El renacido Ferran Torres sella una trabaja victoria del Barça ante el Oporto

Los de Xavi se adelantan y sufren en exceso para marcharse de Do Dragao con el triunfo y el liderato del grupo

Guardar
Los jugadores del Barça celebran el gol de Ferran Torres (REUTERS).
Los jugadores del Barça celebran el gol de Ferran Torres (REUTERS).

El Barça salió vivo de una encerrona. La que le preparó el Oporto en su visita a Do Dragao y de la que salió con irregulares sensaciones, pero el paso adelante que necesitaba en Champions. Solventó el partido más complicado de su fase de grupos gracias a un gol de Ferran Torres, los reflejos de Ter Stegen y la fortuna del VAR que esta vez cayó de su lado en un partido que no espanta los fantasmas de las pasadas ediciones, pero sí deja los octavos de final más cerca.

Competir en la Liga de Campeones a veces es esto. Transitar por la cornisa sin caerse por el precipicio cuando tienes un mal día en lugar de caer derrotado. El triunfo tiene más mérito aún si se echa un vistazo a la enfermería cuyos inquilinos no son otros que Pedri, De Jong y Raphinha y a la que se ha unido Lewandowski tras marcharse lesionado por una entrada de Carmo. Balde, Lamine Yamal, Kounde y Joao Félix, muy pitado en Do Dragao por su pasado en el Benfica se echaron el equipo a la espalda.

Lewandowski de Do Dragao a la enfermería

Debido a las mencionadas ausencias, el once titular de Xavi Hernández no podía ser demasiado innovador. Solo presentó dos cambios respecto al que venció, también por la mínima, al Sevilla el pasado viernes. Entró Araujo por Christensen en el centro de la zaga, lo que desembocó en el desplazamiento de Koundé al perfil del zurdo, y volvió Oriol Romeu al mediocentro. Lamine Yamal se mantuvo en el once a sus 16 años por delante de Ferran y hasta de un Fermín que opositó como cuarto centrocampista.

El inicio del partido fue una declaración de intenciones. Dos minutos le duró la primera posesión del Barça tras el saque inicial, pero estéril, en campo propio y hasta que la perdió Oriol Romeu, una señal de lo que se avecinaba. Un Oporto esperando en su campo sin prisas y preparado para salir a la contra en cuanto recuperaba la posesión El Barça, tan dominador como prudente, intentó minimizar riesgos en el pase para evitar transiciones.

Los dragones, con un juego muy vertical que no necesitaba mucha posesión, llegaban demasiado fácil, pero sin crear peligro real. Con el paso de los minutos el partido cambió de color gracias a Lamine Yamal y un omnipresente Joao Félix, que se crecía con los pitos de la grada. Ferran confirmó las sensaciones tras condenar un error en la salida de balón lusa. Recibió de Gundogan y batió por bajo a Diogo Costa.

Paso adelante del Oporto y el VAR como aliado

No se puede decir que el resultado fuese justo porque el Oporto no se sentía inferior ni sometido. Y quizás por eso el equipo portugués fue más agresivo en la presión tras el descanso. Achicaba aguas el Barça como podía. Koundé le quitó de la bota a Pepé el empate en un mano a mano. Taremi cabeceaba fuera un centro de Romário Baró, Ter Stegen sacaba un remate a bocajarro de Wendell, otro disparo de Taremi y una rosca de Galeno se marcharon fuera… el Barça sobrevivía por inercia.

Sin embargo, aún faltaba la traca final. Taremi controló dentro del área, Cancelo se cruzó y llevó el balón con la mano, penalti. Anthony Taylor tenía muy clara su decisión, pero el VAR la rectificó al considerar que el delantero del Oporto se había acomodado el balón con el brazo. El iraní también vio como un gol suyo de chilena no subió al marcador por fuera de juego. Los últimos minutos fueron un suplicio, con Gavi expulsado y el Barça aculado en su área para defender un triunfo que le da tres puntos, pero que no logra espantar los fantasmas de las pasadas ediciones.

Guardar