analizaron el siniestro detectaron la presencia de acelerantes para el fuego estratégicamente situados”. De hecho, pocos años después se planteó una jugosa reforma que incluía un gran complejo de oficinas que por suerte no se llevó a cabo.
El estado Santiago Bernabéu tampoco se libra de ser pormishuevista. Las todavía reformas del templo merengue se han valorado en cerca de 800 millones de euros, y no es que ofrezcan nada nuevo a Madrid, sino que es una edificación hecha porque pueden. Al igual que el edificio que ocupa el Instituto Nacional de Estadística (INE), o mejor dicho, ocupaba.
Pues debido a su errónea y catastrófica edificación, actualmente se encuentra vacío debido a los constantes problemas que atesoraba. Por si esto fuera poco, su fachada destaca por ser un catálogo de colores, todos diferentes y que presentan a su vez un tono musical.
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Las Torres Kio y el obelisco de Calatrava
La última parada de este recorrido pormishuevista es plaza de Castilla. Allí se ubican las icónicas Torres Kio y una de las construcciones más controvertidas de Madrid: el obelisco de Calatrava. En lo referente a las Kio. Estas torres ocupan uno de los espacios más transitados de la capital.
Todo el mundo las conocen y no es para menos, pues su inclinación es bastante llamativa, pero ¿por qué no se caen? Esto se debe a que en su interior tiene un núcleo de hormigón vertical mucho más ancho en la parte inferior y externa, lo que funciona de contrapeso y facilita su estabilidad. Además, las fachadas están configuradas de en forma triangular, lo que le da otro plus de estabilidad, así como el sistema de cables recorre las fachadas exteriores.
Por su parte, el obelisco de Calatrava se puede considerar uno de los máximos exponentes del Pormishuevismo. Sus obras empezaron en el año 2007 y tiene una altura de cerca de 100 metros. Un inmenso punto dorado que poca utilidad tiene a día de hoy. De hecho, su construcción costó unos 14 millones de euros, ahora solo vale 100.000. A esto se le suma que Calatrava quiso que fuera una escultura en movimiento, así lo diseñó con 462 lamas de metal articuladas. Sin embargo, esto duró poco, pues pocas semanas después de su inauguración se rompió.